“Nadie hace nada”. Esta es la queja de los vecinos del Sardinero, específicamente de la zona del colegio de las Adoratrices en Ceuta con respecto a la interminable lista de problemas sin solución a los que deben enfrentarse diariamente.
“No hay papeleras, la calle está asquerosa, los de la limpieza no limpian, los muros se están saliendo del sitio, en la bajada no hay visibilidad alguna, necesitamos un espejo para los coches porque la valla que han puesto en el campillo quita toda la visibilidad”. Una de las vecinas de la zona se refiere a algunos de los inconvenientes que deben solucionarse a la brevedad.
Una de las mayores preocupaciones es precisamente la suciedad, sobre todo porque como consecuencia de esto deben enfrentarse a otro problema: la presencia de cucarachas, ratas, pulgas, entre otros.
“No puede ser que la entrada del Sardinero esté bien, pero dentro sea inhumano. Hay cosas en todo el barrio”, añade la afectada.
Esta vecina también hace referencia a un muro que se está cayendo y a las raíces de los árboles que están levantando el suelo destrozando las baldosas de la calle, lo que se ha convertido en un peligro para los viandantes.
Otro de los problemas es el espacio insuficiente de aparcamiento. “Los coches no caben y no hay manera de aparcar”, se queja la mujer.
Pero la lista continúa, pues “la escalera y el monte están llenos de basura y en malas condiciones, es un peligro para los niños en la hora del colegio, la escalera que hay es un peligro”.
Una subida en la que no hay visibilidad y donde han ocurrido varios accidentes por la falta de un espejo y una calle recta en la que los coches no respetan los límites de velocidad, poniendo en riesgo a los niños y a las personas mayores. Estas dos situaciones también son un dolor de cabeza para quienes viven en esta zona del Sardinero.
Para colmo de males, la denunciante indica que “las escaleras del campillo están destrozadas”, que “no hay rampa para las personas que vienen con carro” y que “las barandillas de la calle están todas destrozadas”.
Los bolardos arrancados, las alcantarillas hundidas y los muros rotos son otras de las amenazas a las que hay que sumar la presencia del restos de un coche quemado y que hay solo un aparcamiento para minusválidos “y ni el que está bien puede bajar por ahí, el otro día un hombre que vive en el monte que va en silla de ruedas se cayó en toda la rampa abajo porque está mal colocada”.
Para finalizar, aunque no menos importante, la vecina también lamenta que el banco del campillo esté roto, que en la zona no haya iluminación alguna, que el monte se haya convertido en un vertedero improvisado y que haya cables sueltos por todas partes.
“Necesitamos soluciones ya, llevamos mucho tiempo dejados y esto ya es frustrante”, es el clamor de esta mujer a la que le importa su barriada y quiere verla en mejores condiciones.
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