Categorías: Colaboraciones

Una pequeña patera para el Papa

En Roma, del 17 al 21 de noviembre, se ha celebrado el VII Congreso Mundial de la Pastoral de las Migraciones que ha congregado a más de 300 personas de 93 países. Tengo que agradecer a los responsables de la Comisión Episcopal de Migraciones que me incluyeran en la delegación española, como representante del Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.

El Cardenal Vegliò, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, situó los retos del fenómeno migratorio y las situaciones de emergencia que interpelan a la comunidad internacional, subrayando el peligro de que los países de llegada reciban con hostilidad, desconfianza y prejuicios a los migrantes. Y como respuesta a esta problemática propuso dos líneas maestras: la cooperación y el desarrollo que, en la perspectiva específica de la solicitud pastoral, deben acentuar el aspecto positivo del fenómeno migratorio.
A la finalización del Congreso, el viernes 21, tuvo lugar en la sala Clementina la audiencia con el Papa Francisco. Era un momento esperado y deseado por todos. “La Iglesia anhela ser lugar de esperanza”, proclamó el Papa Francisco, en su Mensaje al Congreso. Diálogo y acogida, dignidad humana, tutela de los derechos de los emigrantes y legalidad, cooperación, desarrollo y migraciones. Sin olvidar, el impulso a la integración y el respeto de las convenciones sociales y culturales de los países que reciben a los que emigran.
Agradeció con aprecio el compromiso y la solicitud dedicada a los hombres y mujeres que aún hoy emprenden los denominados ‘viajes de la esperanza’, y alentó a acompañar a los que sufren la soledad y la marginación, asegurando su cercanía a los que desarrollan este apostolado y a quienes intentan ayudar: “La Iglesia, además de ser una comunidad de fieles que reconoce a Jesucristo en el rostro del prójimo, es madre sin confines y sin fronteras”. Es madre de todos y se esfuerza en alimentar la cultura de la acogida y de la solidaridad, donde nadie es inútil, ni está fuera de lugar, ni queda para el descarte.
Tras la lectura de un Mensaje cargado de esperanza, el Papa Francisco saludó a todos los obispos. El arzobispo de Tánger, Monseñor Agrelo, le hizo entrega de un álbum de salmos y fotografías de la frontera, que le regalábamos la Diócesis de Cádiz y Ceuta y la de Tánger,  y que el Papa se entretuvo en hojear.
En las primeras páginas iban dos dedicatorias firmadas por el Obispo de Cádiz y Ceuta y por el Arzobispo de Tánger,
Ya, al final, cuando se marchaba, tuve la oportunidad de poder acercarme al Papa Francisco para entregarle un detalle que, aunque era sencillo y humilde –una pequeña patera–, estaba cargado de simbolismos, historias y personas.
Era una patera hecha por Modou, inmigrante africano residente en Tánger que, junto a otros compañeros subsaharianos, participa en un proyecto de la Asociación Armid, promovida por la Delegación de Migraciones de Tánger,  para generar recursos para los inmigrantes.
Pude saludar al Papa Francisco,  entregarle la pequeña patera y agradecerle su servicio, testimonio y ejemplo, manifestándole que la Diócesis de Cádiz y de Ceuta está muy sensibilizada y comprometida con la inmigración.
En mi corazón y en mi mente la patera iba cargada de muchos nombres, que en nuestra Diócesis han trabajado y siguen ahí entregando su vida con entusiasmo al servicio de los inmigrantes. Recordaba la historia de tantos que han estado sensibles y comprometidos, obispos, sacerdotes, laicos, amigas y amigos entrañables, tanta gente que haría falta una gran embarcación para llevarlos a todos.
También estaban los nombres de muchos inmigrantes –jóvenes y adultos, mujeres y niños– que han atravesado las aguas del Estrecho y que hemos acogido ofreciéndoles el afecto y la ternura de una Iglesia que quiere ser madre. Y aquellos otros que nos hemos encontrado detenidos en el CIE, tras haber sobrevivido a un viaje cargado de  riesgos y peligros.
Pero, sobre todo, la patera era de los pobres de la tierra. Aquellos inmigrantes cuyos nombres sólo Dios conoce. Inmigrantes anónimos que enterraron sus sueños y sus esperanzas en esas noches oscuras de los dramas y las tragedias. ¡Qué de sueños y esperanzas, gritos y gemidos, noches oscuras y estrelladas, oraciones y plegarias, temblores y miedos, llantos y agonías en esa pequeña patera!
Me quedo en la retina con la mirada entrañable del Papa Francisco y con su cariñosa sonrisa, mientras se alejaba de la sala Clementina sosteniendo sobre su pecho la pequeña patera.

*Gabriel Delgado   Secretariado de Migraciones de la diócesis de Cádiz y Ceuta

Entradas recientes

¿Puede un peatón guardar una plaza de aparcamiento en la vía pública?

Encontrar dónde dejar aparcado el coche en Ceuta supone un suplicio. Tanto en el centro…

27/08/2024

El Ceuta y el Nàstic “pasan página” tras los incidentes del playoff

Este martes, el Tribunal Administrativo del Deporte ha confirmado las sanciones del Comité de Competición…

27/08/2024

Marruecos refuerza su presencia al otro lado del Tarajal

Con una presión en el mar mucho menor respecto de los periodos críticos vividos estos…

27/08/2024

Solistas de la CISO interpretan 'Made in Ceuta' en la Biblioteca Pública

La Biblioteca Pública Adolfo Suárez ha acogido el recital de solistas 'Made in Ceuta' de…

27/08/2024

El campus de Gimnasia Rítmica se celebra en el 'Molina' con una alta participación

El campus de Gimnasia Rítmica ha comenzado esta semana en el pabellón Guillermo Molina de…

27/08/2024

Un genio ceutí que lleva 20 años fabricando su propio combustible

Francisco Benítez es un auténtico genio que aprendió e inventó por necesidad la fabricación de…

27/08/2024