Con el verano cerca de su fin se hace necesario hacer un balance de la temporada y de los resultados que están teniendo las medidas de vigilancia para salvaguardar las vidas de tortugas marinas y de los esporádicos cetáceos que se acercan para alimentarse a estos ancestrales sistemas de redes que constituyen las almadrabas. Nuestra posición pública es contraria a la presencia de más de uno de estos artes en nuestro litoral, pero es la administración la que dispensa este tipo de permisos y supuestamente carga con la responsabilidad de los acontecimientos; aunque sus actuaciones nos afectan a todos. Ciertamente, las muertes de tortugas disminuyeron significativamente después de los trágicos acontecimientos vividos durante los años 2012 y 2013 en el que los varamientos superaron los treinta ejemplares entre las dos instalaciones. Pero ahora nos encontramos en una situación al alza en el que los varamientos vuelven a tener un repunte. De esta manera ya llevamos contabilizadas en nuestra base de datos alrededor de diez tortugas y mucho nos tememos que este número aumentará más hasta el final del año en curso.
El siguiente volumen de nuestra revista registrará el informe técnico con los datos de este ascenso y por consiguiente serán otra vez las autoridades administrativas las encargadas de analizarlos y teóricamente también de proporcionar las respuestas necesarias que salvaguarden nuestro patrimonio natural. Una reunión tenemos pendiente con la dirección provincial de fomento y costas en Ceuta que nos permita analizar los aspectos generales de la vigilancia llevada a cabo y su efectividad, así como establecer otras medidas que terminen de una vez por toda con esta sangría de especies sin que el sector pesquero tenga que ser perjudicado.
Al parecer, según nos expresó el responsable de una de las dos instalaciones almadraberas que operan en nuestra bahía sur, estarían de acuerdo con invertir algo de dinero para poner red de malla pequeña a lo largo de las raberas de forma que se protegiera a estos animales de morir enganchados. Esta sería la mejor medida para minimizar las muertes, pues ya solo quedaría revisar con más ahínco las zonas superficiales dónde se establecen las hileras de boyas y posiblemente se conseguiría un éxito casi del cien por cien en cuanto a la ausencia de muertes accidentales de tortugas marinas. Además con esta nueva concepción más sensible hacia el medio ambiente marino nos aseguramos que tampoco mueran enganchados los peces luna (mulas para los pescadores y los aficionados al mar) que cumplen su misión equilibradora de los océanos, consumiendo grandes cantidades del mega plancton gelatinoso del que forman parte las incómodas medusas que nos visitan periódicamente.
A principios de este verano ya se nos informó que las instrucciones dadas por el ministerio a los pescadores eran muy estrictas en cuanto a las muertes de las tortugas marinas y otras especies protegidas por las legislaciones internacionales asumidas por nuestro país. No se iban a permitir muertes accidentales y si esto se producía y no se justificaba como un caso excepcional se levantarían las instalaciones pesqueras y no se proporcionarían más permisos en el futuro. Si bien esto sería posible en tanto en cuanto los pescadores admitieran muertes dentro de sus propias instalaciones o bien los servicios de vigilancia denunciaran con pruebas lo ocurrido o se produjeran situaciones tan descontroladas como las acaecidas especialmente durante el año 2013 en el que estos ancestrales sistemas de redes quedaron sin vigilancia durante mucho tiempo pasando algunas de las tortugas semanas enteras muertas y expuestas a los vientos y al sol.
Esta última situación se produjo a lo largo del verano de 2013 y provocó un aluvión de críticas gracias al reguero de pólvora en el que se convirtieron las redes sociales; mucha fue la gente que navegaba por las cercanías de las almadrabas, tomaba imágenes y luego nos enviaba la información o la subía a los foros correspondientes con comentarios lógicos de indignación por la lamentable situación y la dejadez administrativa al respecto. Si actualmente la situación alcanza y sobrepasa el número de diez estaremos en un mal escenario para los pescadores siempre que la administración sea capaz de aplicar sus normas y resoluciones.
Por nuestra parte, sin embargo creemos que sería mejor para todos si en vez de seguir presionando con nuestros datos y creando opinión tanto en el ministerio como en la calle, los pescadores de las instalaciones almadraberas se avinieran a cerrar un acuerdo con la administración para cambiar sus redes en las raberas y las sustituyen por malla de pequeño tamaño, similar a la del copo, terminando o minimizando enormemente el problema y haciendo de una vez por todas las instalaciones sostenibles con respecto a las capturas accidentales. Otra cuestión será valorar el estado de los recursos pesqueros y la idoneidad de las instalaciones con respecto a su salvaguarda, pero en cualquier caso será un asunto a debatir después de haber dado este paso decisivo en la conservación de las especies marinas protegidas y de otras de interés ecológico como son los peces luna anteriormente mencionados.
Como es bien sabido nuestra asociación, en estrecha colaboración con el museo del mar, está encargada de la red de varamientos de cetáceos y tortugas marinas de Ceuta. Al respecto conviene decir que gracias al convenio entre la Consejería de Sanidad y el Museo del Mar desde hace unos días el nuevo área del pudridero cuenta con un contenedor-almacén que facilitará los trabajos y permitirá descongestionar la sala del museo del mar de osamentas.
Esto redundará en beneficio de la labor científica, divulgativa y de conservación que ambas instituciones realizan en beneficio de estas especies, además de permitir que se pueden empezar a plantear los trabajos de acondicionamiento y remodelación del antiguo edificio portuario que llevará a cabo la Autoridad Portuaria de Ceuta para convertir este espacio en una digna sala de exposición, que procure una exhibición permanente y una exposición anual sobre algún aspecto de la realidad natural y ambiental marina de la región de Ceuta y del norte de África. Se ha tardado mucho en disponer de un contenedor en buenas condiciones, pero desde la asociación se desea agradecer a la Consejera del área, Adela Nieto y al equipo técnico con las dos veterinarias a la cabeza, su apoyo decidido y empuje administrativo a un proyecto colectivo que solo trata de beneficiar cultural y ambientalmente a nuestra ciudad.
Se ha dado un paso importante para llegar a conseguir la completa rentabilidad social del proyecto científico divulgativo. A la empresa Makerel Medioambiental se le agradece la confianza puesta en nosotros, su decisivo apoyo de mecenazgo a nuestra labor y la cesión del terreno que ha hecho posible nuestra nueva instalación de trabajo y almacenaje.
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