La vida de una persona puede cambiar en cuestión de segundos. Esta misma afirmación, o similar, la hemos oído todos alguna vez en nuestra vida. Esta filosofía es la que sigue Alejandro García Navarro durante sus charlas de motivación y superación en los colegios. Este exmilitar y policía marbellí, conocido como Alejandro Navarro Deportista en las redes sociales, sufrió un accidente doméstico en 2013 -se resbaló de un muro del jardín de su casa y se golpeó la nuca- que lo dejó tetrapléjico. Ahora, en vez de lamentarse, cada día se levanta pensando en cómo seguir avanzando y superando los retos que le plantea la vida.
Navarro realizó su servicio militar en Ceuta, en el año 96. “Tengo muy buenos recuerdos”, afirma. Después de realizar su año de servicio fue trasladado a Ronda, aunque seguía volviendo para realizar maniobras o retenes. “Volvíamos para hacer maniobras alrededor de Ceuta, marchas e incluso carreras”, recuerda. Perteneció a la V Bandera de La Legión, donde ahora se encuentra la IV Bandera. “Tengo, sobre todo, recuerdos de la hermandad que se creó allí. Recuerdos fantásticos”, rememora casi con añoranza.
La última vez que estuvo en la ciudad fue en 2005, ya que después entró en la Policía Nacional, donde estuvo casi diez años. Ya no ha vuelto desde entonces. “Lo tengo pendiente”, asegura.
Las guardias realizadas son, probablemente, los recuerdos que más atesora este deportista. Uno de esos retenes sigue estando presente en la memoria de Alejandro, ya que fue una de las mejores visiones y experiencias que le regaló Ceuta. “Cuando no había fronteras, por la Torre Mendizábal, desde un pueblo de Marruecos, cientos y cientos de personas, la mayoría mujeres, iban y venían todos los días con la cabezas, y a veces hasta los hombros, llenos de enseres”.
Esta visión tan tradicional en la época, a Alejandro le despertó un sentimiento hermoso. Le parecía algo espectacular, atractivo. “Yo lo viví y me pareció muy curioso. Era una cosa tan natural”, afirma. Esa imagen aún sigue rondando por su cabeza. Para el exmilitar, ese recorrido diario por la frontera era como la forma de vivir de allí. Sin embargo, ahora se lamenta de ver “las fronteras tan corruptas por el tema de la inmigración”.
Su promoción fue una de las últimas, según cuenta a El Faro, en hacer guardias en la frontera. “Las hacíamos en una garita pequeña allí mismo”, comenta. Pero estos retenes fronterizos no son los únicos que Alejandro revive en su memoria. Además de ser los últimos en hacer guardia en la frontera, también fue de los últimos en vigilar el Príncipe. “Es el único sitio donde yo he pasado miedo haciendo guardia”. Esto le ocurrió durante su estancia haciendo el servicio militar. Alejandro, para ese entonces, tenía unos 18 años. Quedó impresionado con lo que vivió en este lugar.
“Todo el recuerdo que tengo es bonito. Aunque también tengo recuerdos agrios, obviamente. Pero no dejan al final de ser recuerdos bellos”, apunta Navarro. Durante su estancia en Ceuta, este exmilitar vivió un momento complicado. Un teniente había sido asesinado y ellos se habían acuartelado dispuestos a todo. Pese a este momento amargo, Alejandro asegura que volvería a pasar por todo. “Todos los recuerdos son entrañables. Mi paso por Ceuta me hizo mejor persona, me hizo más hombre”, añade.
Alejandro tiene pendiente volver y ver cómo ha cambiado. Cada vez que volvía a Ceuta para realizar algún retén, encontraba la ciudad más cambiada. “Cuando yo estuve allí se inauguraron las piscinas del Parque Mediterráneo y el paseo marítimo estaba haciéndose por ese entonces”, cuenta.
Actualmente, Navarro se dedica a realizar charlas de motivación y superación en colegios “o donde me llamen”, confiesa. Esta actividad la lleva a cabo a través de ‘Asociación Alejandro Navarro’, una entidad sin ánimo de lucro con la que ayuda a terceras personas. En sus charlas, el exmilitar le cuenta a los jóvenes su vida antes del accidente. Él siempre les habla de todos los deportes de riesgo que hacía y les enseña un poco lo que es el valor de la vida. “Intento concienciar a la gente que los únicos problemas que hay en la vida son la muerte y la salud. Todo lo demás son temas circunstanciales”, señala.
Presenta una discapacidad del 92% y esta no le impide superarse a diario. Antes del accidente, realizadaba maratones y ultramaratones. Ahora, cada año, Alejandro Navarro se plantea un reto que pone a prueba su capacidad. El último fue en Estepona, en octubre del pasado año. El deportista subió el Puerto de Peñas Blancas en cuatro horas y media. “Yo había calculado que lo haría en unas 6 ó 7 horas”, confiesa. Durante los 14,5 kilometros que tiene el recorrido, Alejandro estuvo acompañado por 250 personas que hicieron la subida con él. “Cuando lancé el evento pensaba que vendrían cuatro gatos”, comenta divertido. Ahora está preparando su próximo reto, del cual no ha querido adelantar nada. ¿Cuál será? ¿Lo veremos próximamente por Ceuta? Sólo el lo sabe.