El ritmo de vacunación que llevamos en nuestra ciudad debe ser un motivo de orgullo y satisfacción para todos nosotros, sobre todo tras más de un año de malas noticias y momentos difíciles que nos ha costado superar. Ya desde hoy se inician las jornadas con las personas menores de 40 años, algo en lo que somos pioneros y a lo que deberíamos darle la importancia que se merece, no solo comparándonos con otras ciudades de España, sino también con países en los que las vacunas ni siquiera han llegado a los grupos que se consideran como vulnerables.
No hay nada que criticar a la logística de la Consejería de Sanidad, Consumo y Gobernación, pues ha puesto a disposición de los ceutíes todos los medios y los recursos para que estén vacunados y puedan alcanzar ese nivel de tranquilidad que otorga saberse inmunizado de un coronavirus que nos ha mantenido en vilo durante mucho más tiempo del que hubiéramos imaginado.
Por esta razón, la vacunación no puede tener excusas, la vacunación debe ser un acto responsable y los menores de 40 años deben entenderlo, así como lo hicieron los mayores de 80, de 70, de 60 y de 50. A menos que haya un motivo de fuerza mayor que la impida, quienes sean convocados a vacunarse deben asistir. No se trata de una vacunación a la carta, no estamos en posición de pedir cambios si no existe una razón lo suficientemente fuerte que lo motive. Todos debemos actuar de manera responsable y seguir el ejemplo de aquellos grupos que vinieron antes y que acudieron a sus citas, entendiendo la importancia de la vacunación como única herramienta para devolvernos al menos algo de esa tranquilidad que hemos perdido al pasar más de un año atemorizados por un coronavirus que se ha llevado a mucha gente que, seguramente, hubiera querido tener esa valiosa oportunidad de vacunarse.