La tensión ha crecido en los alrededores de los polígonos a medida que avanzaba la mañana de este lunes, el día de reapertura del paso de mercancías Tarajal II. La penúltima organización de las filas de porteadores ha multiplicado los puntos de riesgo. Uno de ellos esta vaguada, convertida en una trampa imprevista que ha amenazado, este lunes, con ser mortal. Las mujeres han corrido alocadas por la fiebre del bulto. Se han despeñado por el terraplén. Se ha aplastado entre ellas. Se han pisoteado. La intervención de un joven ha impedido que ocurriese una desgracia. A su auxilio, ha salido la Policia Local. Pero la situación aún ha ido a peor. Las avalanchas humanas, sobre todo de mujeres, superiores en número respecto a los hombres, han obligado a la Policía Nacional a establecer filtros para el control de masas. Cientos de personas difíciles de controlar con las que la seguridad privada contratada por la Ciudad Autónoma ha lidiado desde primera hora. Soportando, incluso amenazas. Marruecos ha limitado la entrada de mercancías durante gran parte de la mañana, según algunos comerciantes, al exigir que los bultos estén envueltos en plástico transparente. Ya sea por las restricciones del país vecino o por la organización que han establecido las autoridades españolas, los camalos se han acumulado por miles hasta perderse la cuenta de cuántas personas han acudido hoy a Ceuta a portear. Tan solo al amanecer, la Policía Nacional ya ha contabilizado a centenares que han hecho noche en la ciudad. Hasta que el Tarajal II ha empezado a tragar los paquetes que durante horas estas personas han cargado sobre sus espaldas, las filas han serpenteado en interminables colas por las inmediaciones y hasta dentro de los polígonos. Una imagen que ha debido ser impresionante a vista de pájaro y ha desbordado las zonas de embolsamiento. A ras de suelo, los rostros, sobre todo femeninos, han mostrado a personas al borde de la extenuación por ganarse, hoy, entre 10 y 15 euros por cada fardo que alcance la explanada en Castillejos. Muchos de ellos, procedentes de las consignas irregulares y ajenos a los negocios legalmente establecidos. Por su parte, ceutíes con pasaporte español han protestado porque, aseguran, las autoridades marroquíes les impiden dedicarse al transporte de productos de Ceuta a Marruecos. Cuatro guardas ha destinado la Comunidad de Propietarios de los Polígonos del Tarajal al control de filas de porteadores dentro de las naves. La Policía Local y Nacional, como anunció el delegado del Gobierno la semana pasada, han actuado dentro de sus competencias, pero fuera de los almacenes. Su colaboración tampoco ha sido sinónimo de satisfacción con la nueva organización de las filas hacia el paso de mercancías. Los empresarios de las Fases I y II han reclamado a las autoridades que abran las escaleras que conducen a sus naves porque, de lo contrario, asfixiarán a sus negocios. Las incomodidades provocadas por el comercio transfronterizo van ahora más allá de los polígonos. Los vecinos del Príncipe Felipe han denunciado de forma pública las molestias que soportan por el nuevo recorrido que siguen las filas. Los engranajes del Tarajal II, en su segunda semana de funcionamiento después del parón de los últimos días, siguen sin estar engrasados y requieren de la cooperación de España y Marruecos para que el comercio transfronterizo deje atrás esa imagen caótica que ha hecho a los polígonos tristemente célebres.