Lo que empezó siendo un traslado de inmigrantes argelinos hasta Alicante, para, desde allí, coordinar su deportación a Orán, terminó convirtiéndose en una auténtica odisea. Al menos, para los agentes de la Policía Nacional de Ceuta que participaron en la misma y que terminaron ejerciendo, en plena autovía A7, en la salida de Crevillente, de socorristas, de coordinadores de tráfico y hasta, llegado el momento, de psicólogos. Ahora la UFP apoya que se les proponga para la obtención de una medalla al considerar que su actuación debe ser reconocida de alguna manera, ya que todos los policías participantes -pertenecientes a la UPR- superaron, en mucho, el papel encomendado.
La historia de marras se sitúa en pleno traslado de siete argelinos del CETI a Alicante, cuando la unidad del Cuerpo Nacional de Policía se topó, en la conducción, con un accidente múltiple provocado en la autovía A7. Un coche ocupado por una sola persona había chocado contra una mediana provocando a su vez la colisión con varios coches. La escena era tal cual se pinta: varios vehículos siniestrados, la autovía con poca luz, las ocho de la noche en el reloj, un coche con fuerte olor a quemado a punto de explotar con una ocupante dentro, y una furgoneta de la Policía Nacional cargada de argelinos. De película de Almodóvar si no hubiera sido porque el tiempo era oro y porque había que tomar decisiones al momento.
Los agentes de Ceuta se repartieron los papeles: unos se dedicaron a controlar el tráfico de vehículos, otros a intentar atender a la mujer atrapada y el resto controlando el vehículo y coordinando la búsqueda de apoyos.
Cuarenta minutos tardó en aparecer la primera de las unidades de Bomberos en el lugar de los hechos. En ese tiempo se tuvo que organizar el dispositivo adecuado para evitar más colisiones y la explosión del vehículo siniestrado que estaba en peores condiciones.
Tres de los policías se dedicaron a intentar reanimar a la fémina, apagando el motor de su coche e intentando sacarla del interior, ya que existía el peligro de que fuera embestida por otros turismos, dado que la autovía no estaba cortada al tráfico. Mientras, otros policías, dotados con chalecos reflectantes, se ubicaban en la carretera para alertar a los vehículos que llegaban, corriendo el riesgo de ser atropellados. En el transcurso del dispositivo se produjeron dos choques de vehículos más, que se unieron a la colisión múltiple ya generada, por lo que los agentes tuvieron que asistirles de inmediato y tranquilizarles.
Con la llegada de las unidades de emergencia se consiguió controlar la situación rescatando a la herida y recuperándose la normalidad en plena autovía. El final de esta historia ya está escrita: los argelinos se encuentran en su país, buscando la forma de volver a entrar en Ceuta, y los agentes se encuentran en esta Ceuta buscando la forma de evitar emboscadas o coordinar operaciones de identificación. Ambos, con papeles bien distintos, se han unido en una historia diferente.