¡A la embestida con él!”, decían. “¡Métele, métele!”. “¡Con dos cojones que se caguen todos!”. Ahora la fiscal superior de Andalucía, Ceuta y Melilla, Ana Tárrago, abre expediente para investigar a las personas que vertieron esas expresiones animando a los narcos a consumar el ataque a los guardias civiles.
Cuando un caso adquiere una relevancia mediática como ha sucedido con la tragedia de Barbate solemos asistir a la lectura de este tipo de informaciones. La Fiscalía se propone actuar sobre unos comentarios recogidos en vídeos que terminaron viralizándose, calmando de esta manera la crispación social existente por lo ocurrido.
Llevamos años asistiendo a ese linchamiento social contras las fuerzas de seguridad y otras profesiones públicas mediante difusión de vídeos de este tipo y comentarios en redes sociales sin que, hasta el momento, haya existido la más mínima acción para parar ese calor que se da a los delincuentes, a los narcos, a los pistoleros, a los criminales… usando en buena parte perfiles falsos.
Investigar quiénes fueron los que jalearon a los narcos para asesinar a dos guardias civiles supone una respuesta inmediata a esa conmoción general extendida por lo ocurrido, pero no servirá más que para llenar algunos titulares si no se trabaja en esa quiebra al sistema que se ha generado con estos comportamientos.
Hace tiempo que se tendría que haber actuado para parar la sinrazón a la que nos enfrentamos, con comentarios en redes sociales contra policías y guardias civiles tras la práctica de operaciones delicadas en las que incluso se meten con sus familias llegando a identificarlos, con mensajes escritos que tienen la misma fuerza que esos vídeos en los que escuchamos a unos descerebrados jactándose de lo que hacen unos criminales en el mar.
No se ha hecho, tampoco se han adoptado medidas para blindar el despropósito de unas redes sociales que han llevado a que personas sufran linchamientos públicos hasta el punto de tener que recibir atención médica al llevar al límite su salud mental. No es solo un vídeo viralizado, es mucho más. Pero como confundimos los límites de lo que se puede y no decir pues suceden estas cosas.
La fiscalía podría preguntarse qué diferencia hay entre los vídeos jaleando a estos narcos en concreto y todos los demás comentarios que se hacen cuando se llevan a cabo operativos antidroga o contra bandas organizadas. Comentarios que instan a atentar contra quienes se posicionan al lado de la ley.
Para mí no existe ninguna diferencia pero se permite que no haya límites creándose un poso que luego da pie a todo esto: a que haya quienes admiran a los delincuentes e incluso hoy estén buscando justificaciones a lo que ha sucedido.