El uso de menores para ocultar hachís con el ánimo de pasarlo de Ceuta a la Península se erige en una vertiente delictiva que lejos de ser algo casual se repite en más de una ocasión. Es una forma de camuflaje o de intento de despiste a las fuerzas de seguridad.
Hay casos en los que se les explota para traficar aprovechándose de ellos. En otros van solo en compañía movidos por ese ánimo de los adultos, verdaderos artífices del pase, de no levantar sospechas.
Es lo que pretendió la llamada D.Ch. cuando a finales de marzo de este año intentó embarcar con 2,3 kilos de droga yendo en compañía de su sobrina, de 12 años de edad.
Cuando estaba en la sala de reconocimiento de pasajeros y equipajes de la estación marítima, la Guardia Civil procedió al registro tanto de ella como de la menor, así como de sus maletas. Los agentes tenían sospechas de que algo irregular podía estar tramándose.
La droga, repartida en cápsulas
Fue así como dieron con la droga, dos kilos y 300 gramos de hachís repartidos en 235 cápsulas. La Guardia Civil reparó en que esa adulta y esa menor no protagonizaban un embarque cualquiera y fue precisamente eso lo que motivó el registro de ambas dando con la mercancía.
La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 ha condenado a D.Ch. por un delito contra la salud pública a 2 años de prisión, pena que quedó suspendida con la advertencia de no volver a delinquir en un periodo de dos años ya que de hacerlo quedaría revocada dicha condena.
Desde su arresto, el pasado 29 de marzo, ha estado en prisión preventiva a la espera de la vista judicial señalada para este lunes.
La droga, valorada en algo más de 17.000 euros, quedó intervenida por el Instituto Armado para su posterior destrucción.
A la pena de cárcel se suma una multa de 15.753 euros que tendrá que abonar.