Los subsaharianos solicitan permiso por segundo día consecutivo a las autoridades para desplazarse a la península. El grupo tiene decretada una orden de expulsión sin ejecutar.
La concentración de una veintena de subsaharianos junto a la Jefatura Superior de la Policía Nacional, ubicada en el Paseo de Colón, cumplió ayer su segunda jornada. Al cierre de esta edición, los residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, que solicitan al Gobierno y a este Cuerpo de Seguridad del Estado “libertad” para desplazarse a la península y pedir asilo en otro país europeo en el caso de que haya sido denegado en España, anunciaron que dormirían en la calle para volver a la protesta hoy.
Mardoché Bola, natural del Congo no oculta que tiene decretada una orden de expulsión y destaca que su estancia en el campamento del Jaral se ha prolongado durante diez meses. Este inmigrante que accedió a nado a la ciudad recuerda que la residencia en estas instalaciones es “temporal” y que está limitada a “seis meses”.
Blade Cyrille procede de Camerún y utilizó la misma vía que Bola para alcanzar Ceuta. Después de diez meses alojado en el CETI se pregunta, “¿por qué no puedo comprar un billete de barco para ir donde quiera, si ya estoy en España?”. Él no es titular de una tarjeta de solicitante de asilo pero Salife Keike, nacido en Costa de Marfil y con una trayectoria en la ciudad de un año y cuatro meses, recuerda que portadores de esta identificación tienen vetado el acceso a un ferry a pesar de que este documento atribuye la libre circulación por el territorio nacional. Ya sean de Ruanda, Costa de Marfil, Congo o Camerún, confían en que la legislación sea menos restrictiva en otros estados de la Unión Europea.
Valerie Evina lamenta que, a pesar de la espera, continúan sin un trabajo o una oportunidad para progresar. “Estamos en una cárcel en la que sólo podemos comer y dormir”, añadió la subsahariana. Leon Herve, un año en el CETI y natural de Camerún, expresa su cansancio por una solución que nunca llega. El grupo que se acomodaba sobre cartones en Colón reconoció que tiene decretada una orden de expulsión aunque, añadieron, no desistirán en requerir su anulación.
Mensajes escritos en los cartones
Las pancartas de los subsaharianos mostraban mensajes esperanzadores como: “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. La esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”. Otro de los inmigrantes sostenía un cartón en el que se podía leer una auténtica declaración de derechos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad, razón y conciencia para comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Los textos estaban escritos en castellano.