Cables que atraviesan las calles. Canales de drenaje para la lluvia que desembocan en vías sin rejillas de evacuación. Un local social sin abrir y zonas llenas de arbustos secos o malas hierbas. Son elementos habituales en las calles de Villajovita, una barriada de Ceuta que reclama un cambio definitivo.
Linsandin Mohamed, presidente de la asociación vecinal, ha invitado a El Faro a personarse en la zona para ver cuáles son sus peticiones y sus necesidades. Una caminata que se resume en espacios sin edificar plagados de maleza sin tratar, cables que cuelgan por las calles, callejuelas sin nombre, canales de drenaje sin rejillas de evacuación o zonas donde el alumbrado es escaso.
El ceutí se muestra disconforme tras los dos proyectos ejecutados en la barriada, uno para la accesibilidad en 2021 y otro de actuaciones relacionadas con esta primera en 2023. A lo largo de esta visita, recoge quejas de vecinos de la zona mientras pasea y muestra las faltas o mejoras que reclaman.
La primera parada del trayecto es el local social que continúa con el cerrojo echado. Barandas de hierro de obra y ladrillos muestran cómo aún permanece sin uso. La primera iniciativa que se desarrolló en esta urbanización contemplaba, en relación a esta estancia, “subsanar las deficiencias interiores que presenta”, según el pliego publicado en la plataforma de contratación. Actualmente, en el 2024, Mohamed se pregunta por qué está sin terminar. “Cinco años reivindicándolo”, comenta. Señala los tubos de hierro y asevera que “es un peligro. Se pueden caer encima”. Una malla metálica impide la entrada al edificio en obras. “Esta era la puerta que teóricamente era el acceso. Había una provisional y ahora la han soldado con una chapa ahí”, explica.
El presidente de la entidad da unos pasos. Se queda quieto y muestra otra de las denuncias del vecindario. No hay una señal de contramano que avise a los conductores que suben la calle Rampa Pedro Mata que no pueden dirigirse a la vía donde está el local social.
Residente en la barriada: "Hace quince años era de los mejores. A día de hoy está abandonado en todos los aspectos”
“Esta es la parte que desde la que accedemos. Dependemos de ella para ir a Villajovita, que es la entrada desde el Mixto. Es un carril de sentido único. Los coches no pueden pasar”, aclara. La ausencia de la señalización “está derivando a que vecinos al ver que la placa no está pasen por aquí. Casi se producen dos accidentes de aquí”, menciona.
Mohamed pide asfaltar la calle Leandro Fernández de Moratín para crear en ese punto una abertura para facilitar el tráfico y ahorrar el paso por el Mixto para llegar a Villajovita.
Enfatiza que, a su juicio, esta medida, beneficiaría a los residentes y se evitarían atrasos en la llegada de vehículos de bomberos o de una ambulancia en caso de emergencia. La ruta continúa por las murallas Meriníes, donde, según el ceutí, fue prometido soterrar los contenedores y la colocación de vallas para evitar orines de mascotas en la zona ajardinada. A su vez denuncia que este patrimonio “está abandonado”. Otro de los cambios esperados es la incorporación de depósitos para reciclaje.
Antes de entrar a la calle Calderón, indica unas vallas de una reforma que llevan unos días sin ser recogidas. Otra de las quejas son los canales de drenaje que, al rematar, no cuentan con una rejilla de evacuación que evite que el agua se esparza por las calles de los vecinos.
Linsandin, presidente de la Asociación: "Reitero las quejas de los vecinos. No pido nada para mi persona. Los represento a ellos”
Algunas de estas vías no tienen nombre. Ningún azulejo las identifica y aún permanece un cartel provisional en Leandro Fernández Moratín en lugar de lucir letras en cerámica. Los cables se extienden como brazos por las fachadas. Cruzan las casas y cuelgan.
Esta es otra de las peticiones de estos residentes; recogerlos y colocarlos de forma que queden plegados. Una vecina sale de su umbral. Su casa también está rodeada de esta maraña eléctrica.
Confiesa que la situación le produce inseguridad y cuenta que, en la casa de enfrente, ardió una caja de alumbrado, donde queda una silueta negra.
A esta problemática se unen los matorrales secos y las hierbas que crecen y ocupan la zona entre Villajovita y la Loma del pez. Temen que se produzca un incendio o que se genere un foco de insalubridad. “No vienen a mantener esto. No se hace nada”, declara. Piden también soluciones para la grieta del instituto Almina y un parque para los niños.
Otra de las demandas más importantes dentro de este listado es la inclusión de rampas y accesos que faciliten el día a día a los vecinos con movilidad reducida que, actualmente, encaran distintas barreras arquitectónicas que dificultan su paso por el barrio.
Los vecinos de la barriada reclaman que su barrio se transforme para pasear por unas calles iluminadas y cuidadas.
A ojos de los vecinos, sobre todo los que han pasado ya media vida, en el barrio hay “dejadez”. Varios de ellos hablan con Mohamed. “Hay mucha diferencia”, comenta uno.
“Hace quince años era un barrio de buena convivencia, de los mejores. A día de hoy está abandonado en todos los aspectos”, asevera otro. Mohamed señala que, también, se dan actos de incivismo en el barrio. Basuras arrojadas que aparecen por las calles.
El presidente de la asociación vecinal destaca que, sus denuncias, son por la mejora del vecindario. “Reitero las quejas de los vecinos. No pido nada para mi persona. Los represento a ellos”, concluye.
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