El Salón de Grados del
Campus Universitario acogió este viernes el acto de clausura de la segunda edición en Ceuta del
Campus Tecnológico de la UGR para chicas ‘Quiero ser Ingeniera’, una propuesta que ha reunido durante dos semanas a 18 estudiantes de distintos centros educativos de la ciudad que están a las puertas de acceder a Estudios Superiores.
La cita reunió por videoconferencia a las alumnas y sus monitores con la coordinadora de la propuesta en la ciudad y vicedecana de Asuntos Económicos, Infraestructuras y Relaciones con las Empresas de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología, Beatriz Prieto; al director provincial de Educación, Javier Martínez; al director general del ramo de la Ciudad, Javier Celaya; a la rectora de la institución nazarí y otros altos cargos de la misma.
Pilar Aranda enfatizó durante su breve intervención la conveniencia de seguir promoviendo iniciativas de “discriminación positiva” como esta no solo para evitar que la presencia de mujeres en las aulas de las Ingenierías sea testimonial, sino también para impedir que la de hombres en las de Educación o Sanidad siga cayendo a porcentajes ridículos. Ello a pesar de que las propias chicas pidieron que en ediciones venideras se permita a chicos apuntarse.
“Algo estamos haciendo mal porque en todos los ámbitos necesitamos contar con aspectos, visiones y sentimientos diferentes, pero en el ámbito tecnológico están tres cuartas partes de los empleos del futuro, que además serán los mejor remunerados, y apenas hay chicas en esos estudios”, alertó la rectora, que instó a las familias a no reforzar “componentes de inducción que transmiten a las mujeres que hay sectores en los que tendrán que trabajar mucho y no podrán compatibilizarlo con la maternidad”. “La libre elección debe presidir todo”, reclamó Aranda.
Previamente, en el Salón de Grados, 18 alumnas habían presentado ante sus compañeras, Prieto, Martínez y Celaya los tres proyectos que desarrollaron en lo que va de julio “renunciando a la playa para seguir formándose”, según alabó el alto cargo de la Ciudad. Las jóvenes expusieron un sistema de riesgo para un huerto urbano capaz de operar en función de las condiciones de lluvia, luz y humedad; tres robots OTTO capaces de bailar y cinco coches programados para buscar con sensores un camino recto sin obstáculos.
Todas las estudiantes coincidieron en haber vivido una experiencia “maravillosa”, para muchas “mejor de lo que esperábamos”. Martínez abogó por seguir reforzando los lazos entre los niveles preuniversitarios con los superiores y por incidir en la igualdad en las aulas.