Vargas Llosa, Premio Convivencia por su visión sobre la inmigración

Mario Vargas Llosa encendió ayer su teléfono móvil al aterrizar en España y descubrió, a través de un mensaje en el contestador, que era el ganador de la decimocuarta edición del Premio Convivencia Ciudad de Ceuta.

Ése fue el resultado de las más de dos horas que invirtió el jurado en sus deliberaciones para concluir, finalmente, que la candidatura del escritor peruano, promovida por la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos de Ceuta, era la más adecuada para alzarse con el galardón. El Nobel de Literatura de 2010 viajaba en esos momentos desde Rumanía. “Lo tenemos de vuelo en vuelo, pero en cuanto podamos contactaremos con él”, aseguraba desde Madrid su secretaria personal minutos después de conocerse el fallo. A primera hora de la tarde,  el autor ya había descubierto que su nutrido currículum es desde ayer aún más extenso.
Cecilia Fernández, directora del Instituto Cervantes de Tánger y presidenta del jurado, fue la encargada de desvelar la identidad del galardonado y los motivos que justificaban la elección, consensuada por mayoría. El autor de La ciudad y los perros se impuso a las 19 restantes candidaturas por “su defensa y promoción de los principios de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho” y, en especial, por “su particular defensa del fenómeno migratorio, que no ve como un problema sino como una solución”. El jurado se encargó también de subrayar que “no premia al autor” ­–que además del Nobel luce en su hoja de servicios los premios Cervantes y Príncipe de Asturias de las Letras– porque “no necesita más reconocimiento, sino a la persona y a los principios de que defiende”.
Vargas Llosa encarna así, según destacó Cecilia Fernández, los valores que inspiran el premio: “las relaciones humanas y el fomento de valores como la justicia, la fraternidad, la libertad, el acceso a la cultura y la igualdad entre hombres y mujeres”. Pese a ello, la elección, no fue sencilla. “Hemos discutido mucho, qué duda cabe, todas las candidaturas eran muy interesantes y a veces hemos tenido el corazón un poco desgarrado”, reconocía ayer. ¿Recogerá el escritor el premio en Ceuta? “Estamos convencidos de que sí”, aseguraban los miembros del jurado tras el acto.
Vargas Llosa se suma así, en su decimocuarta edición, a la lista de destacadas personalidades o instituciones que cuentan ya con el galardón en sus vitrinas, dotado con 30.000 euros y una escultura de la artista ceutí Elena Laverón. Sucede a la fundación Sonrisas de Bombay, en quien recayó en 2011 el último premio, que recogió su fundador, Jaume Sanllorente. Con anterioridad fueron distinguidos Helen Lieberman, fundadora de la organización de ayuda humanitaria Ikamva Labantu; el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo o la Fundación Miguel Gil Moreno, que trabaja para mejorar la calidad de vida de las víctimas de los conflictos armados caídos en el olvido. En las trece ediciones previas también fueron premiados el director de orquesta Daniel Baremboim, por colocar bajo una misma batuta a músicos israelíes y palestinos, o Muhammad Yunus, el impulsor del sistema de microcréditos para el desarrollo de las clases más desfavorecidas de la India, que además recibió el Nobel de la Paz poco después de recoger el Premio Convivencia Ciudad de Ceuta. El galardón se concede cada dos años después de que en 2012 la Ciudad optarse por suprimir la periodicidad anual por las restricciones presupuestarias, que afectaron también a la cuantía del galardón, dotado hasta entonces con 50.000 euros.
Además de Cecilia Fernández, que actuaba como presidenta, el jurado estaba compuesto también por la consejera de Educación, Cultura y Mujer y presidenta de la Fundación Premio Convivencia, Mabel Deu; el delegado del Gobierno en Ceuta, Francisco Antonio González; Ángel José Llorente, director general de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia; Almudena Muñoz, directora general de Casa Mediterráneo; Fernando M. Vara del Rey, director de Comunicación del Centro Sefarad-Israel; José Manuel López, director general de la Fundación Pluralismo y Convivencia y los miembros del Comité Consultivo de la Fundación convocante, Rafael Montero y Moisés Gabizón.
Entre las restantes 19 candidaturas figuraban Cáritas de España, la Fundación Codespa, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, la Asociación Civil Abuelas de Mayo, Movimiento contra la Intolerancia, la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Fundación Pedro Cavadas, Puentes ONGD, Mikhail Khodorkovsky, AECID, el Pueblo de Noruega, la Asociación DETE, HazteOir.org o People in Need.

José Ramos, impulsor de la candidatura, celebra la elección

La noticia le sorprendió lejos de Ceuta, en Oropesa del Mar, donde disfrutaba de unos días de descanso. “Estamos muy satisfechos con la decisión. Es un genio de la literatura en español y mundial, autor de algunas de las obras más importantes de la historia de la literatura... La elección ha sido muy acertada”, reconocía ayer satisfecho, desde la distancia, José Ramos, presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos de Ceuta. Fue su organización, y él como máximo representante, la que impulsó la candidatura de Vargas Llosa. Durante la jornada cosechó felicitaciones, la primera de la propia consejera Mabel Deu, que contactó con él por teléfono para comunicarle el fallo. “Ahora tiene que venir a recoger el premio o nos enfadaremos”, bromeaba ayer Aparicio.

El escritor elogió en un artículo a Laverón, autora de la escultura

La elección del Nobel peruano esconde una curiosa coincidencia. Vargas Llosa escribió en 2002 un artículo en la revista Letras libres en el que elogiaba la creatividad de Elena Laverón, la artista ceutí de cuyas manos salió la escultura que reciben todos los galardonados con el Premio Convivencia. Si Vargas Llosa acude a recoger el título, como está previsto, ambos tendrán la ocasión de volver a encontrarse.  “Las esculturas de Elena Laverón parecen una impugnación permanente de esa concepción que hace enemigos encarnizados al alma y al cuerpo, un esfuerzo empecinado para hermanar la materia y el espíritu humano en una alianza fecunda, de la que resulta una vida mejor y más completa”, escribió el autor de la ceutí.