Con las escaleras como único acceso, voluntarios del aparcamiento y vecinos del Príncipe proponen soluciones urgentes para facilitar el paso de los peatones. Mohamed Abderrahman, voluntario del aparcamiento junto al Jato que reivindica mejoras para la playa del Tarajal desde los años 90, y Kamal Mohamed, presidente de la Asociación de Vecinos del Príncipe Alfonso, plantearon ayer una serie de mejoras en la N-352 y sus alrededores dirigidas a la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno –dentro de sus respectivas competencias– de cara al inicio de la temporada de baño. Período inminente ya que predomina el buen tiempo excepto salvedades, de modo que urgen a que se adopten medidas.
Ambos residentes en las barriadas que concentran a una parte significativa de los usuarios de esta playa, agradecen la construcción de la nueva escalera del Tarajal, sin embargo, aún detectan algunas deficiencias que consideran salvables. Este acceso –como los anteriores peldaños que fueron derribados– es utilizado por los vecinos que acuden a la playa del Tarajal –de unos 250 metros– y de Tramaguera –unos 1.000–. A diferencia del antiguo tramo de escalones, el actual carece de un paso de peatones que enlace ambas aceras de la carretera nacional. “El buen tiempo se acerca y nos vamos a encontrar con que los bañistas van a tener que recorrer 500 metros desde la escalera hasta llegar al paso de peatones de la frontera y después hacer el mismo trayecto en sentido contrario dependiendo de en qué parte se pongan”, coincidieron Mohamed y Abderrahman.
La ausencia de este paso de peatones no es la única carencia que se encuentran las personas que usan esos escalones. “Hay que sumar la barandilla y el quitamiedo de piedra que, en su momento, prometieron que quitarían para facilitar el paso pero continúan obstruyendo el tránsito”, explicaron. La propuesta de estos vecinos está encaminada a la retirada de al menos dos bloques y el trazado del paso de zebra que conecte los dos márgenes de la N-352.
Con las escaleras como eje central de la circulación de vecinos –no solo de porteadores de mercancías–, Mohamed y Abderrahman solicitaron a las autoridades que se dote a las mismas de un foco que las ilumine como el que está adosado a algunas de las farolas de ese tramo de Martínez Catena pero que, señalaron, “en cualquier caso funcionen durante todo el año, no solo en Ramadán”, puntualizó Abderrahman.
“En vez de darnos la Bandera Azul, nos van a poner una de piratas por las deficiencias”, ironizó el voluntario del aparcamiento, quien recordó que hasta la llegada de su colectivo, “en esa explanada solo había basura y se quemaban cosas”. En relación a la nueva infraestructura que une El Jato con la carretera, destacó el comportamiento cívico de los voluntarios ya que limpian los peldaños de basura e impiden que los peatones hagan sus necesidades.
Tienen que cargar a las personas de movilidad reducida. Las escaleras no están adaptadas a minusválidos y el paso está bloqueado en dirección a la Almadraba o para quienes quieran cruzar. Entre las colas de vehículos que se forman a partir de las 13.00 horas, ayer un hombre ayudado por un bastón y que portaba un par de bolsas con compras serpenteó entre los coches parados y, a duras penas, pudo subir la barandilla para volver a estar seguro en la acera. Abderrahman tuvo que ayudarle porque la edad le restaba la agilidad que otros demuestran al superar esta misma barrera. “Es vergonzoso. A los minusválidos los tenemos que cargar para que puedan bajar la escalera. ¿Nadie pensó que un inválido pudiera usarla?”, se quejó otro de los voluntarios del aparcamiento. Asimismo, los porteadores protestaron porque, pese a la construcción de los nuevos peldaños que les ahorran dar una vuelta mayor de camino a la frontera, El Jato continúa siendo una pista de tierra en el que se producen aglomeraciones cuando cierra el puente del Biutz e intentan el pase por la frontera del Tarajal.
La nueva rampa para discapacitados en la playa, encerrada. Solo pueden llegar recorriendo 500 metros. Los usuarios de la playa del Tarajal criticaron que la barandilla en el lado de la escalera, y el quitamiedo de piedra en la acera de la playa, impide que los peatones pueden cruzar de un margen a otro usando un paso de peatones que tampoco existe. “Antes había uno donde estaba la otra escalera, pero lo movieron unos metros hacia la frontera”, señaron. Ilustraron la “falta de planificación” con el nuevo acceso para minusválidos en la playa del Tarajal al que no pueden llegar si no es recorriendo unos 500 metros hasta la frontera y la misma distancia hasta la rampa.
Sin pasamanos y con agujeros. Desperfectos del acceso de madera a la playa de Tramaguera. Abderrahman distinguió entre la playa del Tarajal y Tramaguera. “Se dotan como si fuera una, pero en realidad son dos playas”, aclaró además de criticar el veto a la playa de Arenilla –ahora en el perímetro–. La escalera de madera que baja a Tramaguera presenta visibles signos de deterioro como la falta de pasamanos, la base deteriorada y agujeros.
Pese al vallado y los muros. Los porteadores agudizan el ingenio en una zona “sin orden y con fallos en el proyecto”. Ni la instalación de una verja donde antes se encontraban la escalera ni la elevación del muro que recorre el terraplén que da a la carretera nacional han doblegado a los porteadores que agudizan el ingenio para bajar sus bultos hasta el acerado y evitar así un rodeo por la pista del Jato. En estos días se puede comprobar cómo los camalos descuelgan los paquetes por la pared, mientras que otros se cuelan por la rendija que queda entre la muralla y las verjas. La acera de la escalera “se colapsa” cada día, describieron los voluntarios del aparcamiento, “los vecinos se encontrarán con este caos cuando bajen a la playa en verano. Retrocedemos en vez de avanzar”. “Podremos pedirles a los porteadores que respeten el orden cuando se arreglen los fallos del proyecto de la escalera”, valoró Abderrahman, quien lamentó también la falta de contenedores de reciclaje. “Llevamos diez meses pidiéndolos pero nada”, estimó junto al aparcamiento del Tarajal. En cuanto a la disponibilidad de cuartos de baño en la zona, este vecino subrayó que adolece de este equipamiento y de otros, “aunque la afluencia de bañistas es enorme porque la población ha crecido con la entrega de viviendas como en Loma Colmenar”. Asimismo, Abderrahman puso el acento en el conocido como ‘muelle del Tarajal’ –llano de hormigón– que se está fragmentando y, advirtieron, puede ser un riesgo para los bañistas.