Los usuarios del puerto deportivo de Ceuta no dan crédito. Tienen sus embarcaciones atracadas pero no pueden disponer de un permiso excepcional para poder atender las incidencias que se están produciendo por el temporal o, en algunos casos, por otras razones que no les son aclaradas. Varios de ellos se han puesto en contacto con El Faro de Ceuta para trasladar sus quejas por cuanto, confinados en sus casas como medida de aislamiento en la lucha contra el coronavirus, se ven obligados a tener que pagar a Mahersa por el achique de agua de sus embarcaciones. A ellos se les impide acudir a comprobar el estado de sus barcos y tampoco pueden valorar el estado en que están.
Puestos en contacto con la Guardia Civil para que pudieran acceder al deportivo sin ser sancionados –ya que cuando varios acudieron la semana pasada para comprobar que sus barcos seguían amarrados se les tomó datos de sus identidades-, se les indicó que la empresa que gestiona este puerto había asumido la realización de esas labores. Lo que no les indicó es que pasan factura por ello, sin que el usuario pueda tener garantías ni de que se ha sacado agua del barco ni de qué actuaciones se han llevado a cabo.
Consideran que están siendo víctimas de un abuso y solo reclaman que puedan acceder a sus embarcaciones para comprobar no ya la entrada de agua que tendrían que retirar sino también el estado de los amarres o si se han producido desperfectos. Tampoco han sido informados del importe de la factura que se les pretende pasar por achicar el agua, obligándoseles a abonar un servicio que pueden hacer los propios dueños de barcos.
En estos días de temporal, la Guardia Civil tuvo que recuperar embarcaciones que mantienen en su base del Servicio Marítimo intervenidas debido a que habían sido arrastradas por el viento, corriendo peligro de hundimiento. Esto llevó a que varios usuarios se acercaran a comprobar el estado de sus barcos, lo que provocó que la Guardia Civil les tomara sus datos, temiendo la interposición de multas.
Ahora con las lluvias constantes piden achicar el agua y comprobar que sus propiedades están aseguradas pero se les niega esa posibilidad encontrándose como único camino: pasar por caja.