El verdadero dislate

Como justificar lo injustificable es la norma y no la excepción de quién sigue tomándonos a los ciudadanos por tontos. Recordemos que a mediados del mes de octubre, los argumentos esgrimidos por esta clase política que nos gobierna para justificar las anormales subidas de sueldo del gerente de una de las sociedades, eran los siguientes: “el incremento de responsabilidad de la sociedad y por ende del gerente, la satisfacción con su gestión, tanto de la empresa como de la ciudadanía y su sacrificio como cara visible de la empresa ante los medios de comunicación.” En un corto intervalo de tiempo, la consejera de Hacienda presentó a la Asamblea para su aprobación una subida de un 46 % a los miembros del ejecutivo, aprobándose la propuesta con los votos del PSOE y MDyC . Aduce la consejera que el motivo es el de acabar con el dislate que suponía que los gerentes de sociedades municipales cobrasen hasta el doble que los consejeros de los que dependen.

Ante esto solo quiero puntualizar algunas cosas que los ciudadanos debemos tener claras. En primer lugar; afirmar públicamente que es indecente subirle las retribuciones al otro para luego argumentar que hay que igualar lo que percibimos ambos. Segundo; que a los gerentes los ha nombrado este Ayuntamiento durante más de veinte años, y sin embargo, se refieren a ellos como si hubiesen venido de Marte y no les alcanza la responsabilidad de lo que desde la “Casa Grande” se dicta. Tal vez se deba a que en estos días se está juzgando el caso EMVICESA. También se me ocurre recordar a estos autodefinidos “malpagaos”, que ellos mismos se encargan de complementar muy bien los ingresos ya conocidos, percibiendo dietas extraordinarias por el normal ejercicio de su trabajo, ¿van a renunciar ahora a lo que aceptan por asistir a los plenos y consejos de administración? Tampoco deben olvidar que la satisfacción de la gestión pública de cada empresa, la ha de manifestar el ciudadano y no quien maneja la sociedad sin responsabilidad alguna desde el ayuntamiento, sobre todo, porque tanto el análisis de los resultados obtenidos como la medida de la responsabilidad, se mide de forma muy distinta desde uno u otro lado. Por último; hace falta tener cuajo para hacer estas declaraciones cuando están denunciados en los juzgados por incumplir y conculcar un derecho fundamental tan importante como diferenciar las retribuciones percibidas en el trabajo según sean procedentes de la Administración General del Estado, o de la Administración Local, dejándoles de abonar la indemnización por residencia, olvidando que el principio de igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor, obliga a los organismos responsables o incluso a los Estados, a garantizar la aplicación del mismo, es decir, que la igualdad efectiva del trabajo realizado obliga a la igualdad retributiva.

No corren buenos tiempos para exigir a quienes nos gobiernan el cumplimiento de lo prometido. Cuando simplemente se persiste durante tanto tiempo en el engaño y la mentira, no les queda más remedio que desviarse del camino cambiando de acera, imposibilitados de mirar de frente y a los ojos a quienes le recuerdan que no se encuentra a la altura de las circunstancias.