La acumulación de porteadores en el entorno de la frontera y la determinación que han tomado de pernoctar en la zona para, al día siguiente, ser los primeros en ocupar la cola del Biutz ha dado pie a que la Policía Nacional tenga que montar un dispositivo de seguridad para evitar males mayores.
Y es que el comportamiento que ha terminado por convertirse en práctica habitual genera un riesgo importante. Primero, para los propios porteadores, ya que además de ser objeto de atracos, pueden terminar sufriendo alguna de las avalanchas que siguen sucediéndose en el polígono. Permitir este tipo de comportamientos supone además causar otros problemas que vienen encadenados. Por ejemplo, la acumulación de personas a primera hora hace que quienes están haciendo cola en el Tarajal para ser los primeros se topen con que ya otras personas, incurriendo en una ilegalidad, les han arrebatado el sitio. De ahí se origina el tapón que afecta también a los vehículos. El caos es un hecho.
Las actuaciones de control que está llevando a cabo el CNP y que ya se realizaban con anterioridad porque este problema viene de antiguo, son garantía de que, dentro del tercermundismo asentado en la zona fronteriza cabe un mínimo de acción preventiva para que no se produzcan imágenes y dramas de los que esta ciudad ha sido testigo.
La constancia en este tipo de actuaciones policiales debe tener el respaldo de todos los empresarios porque ellos van a ser los primeros beneficiados. Que detrás de este tipo de acciones está el drama de unas personas que solo quieren ganar algo de dinero... sí, pero no todo puede permitirse. Actuar de esta manera es garantizar ya no solo el cumplimiento de la ley sino, también, la integridad de quienes se dedican a portear.