No es por fastidiar ni mucho menos. Pero cada vez que veo un encuentro del alcalde y compañía con los máximos representantes de otra comunidad autónoma recuerdo los logros, anuncios, mensajes y venturas que nos vendieron aquel noviembre de 2021, 20 en el calendario y sábado por más señas. Desembarcaba Feijóo cuando ni siquiera era el mandamás del PP nacional y nos decía que además de estar enamorado de Ceuta iba a poner en marcha a todos sus buenos empresarios para ayudar a los de este lado del Estrecho en eso de la reactivación económica.
Nos contaba el gallego que sus empresarios ayudarían a Ceuta a divulgar los atractivos fiscales y que además nos harían publicidad gratuita para que vinieran a invertir de otros puntos creando interés por esta tierra.
Ya saben, siempre hemos sido unos plañideros, unos llorones que necesitamos que vengan a salvarnos.
Pero claro, han pasado casi dos años y yo no he visto empresarios gallegos ni por Ceuta ni por la aduana comercial fantasma, esa que dicen que ha sido un hito histórico porque Bentolila logró pasar su furgoneta con papel higiénico y otros productos. Salió y entró. Punto y final. Pero es un hito histórico, más incluso que el pescado que nos contaba el PSOE que iba a venir tan fresco que casi había que volverlo a pescar cuando pasase el filtro del Tarajal. Eso iba a ser un espectáculo para la Guardia Civil de la frontera, pero me da que se quedarán con ganas de verlo.
Igual esos empresarios gallegos esperan que vuelva a pasar el siguiente vehículo y otro y otro y otro para desembarcar en la ciudad y ayudarnos a reactivarnos gracias al hito histórico de la aduana comercial. Quién sabe. Puede que seamos unos mal pensados pero claro, difícil es no recordar aquella visita que iba a ser tan fantástica que al final quedó solo en fantasma.
Pero de gallegos no solo hemos aspirado a vivir. Por aquí han pasado muchos más. Los vecinos de la Junta de Andalucía que iban a firmar no sé cuántos acuerdos para potenciar Ceuta. Se debió quedar en una declaración de intenciones de un Vivas y un Juanma Moreno que se respetan y admiran. Pero claro, nosotros de eso como que no vivimos.
Ayer nos vendieron las relaciones que tenemos con Alhaurín de la Torre y el potencial turístico que puede nacer de ese hermanamiento de intenciones, visitas, entregas de regalos y paseos varios. Más allá de la emoción de un Gobierno me quedo con lo práctico, con los hechos y mejoras que no llegan. A ver si para la próxima consiguen convencernos. A ver.