Durante los tres primeros días de la semana pasada nuestras calles han presentado una imagen un tanto insólita, merced a la presencia de varios centenares de marinos de un buque de la flota rusa, el “Admiral Chabanenko”. Los marinos, jóvenes en su mayoría, me recordaban aquellos felices tiempos en que los marineros de reemplazo españoles pululaban por nuestras calles en las frecuentes escalas que los buques de la Marina de Guerra española hacían en nuestra ciudad, llenando los establecimientos en busca de artículos exóticos, novedosos y difíciles de encontrar en la península.
Las enormes y blancas gorras de plato, los uniformes de recio paño y las camisetas rayadas de los marinos de más baja graduación, supongo, proporcionaron a la ciudad durante estos días un ambiente alegre y hasta festivo, que ha merecido los comentarios de alguno de los colaboradores de El faro, quien sugería al Consejero de Turismo que centre sus campañas de promoción en atraer al puerto a navíos de guerra, cuyos tripulantes invierten generosos sus ahorros en los comercios, en lugar de hacerlo con esos enormes trasatlánticos que nos visitan de tarde en tarde, llenos de jubilados que pasean poco y gastan menos.
A la vista de los resultados no parece mala la idea, si bien no debe ser fácil encontrar interlocutores válidos para atraer este tipo de turismo “sui géneris”. No obstante sí que pudiera sacarse algún provecho derivado de la coincidencia de esta visita con las “manifestaciones anti-paro” que cada medio día, militarmente puntuales, celebran los desempleados ceutíes bajo la tutela de Comisiones Obreras, manifestaciones que han sorprendido, e incluso divertido, a los visitantes del Este, que han tomado fotografías de los manifestantes tremolando sus rojas banderas al son de marchas revolucionarias bolcheviques que, por su juventud, a lo mejor ellos nunca escucharon.
Puesto que el hecho llama la atención a propios y extraños, me pregunto: ¿No sería una buena idea institucionalizar la manifestación matutina e incluirla en el calendario de atractivos turísticos de la Ciudad?... Muchas son las ciudades que aprovechan, e incluso inventan determinadas ceremonias para convertirlas en reclamos turísticos, tal como ocurre en Londres donde el cambio de guardia es un espectáculo de primer rango; en Gibraltar, donde ocurre otro tanto, o en la propia Ceuta, en que la ceremonia del arriado de la bandera, los jueves ante la Comandancia General, ha tomado carta de naturaleza.
La verdad es que el fenómeno manifestante se está convirtiendo en un alarde de organización digno de elogio. Los himnos revolucionarios que la amparan se ven refrendados no sólo por el solemne tronar de los atambores, sino también por los sonoros pitos que ya manejan con soltura y ritmo los manifestantes, y por las pancartas sumamente expresivas, las consignas cantadas con acordadas voces y el orden respetuoso, hacen que el solemne desfile merezca ser contemplado por quienes nos visiten, como ejemplo democrático y atípico de protesta respetuosa, respaldada por las fuerzas de orden público; protesta que quizá merezca ser exportada a otros lugares en que el paro es también consustancial con la vida del hombre del Siglo XXI. Un paseo marítimo en el “Desnarigado” con visita a los Hércules de Pagán, respaldada con la asistencia a la exhibición manifestante podría llenar una mañana turística altamente atractiva. Queda expuesta la sugerencia.