Lo leí en el diario As, medio de comunicación intelectual y progresista, en noticia destacada y con un vídeo para que todos pudiéramos comprobar lo escandaloso del suceso. En el diario deportivo As, de amplia tradición cultural y filosófica en nuestro país. El mismo periódico que hasta hace muy poco -no sé si sigue haciéndolo- publicaba a diario en la última página la foto de cuerpo entero de una hermosa hembra con muchas curvas y poca ropa cuya relación con el deporte era totalmente desconocida. El mismo diario que durante décadas ha ignorado por completo el deporte femenino, y creo que ahora le dedica una minúscula sección, en el día de ayer publicaba de manera destacada y con alardes tipográficos de indignación la ignominiosa noticia: “Vergonzoso acto machista”. Tenía que ser muy grave el escarnio sufrido por una mujer para que As, que nunca ha sido precisamente un adalid de la militancia feminista, se revolviera de cólera ante la vejación y atropello perpetrado. Así que mi imaginación se disparó para poder calcular el alcance de la ignominia. Se trataba de una reportera de Mediaset, que entrevistaba a aficionados de la selección española después de la eliminación de esta en el partido contra Rusia. En el plano fijo del vídeo se veía a la periodista entrevistando a un hombre de mediana edad, y me temí exabruptos impublicables o actos vejatorios dignos del porno más zafio. Por parte del hombre, claro está. Imaginé al rudo machirulo pellizcando los pezones de la periodista, o una patulea de gañanes dando nalgadas a la reportera mientras entrevistaba a los forofos. Imaginé a un grupo de borrachos cantando obscenidades a la periodista del tipo “El conejo de la Loles”, o relatando a grito pelado sus intenciones o deseos más soeces respecto a María Gómez, que así se llama la periodista. O pensé que le habían metido una vuvuzela o un bolígrafo por el escote, como hizo nuestro expresidente José María Aznar a otra reportera hace algunos años. Algo así o mucho más grave, a tenor de la relevancia de la noticia, que ocupaba espacio destacado en un día plagado de acontecimientos deportivos de importante magnitud. Así que le di al play, entre curioso y atemorizado. Periodista, dirigiéndose al aficionado: “(…) pero tú me decías que el culpable de la eliminación está fuera del equipo, hablabas de Rubiales…”
Aficionado: “Bueno, yo… realmente… ¿cómo te llamas, guapa?
Periodista: “María, pero lo de guapa no hace falta…María, periodista…”
Aficionado: “Bueno, María… (y continúa con su opinión que relata de manera prolija y respetuosa). Pues de eso se trataba el “vergonzoso acto machista”. El aficionado (que por cierto mostraba unos modales y educación muy por encima de la media en estos eventos), había osado preguntarle el nombre a la periodista con la muletilla “guapa”, corroborando así una vez más la putrefacción de nuestra sociedad machista y heteropatriarcal. Supongo que el peligroso sujeto ya estará identificado y la fiscalía habrá actuado de oficio. Si no ponen a este individuo pronto a buen recaudo miles de manifestantes moradas tomarán las calles de toda España. Pero lo peor es que reconozco -con profunda vergüenza después saber gracias a As que se trata de “vergonzoso machismo”- que yo también empleo con frecuencia la muletilla “guapa”, al hablar con mujeres a las que quiero y respeto, como una muestra de afecto y galantería, pues poco tiene que ver el apelativo con la edad o belleza de mi interlocutora. Peor aún: admito que yo mismo he sufrido (más antaño que hogaño, qué pena) con frecuencia “agresiones” similares por parte de mujeres que me mentían con el mismo apelativo en masculino por afecto, cariño o simple simpatía. Se hace en todos los países, en todos los idiomas y en ambas direcciones. Guapo o guapa en muchas regiones de España, maco o maca en Cataluña, rey o reina en Baleares, riquiño o riquiña en Galicia, mi amol en el Caribe, darling o “luv” en inglés, etc. Vergonzoso machismo cuando se refiere a una mujer: no sé cómo se llama referido a varón, si es que tiene nombre. Por cierto, y a modo de curiosidad, la misma reportera se refirió a Munir, portero de la selección de Marruecos como “pibón”, y su comentario transcurrió entre risas y aprobación. Sin problemas. Sin vergüenza. Sin titulares ignominiosos. Admito humildemente que hay temas que se me escapan en esto de la igualdad.