Una noche con... Alejandro Sanz

Yo de pequeño tenía un sueño”…, y unas imágenes de Alejandro Sanz  defendiendo el Ártico, proyectadas  en una pantalla gigante, dieron paso al magno concierto que el  “músico – cantante” madrileño – algecireño comenzó a ofrecer.

 La “plaza de toros” de Algeciras estaba a rebosar: 8.500 espectadores y el cartel de “no hay entradas”. Yo, por mucho que me esforcé, no pude “tenerlo al alcance de mi vista”. Había demasiada gente para estar en primera línea. Me conformé con verlo desde lejos y sobre todo seguir su actuación a través de la enorme pantalla, de la que extraje  unas cuantas fotos para el recuerdo ( y alguna para ilustrar este artículo). Yo sabía que el concierto merecía la pena. A Alejandro lo había visto hace unos años 3en el “campo de fútbol” de La Línea y me cautivó sobre todo por su cercanía y humanidad. Es un artista de los pies a la cabeza, pues aparte siempre va acompañado de un elenco de músicos que hace que el concierto cobre más fuerza. El “terreno de juego”, abarrotado. También tuve que ver la actuación a través de una pantalla gigante, aunque en esta ocasión tuve más cercanía física al artista.
A decir verdad, muchos artistas empiezan cantando y actuando con el solo acompañamiento de su guitarra ( Juan Manuel Serrat, Sabina, Paco de Lucía, Raimundo Amador, Pedro Guerra, B.B.King…), pero después evolucionan y sus conciertos  se convierten en  algo mágico y verdaderos espectáculos.
Alejandro Sanz apareció en el escenario a la hora prevista, 10 de la noche y no paró hasta  cerca  de dos horas y media después, durante las cuales hubo emoción, alegría, profundos sentimientos.Totalmente vestido de negro ( el color más elegante) con vaqueros, camiseta y blusa negra. Un sencillo colgante en su cuello, alguna pulserita y un anillo en el dedo meñique de su mano derecha. Y tatuajes en su brazo izquierdo. Muy contento por estar “en su tierra”, a la que no venía desde hace 19 años, pero donde tantos veranos pasaba durante su niñez y tantos amigos de entonces conserva. Alejandro no es exactamente de Algeciras, sí lo era su padre, Jesuli, también músico y al que nuestro artista estuvo siempre muy unido. Cuando  éste falleció hace unos años, Alejandro cayó en una profunda depresión. Yo recuerdo que cambió su imagen física, se tiñó el pelo de rubio y engordó muchísimo. Fue una mala época para el cantante; pero la superó y siguió su buena trayectoria ofreciéndonos nuevas canciones que seguimos tarareando. Alejandro fue desgranando uno por uno algunos de los muchos temas de su último disco “SIROPE”, siempre acompañado de sus incondicionales músicos. Parece ser que se cumple el dicho del artista de “que de no haber sido blanco, me habría gustado ser negro” ( en esto estamos de acuerdo), ya que la mayoría  de sus acompañantes son de color: el batería, las voces masculina y femenina, el “teclado” de mano ( una chica también de color), la trompetista ( mestiza),la típica negra con pantalones cortos,larga melena rizada y tocada con un sombrero, también negro; ésta parecía cantar “gospel”; ésta, y al final de al actuación hizo un solo que fue muy aplaudido, cual si Whitney Houston se tratara. Fue muy aplaudida.. Para mí, Alejandro ha hecho incursión en el “jazz”. El saxofonista, de piel blanca también mostró su buen hacer, así como el pianista, también blanco y otro saxofonista ( quizás el mayor de todos) también de piel morena. En fin un buen equipo, que nos demuestra una vez más, lo “fuerte” que pega la música negra y Alejandro Sanz ha sabido hacerlo.
Se tarareaba o cantaba las canciones  de su último disco (reconozco que para las letras no soy nada buena pero seguía el ritmo de las mismas). Poco a poco, nos fue acercando al Alejandro “de antaño”, con canciones como “Ella”, “Amiga mía”, “No es lo mismo”…., y por supuesto el famoso “Corazón partío” que sonó en todo su esplendor y levantó pasiones. Siempre fue una de sus canciones más emblemáticas. El juego de luces en el escenario, contribuyó a que el espectáculo estuviera de lo más acertado y cercano al público. Porque si algo tiene Alejandro, es que es un tipo llano, natural y del pueblo; es tal cual y así se manifiesta.En más de una ocasión repitió lo a gusto que  “estaba en casa y el calorcito que recibía”. El estar en Algeciras le traía muchos recuerdos de sus psdres, de sus amigos, recordando incluso los juegos que realizaban. También dedicó un bonito recuerdo a su “compadre Paco”, es decir, a Paco de Lucía, al que le unía una gran amistad y con el que pasó muy buenos ratos en la Playa del Rinconcillo ( algunos de mis antiguos alumnos me comentaban cómo los veían a los dos en esta playa).Su amistad con Paco fue tan de verdad, que el hermano de éste, Pepe de Lucía y en la tumba de su hermano, en Algeciras, me contaba, que cuando el entierro de su hermano, todo el mundo quería estar presente. Cuando todo el mundo se marchó del cementerio, llegó Alejandro Sanz, solo y fue entonces cuando le estuvo haciendo compañía a su incondicional amigo.Cuando parecía que el concierto iba a terminar, nos dio una sorpresa. Aparecieron en el escenario, siempre lleno de buen y cambiante colorido, su prima Mónica (cantaora), Pepe de Lucía , hermano de Paco de Lucía, cantaor y guitarrista y otro guitarrista joven, amigo suyo. Se montó una “buena juerga flamenca”, en la que Alejandro  dejaba bien claro  “sus orígenes andaluces”. Cantaron “Somos especiales”, dedicado a Algeciras y  al cantante, guitarra en mano, se le veía  especialmente emocionado (por mucho Miami donde viva).En el ruedo y en las gradas la gente los acompañábamos. Fueron momentos  muy emocionantes. Como también lo fueron, cuando Alejandro invitó a su amigo, también cantante ( yo creo que salido de “Operación triunfo”), Pablo López. Buen pianista  que interpretó un tema junto  a su amigo, cantando los dos juntos.
 El espectáculo no había terminado. Unas “imágenes holográficas” proyectadas como unos zapatos de bebé, un bob esponja, guitarras varias que iban girando…, Alejandro cantó un tema dedicado a su hijo Dylan de 2 años. Resultó muy entrañable y enternecedor. Las luces se apagaron. Pero encendidas nuevamente, el cantante nos deleitó con su famoso y de sus primeros años en la música, “Pisando fuerte”, coreada por todos. Una vez más  tocó otros temas, esta vez sentado al piano, para en esta ocasión, sí finalizar su actuación y despedirse del público con un “Os quiero”, recibiendo fuertes aplausos y vítores.  En la pantalla gigante, aparecieron nuevamente imágenes de Alejandro  con carteles en los que se podía leer : “Salva el Ártico” y la frase : “Por fin se ha cumplido el sueño que tenía” , ( era el de actuar en “La plaza de toros” de Algeciras). Contaba al público, que hace muchos años, viendo a Juan Manuel Serrat en este lugar, pensó:” ¿Estaré yo alguna vez ahí?” (¡lo consiguió!).
Una nostálgica y bonita noche para los amantes de la música y la poesía, que sucede cuando cantantes como Alejandro Sanz transmiten tantos sentimientos. ¡Forever amigo! P.D. En el año 2.002, Alejandro Sanz fue nombrado “Hijo predilecto “ de Algeciras. Ahora, el sr Landaluce, alcalde de la ciudad, le ha nombrado “Embajador de la ciudad de Algeciras.