Vecinos de Antioco y Daoiz, víctimas del botellón y la inacción policial

¿Se imaginan tener que vivir cerca de un pub soportando ruidos hasta altas horas de la madrugada sin que las llamadas a la Policía Local de Ceuta surtan efecto porque la mayoría de las veces ni aparece? ¿Quejarse en numerosas ocasiones sin que se ponga remedio al grave problema que para la salud supone el no poder descansar amén de exponerse a niveles de ruido por encima de lo permitido?

Usted puede hacer el esfuerzo de imaginarlo, pero los vecinos de las calles Antioco y Daoiz lo sufren especialmente en el pico semanal que va de jueves a domingo.

Lo denuncian porque, sencillamente, la situación ya es insoportable. Lo más grave es que hasta la fecha no se pone remedio.

Hace tan solo unas semanas las comunidades de propietarios y vecinos de ambas calles dieron el paso de presentar un escrito dirigido a la Consejería de Gobernación.

Los afectados son muchos más, no solo los de Antioco y Daoiz, también los de las calles próximas que tienen que soportar las concentraciones de jóvenes y no tan jóvenes, la práctica del botellón -algo prohibido pero que se practica- y la no reacción de las fuerzas de seguridad tras las llamadas constantes de queja que realizan al 112 para hacer que se cumpla, sencillamente, lo recogido en las ordenanzas municipales.

Los afectados no aguantan más ante la inacción de la administración local. Advierten que, además de no cesar en la presentación de reclamaciones y quejas, acudirán a la Justicia constituyendo una plataforma de afectados.

La vía penal les respalda al producirse una constante contaminación acústica y una inacción ante la petición ciudadana de auxilio.

Los problemas se concentran en las escaleras que van de la calle Delgado Serrano a la plaza de la calle Antioco, sobre todo los fines de semana pero también los días previos como son jueves y viernes. Se practica el botellón, consumiendo en grupo bebidas alcohólicas adquiridas en los establecimientos cercanos, y no se respetan las normas de convivencia mínimas.

Los vecinos han alertado de la situación llamando al momento porque no pueden conciliar el sueño. En este punto se encuentra el pub Dublín, que carece de terraza, por lo que cualquier concentración exterior en donde haya consumo de alcohol no puede realizarse, debiendo consumirse las bebidas en el interior.

¿Qué sucede? Las aglomeraciones de personas se forman en el exterior, provocando ruidos constantes amén de las consecuencias posteriores que esto tiene en materia de limpieza por culpa de incívicos que incluso hacen sus necesidades fisiológicas en el exterior, generando un foco de insalubridad sobre todo en la parte de las escaleras.

Los afectados tienen claro que se está permitiendo un claro incumplimiento de la ordenanza sobre el buen uso de los espacios públicos, impidiéndose el descanso de los residentes en las inmediaciones amén de ese grado de insalubridad por el nulo respeto a las mínimas condiciones higiénicas.

De acuerdo con dicha ordenanza municipal, las concentraciones en la vía pública consumiendo alcohol están prohibidas, haciéndose especial hincapié en la gravedad que supone que perturben la tranquilidad ciudadana o el derecho al descanso de los vecinos.

Esto recoge la ordenanza, pero cuando se llama al 112 para advertir de su incumplimiento instando a la presencia policial, en muchas ocasiones ni se presenta para constatar lo que sucede. Los derechos de unos prevalecen sobre los de otros, quedando en papel mojado cualquier normativa al respecto.

Los afectados llaman al 112 y no se presenta la fuerza de seguridad, no descartan ir a la justicia

No solo se perturba el descanso, sino que se incurre en una alteración constante de las condiciones ambientales por el abandono, fuera de los contenedores, de residuos y basura. Otro punto recogido en la ordenanza que no se atiende.

A todo esto se suma el ruido constante, las peleas, los gritos, las molestias... Los afectados reclaman que la Policía Local actúe llevando a cabo las actuaciones que consideren oportunas para constatar lo que sufre el vecindario, denunciando si es necesario, tal y como recoge la norma.

Esa vigilancia exigida, periódica y rutinaria, no se produce permitiéndose que los hábitos contrarios a las ordenanzas prevalezcan sobre el derecho de los que exigen su cumplimiento. Es el mundo al revés. Los afectados no descartan acudir a la vía judicial, cansados ya de pedir únicamente la protección debida y no conseguirla.