A golpe de vista nadie diría que la ordenación del territorio en Arcos Quebrados ha cambiado en los últimos años. Pero, de cotejar el nivel de edificación con el archivo fotográfico reciente, se desprende que la barriada crece hacia un urbanismo ilegal que se extiende al margen de la normativa vigente. Los impedimentos para lograr la demolición de construcciones ilegales así como la restauración del orden urbanístico, con trámites que eternizan el procedimiento, sólo fortalecen la sensación de impunidad de quienes vulneran las leyes urbanísticas y de que obstaculizan la lucha contra estos delitos.
En Arcos Quebrados existen construcciones que ocupan zonas calificadas para un uso bien distinto al residencial; las parcelas albergan actividades económicas para las que sus responsables carecen de licencia así como un sinfín de actuaciones que contravienen el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), como si éste fuese papel mojado.
Las obras ilegales no son exclusivas de este distrito ya que tienen su reflejo en la cara opuesta de la ciudad, en el Recinto, donde incluso se popularizaron las edificaciones exprés cubiertas con lonas. Sin embargo, en Arcos Quebrados cobra relevancia puesto que se trata de una zona en la que están programadas inversiones de importancia como la nueva rotonda en la N-352 o el Plan Especial del Príncipe Alfonso. De ahí que la existencia de obras sin licencia en el futuro trazado de la carretera nacional debiese de preocupar a las autoridades.
El levantamiento de infraestructuras es la actuación que más puede llamar la atención de los cuerpos encargados de detectar las infracciones urbanísticas. Otras son más discretas y, no por ello, menos peligrosas. Sería el caso de las labores de desmonte del terreno, es decir, la acción de excavar la tierra para rebajar la rasante. La orografía de Arcos Quebrados se ha modificado en los últimos años y ahora pueden percibirse allanamientos del terreno donde antes el terreno era en pediente. Una alteración del espacio natural que, sin supervisión ni los proyectos y planes que regulan una ejecución de esta naturaleza, supone una bomba de relojería.
La Ciudad Autónoma tiene a su favor que, desde la formación de su equipo de Gobierno en esta legislatura, la disciplina urbanística constituye una de sus líneas de acción prioritarias. Una lucha que, como reconoce el propio Gobierno autonómico, es a cuentagotas pero cuenta con prometedoras perspectivas ya que la Consejería de Fomento ya ha triplicado el número de expedientes por obras ilegales y espera cuadruplicaron.
Muestra de ese trabajo multidisciplinar fue expuesto por el titular del área, Néstor García, a finales del mes pasado cuando dio a conocer los últimos avances en materia de disciplina urbanística, en concreto, la demolición de sendas construcciones ilegales en Poblado Regulares y Finca Guillén. En el supuesto de que los infractores no actúen, nada extraordinario en estos casos, la Ciudad tiene que proceder a los derribos de manera subsidiaria, de modo que el pago de la factura se pasará al infractor con posterioridad.
La laxitud que ha predominado en las administraciones en torno a la disciplina urbanística ha sido relevada por un endurecimiento de las actuaciones para que, además de reducir los plazos y sancionar a los infractores, el espacio público sea mejor gestionado.
Vertido de escombros a plena luz del día
Laderas cubiertas de basura, cascotes de obra y armazones de automóviles desguazados. Ese es el paisaje que ofrece Arcos Quebrados se mire donde se mire. Quizá una de las actuaciones más ofensivas por la impunidad con la que se comete a plena luz del día sea la ampliación de una de las parcelas mediante el vertido de escombros a la pendiente. Los motocarros arrojan en la parcela restos y material de construcción obviando cualquier punto habilitado para el depósito de inertes. De tener permiso para ello, las autoridades deberían de determinar si la propiedad a la que caen los escombros tiene la misma titularidad o bien se invade una propiedad ajena.
Las construcciones afloran en mitad del arroyo
Ante una riada por las lluvias, el agua arrasaría con las edificaciones y desembocaría en la N-352
Desde la carretera nacional, en el cruce de Arcos Quebrados, puede observarse uno de esos desmanes del urbanismo ilegal. En pleno arroyo, varias construcciones se han levantado en los últimos años sin que el avance de las obras haya sido interrumpido.
Su ubicación supone un peligro para quienes ocupen el inmueble ya que, ante una eventual riada, el agua arrasaría con todo lo que encontrase en su camino desembocando en la transitada N-352. Desde hace algunos meses, la edificación sirve además de aparcamiento para una veintena de vehículos sin que, aparentemente, la parcela disponga de algún uso profesional.
Este almacenamiento de automóviles, en principio en buen estado, podría ocultar un negocio de estacionamiento como el parking que la Ciudad comenzó a desmantelar hace unas semanas en el cruce entre la ITV y Príncipe Alfonso.
La intención de los promotores es que estas estructuras continúen creciendo, a tenor de las armaduras de espera que las coronan. Un rasgo que comparte con otras edificaciones de Arcos Quebrados, como si sus propietarios esperasen el momento adecuado para sumar una infracción más a la lista de las ya cometidas.
Un rasgo definitorio del urbanismo ilegal es el uso de mano de obra sin contrato. Sin necesidad de ser su caso, dos personas se encargaban ayer de vigilar el perímetro de esta parcela que aún está pendiente de asfaltar.
La construcción de esas viviendas requeriría además de un movimiento de tierras para el que también habría necesidad de la correspondiente autorización. Unos trámites que los infractores obvian pero por los cuales pueden ser sancionados en base a las ordenanzas municipales.
Este caso de Arcos Quebrados resulta flagrante dada su llamativa ubicación, pero existen otros emplazamientos en toda la ciudad en los que estos incumplimientos coinciden.
Los vecinos exigen controles para determinar quién tira los vehículos desguazados
Los residentes se sienten amenazados por la contaminación, los incendios o porque un chasis pueda rodar ladera abajo
Pronto los vehículos tendrán serios problemas para circular por las pistas de tierra en Arcos Quebrados –denominación que se acerca más a la realidad que la de carretera– debido a la falta de espacio. No porque el ‘carril’ se haya quedado pequeño solo por un incremento en el tráfico rodado, sino por las decenas de armazones de automóviles arrojados por las laderas que descienden hasta los caminos por donde los vecinos transitan.
Los residentes en la zona llevan meses quejándose de un vertedero incontrolado que, lamentan, tan solo atrae la atención de las autoridades cuando incívicos prenden fuego a los chasis. Un cementerio de automóviles que, muy a su pesar, está presente en sus vidas durante todo el año debido al riesgo derivado de la contaminación; los daños que puede provocar el desprendimiento de unos de estos armatostes monte abajo o la insalubridad que entraña un lugar de estas características. Por más deshechos que se retiran, la cantidad se mantiene e, incluso, se ha incrementado en los últimos días.
La barriada se pregunta por qué las autoridades no consiguen identificar a la persona o personas que lanzan estos armazones desde una explanada próxima a las viviendas del Príncipe Alfonso. Vecinos consultados por este periódico solicitaron a los cuerpos de seguridad que realicen un seguimiento en el lugar para determinar cuál es el origen del vertido y ponerle fin.
En las cercanías del vertedero se apilan todo tipo de piezas e, incluso, pueden encontrarse transportes fuera de su ‘hábitat’ como una moto de agua. Una panorámica que puede comprobarse desde cualquier punto de Loma Colmenar, en especial, desde el Hospital Universitario. Una estampa pintoresca que ayer contó con dos pavos reales como figurantes entre montañas de desperdicios.
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