La Asamblea de Ceuta no va a “eliminar” la fiesta de Navidad en 2022 ni va a “cambiar” el Día de Ceuta por la Pascua de fin de Ramadán, que se incorporará a la relación de catorce días inhábiles para el trabajo retribuido y no recuperables que el Pleno debe señalar cada año antes de que termine septiembre para el ejercicio siguiente.
No es verdad. Ni quiere ni puede, por mucho que Vox pretenda recuperar el falso debate que ya se vivió hace doce años, cuando la Corporación acordó no pasar en 2010 al lunes 16 de agosto la festividad de la Asunción de la Virgen para señalar como no laborable la Pascua islámica del Sacrificio. “No se cambia ninguna fiesta ni se cambia nada. Es decir, en absoluto. La fiesta del 15 de agosto sigue siendo la fiesta del 15 de agosto: en primer lugar, porque no se puede tocar, es intocable”, explicó el difunto Pedro Gordillo en la Cámara regional, donde defendió la inclusión de Eid Al Kebir en el calendario laboral por tratarse de “una de nuestras fiestas con gran impacto social”.
Ahora, lo mismo. Navidad seguirá siendo Navidad el 25 de diciembre, tan legalmente intocable como el 15 de agosto siempre que no coincida en domingo, igual que Año Nuevo, Viernes Santo, el Primero de Mayo, el 12 de octubre, Todos los Santos, la Constitución y la Inmaculada.
Ninguna de esas fechas puede dejar de estar pintada de rojo en el calendario. Igual que no se “cambia” por ninguna fiesta local el 1 de mayo de 2022, que tampoco se pasa al lunes aunque ello no ha generado polémica, no se ‘canjea’ la Natividad del Señor.
La Ciudad, como entidad mixta autonómica y municipal, tiene capacidad para señalar cuatro fechas locales cada año no laborables. Al margen de las nueve ‘blindadas’ por ley, entre los festivos nacionales que sí se podrían reemplazar por otros están Reyes y Jueves Santo. La enmienda de Caballas que se aprobará pasado mañana estipula precisamente que la Asamblea renuncia a hacer uso de esa potestad porque “se trata de fechas muy arraigadas entre los ceutíes”. Tan arraigadas como San Antonio, el día de la Patrona y las Pascuas islámicas del Sacrificio y fin de Ramadán, que reconocidas institucionalmente como tales o no dejan la ciudad a menos que medio gas.
Frente a ese ejercicio de realismo y pragmatismo, no solo político sino también económico, la ultraderecha apela a la existencia de “raíces occidentales y cristianas” supuestamente incompatibles con la mitad de los caballas. Hace tiempo que multitud de Convenios Colectivos y el calendario escolar hicieron suya la realidad que niega Vox.
De hecho, ha sido su radicalización la que ha empujado al PP, para no dejar a la ciudad sin calendario laboral, un esperpento desconocido en la España autonómica, la que ha derivado en el acuerdo que se adoptará pasado mañana con el respaldo del 85% de los representantes de los ceutíes, todos salvo los cuatro de extrema derecha.
En 2019 y 2020, Vox, que ahora las repudia porque “no pertenece a nuestra tradición ni a nuestra cultura”, respaldó mantener Eid Al Kebir como festivo. Lo hizo tanto cuando el PP todavía se apoyaba al principio de la legislatura en los socialistas para dar estabilidad al Ejecutivo local como cuando eran sus cuatro diputados los que garantizaban que prosperasen las iniciativas del Gobierno. Entonces el calendario laboral no era “promarroquí”, como alega ahora situando de nuevo a la mitad de la población ceutí fuera de la españolidad.
Su idea es volver a meter en el calendario laboral San Daniel (10 de octubre). Según los expertos consultados por este periódico, esa fecha fue festiva en Ceuta hace un siglo, cuando “la religión determinaba ese tipo de decisiones”, pero su escaso arraigo popular y la introducción de jornadas no laborables civiles como el día de la Constitución o la Fiesta Nacional (con la que, además, generaría otro macropuente de difícil gestión económica) la orillaron. “Se acordó crear una Comisión para estudiarlo que no se ha constituido”, alega la ultraderecha sobre una verdad como que tampoco se ha creado la que debía reflexionar sobre llevar a otro día el de la Autonomía.
El expresidente del PP de Ceuta Pedro Gordillo sería hoy, a ojos de Vox, un peligroso agente promarroquinizador. Hace doce años, cuando la Pascua del Sacrificio entró por primera vez como festivo en el calendario laboral de la ciudad (en lugar de pintar de rojo el 16 de agosto), defendió en el Pleno que la decisión atendía “a una parte muy importante de nuestra sociedad” con una fecha “que de una manera práctica se tiene como fiesta porque, aunque no esté en el calendario, prácticamente toda la población musulmana lo celebra”. “Si tenemos esta oportunidad de hacerlo de una manera también laboral, pues mira, yo creo que miel sobre hojuelas, como se suele decir”, explicó el entonces vicepresidente del Ejecutivo local. “Lo único que hacemos es solicitar cosas que nos parecen oportunas y que creo que es buena para la convivencia de todos los ciudadanos”, añadió.
Mohamed Ali reseñó que “lo que se pretende con esta incorporación, que no es una sustitución, que quede bien claro, es ajustar el calendario laboral a la realidad social y hacer partícipe a toda la ciudadanía, con independencia de su confesión, de una Pascua que creemos que es de todos, no solamente de los musulmanes sino de los ceutíes”. “Desde este Gobierno siempre damos prueba de que optamos por una convivencia para que Ceuta sea un ejemplo de verdadera hermandad entre todos los que convivimos y que aquí, los que estamos, todos somos caballas. ¡Somos ceutíes! Cada uno pensará política o religiosamente de una manera, pero todos los que vivimos aquí ¡somos caballas y ceutíes!”, le respondió Gordillo.
Tras más de diez años sometiendo a la ciudad a la misma ‘guerra’ de las fiestas cada mes de septiembre, la Asamblea aprobará pasado mañana unos criterios estables para ordenar el calendario laboral local: no se pasará al lunes siguiente ningún festivo nacional o local y siempre serán no laborables cuando caigan de lunes a sábado tanto San Antonio como el 5 de agosto y las Pascuas del Sacrificio y fin de Ramadán, así como el Día de Ceuta (2 de septiembre), del que únicamente se prescindirá en rojo aquellos años excepcionales en los que sólo una de las fechas anteriores coincida en domingo. En la práctica no se sustituye ninguna celebración por otra, ya que de hecho nadie celebra Navidad el 26 de diciembre ni se conmemora el final de Ramadán, cuando caiga en domingo, la jornada posterior.
Lunes: Ni 2 de mayo ni 26 de diciembre. La Asamblea no va a ‘cambiar’ Navidad por la Pascua de fin de Ramadán, que de hecho también sería festiva si se hubiera optado por pasar al lunes siguiente el Primero de Mayo, que en 2022 cae en domingo, como el 25 de diciembre. Los festivos nacionales ‘blindados’ de lunes a sábado por ley pueden o no ser movidos a la jornada siguiente.
Realidad: Ciudad “paralizada”. El Pleno ya asumió en 2009 con la Pascua del Sacrificio, como ahora hará con la de Eid Al Fitr, que aunque no esté reconocida oficialmente como festivo laboral la actividad de la ciudad se queda a medio gas o menos, por lo que en términos productivos carece de sentido no trasladar al calendario laboral lo que ya reconocen múltiples Convenios y el escolar.
2-S: Día de Ceuta. El Día de Ceuta, 2 de septiembre, seguirá siendo no laborable todos los años, la mayoría, en los que al menos dos del resto de festividades nacionales o locales caigan en domingo. Pese a su escaso arraigo popular, únicamente en 2023 se celebrará con actos institucionales y sociales.
Cambio: Vox. El partido de Juan Sergio Redondo apoyó los dos últimos años incluir Eid Al Kebir en el calendario laboral como festivo. Ahora dice que esa fiesta “no pertenece a nuestra tradición ni a nuestra cultura”.
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