Varamientos, osamentas y estudios posmorten

La gran acumulación de datos en relación a los cuerpos varados muertos de cetáceos y tortugas están revelando un creciente aumento de los impactos que provocan las embarcaciones rápidas y las artes de pesca.

El número 4 de la revista Alidrisia Marina dará cuenta, como siempre, de los ejemplares muertos y varados en nuestro litoral, e incluye un artículo donde se abordan los problemas específicos relacionados con las almadrabetas que se calan en la bahía sur. En este volumen presentamos los datos de 2013-2014 y los resultados de varamientos de este periodo invitan a una serie de reflexiones relacionadas en cierta manera con el elevado número de ejemplares de tortugas muertas. Por otra parte, de los estudios de osamentas llevadas a cabo en el Museo del Mar se han obtenido una serie de datos que relacionan los impactos negativos que sufren los tetrápodos marinos de nuestra región con actividades humanas. A lo largo de este bienio, hemos registrado en total, 12 delfines listados; 4 delfines comunes; un rorcual común; 34 ejemplares de tortugas bobas y cuatro tortugas laudes. Los delfines listados, que son la especie de delfín más abundante en nuestro entorno geográfico, acumula el mayor número de cuerpos varados, lo que es estadísticamente consistente. El varamiento de un juvenil de rorcual común es un hecho poco frecuente pero que se ha estado produciendo en varias ocasiones a lo largo de todos estos años de estudio de los cetáceos en nuestra región. En el caso de las tortugas, está bien claro que las elevadas mortandades recaen en la irresponsabilidad de las almadrabetas que no estuvieron vigilando apropiadamente sus artes de pesca, lo cual ha estado cambiando positivamente ya que los varamientos han disminuido considerablemente debido a las labores de vigilancia llevadas a cabo por las propias empresas que calan las mencionadas artes.

Algunos rescates importantes de ejemplares de estas especies se han llevado a cabo y nuestra propia asociación ha estado colaborando con una de las instalaciones pesqueras, estando presentes en algunas sueltas de tortugas marinas. Como se recordará el elevado índice de mortalidad de tortugas marinas motivó una intervención del Ministerio de Medio Ambiente y el Museo del Mar fue consultado a petición de la mencionada institución para que acusara informe científico sobre la alarmante mortandad de animales registrada en el litoral de Ceuta. Como ya hemos indicado en muchas otras ocasiones, las tortugas marinas son mucho más proclives a quedar enganchadas en las raberas de las almadrabetas, mientras los cetáceos raramente mueren por estos motivos en nuestras costas. Sin embargo y de forma particular, deseamos hacer hincapié en la gran cantidad de osamentas con huellas de impactos provocados por la pesca o por las embarcaciones rápidas. El volumen número 3 de Alidrisia Marina ya indicaba impactos detectados en algunos esqueletos de tortugas marinas relacionados con el tráfico marítimo. Según nuestra hipótesis, las tortugas marinas, y en particular la especie Caretta caretta, sufre impactos de embarcaciones rápidas cuando se encuentra soleándose y descansando después de alimentarse copiosamente, o quizá con posterioridad a las frecuentes travesías a través del canal del Estrecho de Gibraltar.

Por otra parte, analizando los huesos de los delfines, también observamos huellas de golpes de embarcaciones que han afectado a la columna vertebral de muchos ejemplares. Las dos especies de delfines en las que hemos detectado estas anomalías son el delfín listado Stenella coeureoalba y el delfin común Delphinus delphis. Si bien la primera especie, por cuestión de número de individuos, está mucho mejor representada en nuestras colecciones osteológicas. En el caso de los delfines, la hipótesis de partida consiste en relacionar los impactos que sufren estas especies con los momentos de descanso que exhiben las manadas de delfines durante la noche. Las partes afectadas suelen estar localizadas en algunas costillas y en las vértebras centrales del tronco de los animales. Los delfines son consumados nadadores y ágiles saltimbanquis acuáticos, por lo que la posibilidad de que una embarcación rápida pudiera dañarlos, en condiciones normales, es harto improbable. Sin embargo, quizá, durante las horas de descanso nocturno cuando los cetáceos se reúnen y protegen los unos a los otros, una simple embarcación pesquera puede embestir accidentalmente contra ellos mientras descansan y causarle estos problemas. Normalmente encontramos las soldaduras bien cicatrizadas y los huesos engrosados después de los impactos recibidos por lo que los ejemplares afectados han sobrevivido al accidente. No obstante, el sufrimiento causado es innegable, y posiblemente en algunos casos los ha llevado a un fin prematuro (a pesar de que no tenemos evidencia al respecto en nuestra colección de osamentas). Todo esto nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de ordenación de los usos del litoral que tantos años llevamos reclamando al Ayuntamiento sin conseguir llamar su atención.

Con un plan de ordenación, los usos litorales estarían regulados y ordenados y se podrían desarrollar medidas consensuadas para limitar la velocidad en ciertas zonas litorales en las que determinadas especies podrían verse afectadas por el tráfico marítimo. De la misma forma, las almadrabetas y el resto de actividades pesqueras ceutíes deben ser respetuosas con el medio marino y tratar de minimizar los impactos negativos ocasionados a las especies y a los hábitats marinos ceutíes. Una vez que se pueda establecer un plan de actuación, competerá a las autoridades administrativas hacer que se cumplan las regulaciones consensuadas y, desde luego, controlar a aquellas embarcaciones pesqueras que no siendo de la flota pesquera ceutí vengan a pescar a nuestras costas.