Danzar es un verbo de alegría

Desde el año 2018, Ceuta se sumergió en la ola de los bailes circulares. De ser pocos los que comenzaron, en la actualidad lo conforman varias decenas. Un grupo que ya es una familia, que se ve con periodicidad en las Murallas Reales para bailar en círculos al son de músicas tradiciones provenientes de distintos puntos del mundo. En la jornada de este domingo, y coincidiendo con su Día Internacional, estas personas se han desplazado hasta la plaza Nelson Mandela para demostrar a los caballas de lo que son capaces.

“Esta celebración lo que recuerda es que hay muchas personas en el mundo que valoramos la paz, solidaridad, alegría, el amor, respeto por los diferentes y tantas emociones que nos unen”, ha explicado Presen Rico, facilitadora del grupo de danzarinas de la ciudad autónoma. Para demostrar estos valores, la treintena de participantes han gozado de estas coreografías, las cuales han aprendido sobre la marcha. Alguna corrección, pero nada que destacar, puesto que la práctica de tiempo atrás, les otorga no salirse mucho de la línea.

Música italiana, celta o chilena, así como de otros lugares del globo. “Danzas tradicionales, pero igualmente modernas”, ha especificado Rico. Lo remoto y lo actual se han dado de la mano para demostrar a esta ciudad que todo tiene cabida. Durante una hora y media han disfrutado de esta actividad, la cual ha estado acompañada de curiosos que han pasado por la zona. Incluso, hay quien se ha animado a danzar con el resto de iguales. En su mayoría mujeres, pero también se han atrevido los hombres y niños. Un compendio de edades que tenían algo en común, el pasar una tarde apacible en la que la música ha sido lo que les ha unido.

Este Día Mundial ha sido una fiesta, la Plaza Nelson Mandela se ha convertido en un escenario al aire libre. Aplausos, algún que otro zapatazo contra el suelo y, sobre todo, mucha coordinación para que nada se saliera del esquema. Todo muy hogareño. Aquel que ha querido, también ha bailado.

Más de hora y media de danzas circulares. Los participantes han acabado exhaustos, contentos por el buen trabajo y con buen sabor de boca. Para ellos, esta ha sido su primera vez en este punto de la ciudad, por lo que no descartan volver a tomarla.