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Sara, víctima de incendio, trasladada a una residencia

Sara Arabia está viva de milagro. A sus casi 80 años intenta asimilar lo ocurrido hace hoy una semana en la Estación Ferrocarril, en Ceuta. La rápida intervención de sus vecinos evitó que muriera quemada por unas llamas que han terminado por destrozar prácticamente su casa.

Este sábado denunciaba su desamparo ante las cámaras de FaroTV, llevaba en el mismo hogar, viviendo entre cenizas y con una casa amenazando cualquier desprendimiento. Nadie, en casi una semana, se había interesado por ella. A las 13:30 horas se ha procedido a su traslado a la residencia Nuestra Señora de África.

Por el incendio presentó denuncia en la Policía contra su propio hijo por estos hechos. Eso duele, y mucho, pero más el haberse visto sola, teniendo que dormir en una casa cuyo techo podía desprenderse, respirando constantemente el olor a quemado y con frío.

A las 9:56 horas llamó pidiendo ayuda porque se encontraba sola, llorando, con miedo. Se presentó en su hogar la Policía Local y los Bomberos, que ya previamente habían hecho informes el día del suceso. Después Sara compartió su historia con este periódico, llorando viéndose sola. A las 13:30 horas la Policía Local ha procedido a su traslado a la residencia Nuestra Señora de África y el área de Fomento revisará la casa que tiene que ser apuntalada.

No ha sido hasta ese momento cuando Sara ha podido dejar su hogar, después de la publicación de este periódico y después de que la propia afectada pidiera ayuda pública.

No quiere perder su hogar pero tampoco puede vivir en estas condiciones, en una vivienda en riesgo. Nadie se había interesado por ella, urgía de inmediato que se pusieran en marcha los mecanismos oficiales para hacer algo consiguiendo que recupere cierta dignidad y deje de estas conviviendo literalmente con las cenizas.

“Necesito ayuda de todo el que pueda hacerlo, de quien tenga corazón. En la casa no tengo ya nada que remediar, voy a cumplir 80 años y no hago más que llorar. Llevo aquí una semana y nadie ha venido a verme. Estoy chupando todo el polvo del incendio, las cenizas. Estoy enferma. Necesito ayuda, ruego por favor si tienen familiares, madre, hijos… por favor háganlo por mí que necesito ayuda. Estoy viviendo entre cenizas, nadie ha venido a preguntarme ni nada de nada”, expresaba Sara entre lágrimas a las cámaras de FaroTV.

La ayuda de los vecinos fue clave para evitar la tragedia

Cuando las llamas estaban devorando su hogar su hijo no le ayudó a salir del domicilio. Fueron los vecinos de la misma planta los que la sacaron. Con la llegada de los Bomberos se controló una situación que pudo haber sido una auténtica tragedia ya que las llamas amenazaban con extenderse a otras viviendas próximas y existía temor de que pudiera producirse alguna explosión.

La afectada no quería dejar su casa, queda en shock intentando presa de los nervios hacer frente al siniestro. Sus vecinos fueron los que impidieron que permaneciera allí.

Sara ha denunciado el sufrimiento que arrastra con amenazas constantes de su hijo, que ahora está en prisión por otros hechos, habiendo temido por su propia integridad física hasta que ocurrió el incendio. Le había advertido en varias ocasiones que la casa era suya y que la tenía que quemar. Sara estaba sola en un hogar destrozado, necesitaba ayuda, que se evidencie la solidaridad de Ceuta y que actúen de inmediato los servicios sociales.

“Agradezco cualquier ayuda, que vean la situación en que estoy. Que tengan piedad de mí, de una mujer de 80 años. Tengo hijos y uno de ellos es el que me quemó la casa”, lamenta.

A las 13:30 horas, con una maleta, ha cerrado la casa para estar ahora viviendo en condiciones más dignas. Medida que se ha tomado hoy, una semana tras los hechos.

Durmiendo con un permanente olor a quemado

Sara no tenía a dónde acudir, por eso dormía en una casa cuyas habitaciones están afectadas por el incendio. Gracias a ayudas de vecinos le han dado luz, le ayudan con la comida, sacaron los escombros de todo lo que se desprendió…

Este sábado habían acudido los Bomberos para comprobar el estado de la casa tras las lluvias constantes de esta madrugada. Faltan ventanas, entra frío… no se puede vivir en estas condiciones. Su mensaje es claro y directo. A Sara había que ayudarla y con urgencia.

“No tengo a nadie, no tengo a dónde irme. Estoy viviendo aquí, la vecina me trae un plato de comida porque no puedo hacerme de comer. No tenía luz, me han ayudado. Os ruego ayuda, soy una anciana que no puede hacer nada”, decía.

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