Agentes de la Guardia Civil detuvieron en la tarde de ayer a una mujer residente en Ceuta pero natural de Girona después de haber colado en su 'vehículo patera' a dos subsaharianos. La llamada M.T.D.C., de 26 años, había seguido el mismo modus operandi que el resto de pasadores que, en los últimos meses, se están dedicando a introducir por goteo a subsaharianos.
Inmigrantes que, previo pago, piden cruzar el tramo del Tarajal en algún medio seguro. Las pequeñas redes que operan a cada lado de la frontera sirviéndose de enlaces colaboran en que el negocio salga redondo. Pero eso no siempre ocurre.
A esta española le salió caro. Efectivos de la Benemérita que forman parte de los grupos específicos que tienen como misión sellar al máximo esta vía de entrada tan compleja de cerrar le descubrieron en su coche, modelo Opel Astra, a los dos inmigrantes.
Y como es habitual, los llevaba escondidos en dobles fondos del salpicadero y en el asiento trasero. Los subsaharianos dijeron ser originarios de Guinea Conakry. Ambos fueron rescatados de forma urgente para evitar que sus vidas corrieran peligro. Los dos estaban escondidos en los mismos huecos que otros compatriotas que han entrado de la misma manera en Ceuta. Y los dos ocupaban un vehículo con la matrícula falsificada, ya que se correspondía con el de otro coche.
El Opel Astra había sido preparado de forma específica para cruzar la frontera de esta forma, adaptándose a la función dada: la de servir de ocultamiento a los subsaharianos, sirviéndoles de particular patera como los que, con anterioridad, han sido localizados por el Instituto Armado.
M.T.D.C. ha sido acusada de un presunto delito contra los derechos de los extranjeros así como de una falsificación de matrícula. Hoy será puesta a disposición judicial, al igual que ha sucedido con los otros pilotos detenidos y que permanecen en prisión provisional a la espera de juicio.
La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta está dictando sentencias condenatorias de entre 2 y 3 años para este tipo de pasadores, entrando todos ellos en prisión. La frontera, con una arquitectura obsoleta y sin filtros de registro adecuados, sirve para la práctica de unos negocios delictivos que ponen en riesgo la vida de inmigrantes obigados al tráfico.