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El paciente, de 10 años, tiene la medicación descompensada y es violento
Una familia ceutí ha decidido denunciar una situación que consideran injusta y aseguran sentirse ya desesperados. María pone voz al caso de su hermano, un niño de 10 años que con cuatro le diagnosticaron un autismo de grado 2 y problemas de conducta e hiperactividad. “Pesa 74 kilos pese a la edad que tiene y ya estamos hablando de que ha agredido a mi madre y es problemático”, explica la hermana. Asegura que desde que empezó el tratamiento “lo han tratado como si fuera un conejillo de indias pues aún no han dado con el tratamiento adecuado sino que están experimentando y nunca más le hicieron otras pruebas y quizá tenga otro síndrome”.
En los últimos meses, el niño ha experimentado un cambio en el comportamiento muy preocupante que tanto en la casa como en el centro educativo al que acude han notado y viven con preocupación. “También se pone violento en el transporte escolar, pega a los compañeros y ni siquiera puede salir a la calle porque se pone muy mal”. María explica que hace más de un mes “sin darnos explicación, la psiquiatra infantil que nos atendía en el Centro de Salud de Otero se fue y en el Ingesa no nos dicen nada, sólo que hay que esperar”. De hecho solicitan que les manden por vía urgente a Algeciras para un nuevo diagnóstico y ajustar la medicación del chico ya que “estamos viviendo un infierno y él es el más perjudicado”.
La familia explica que hace tres días le entró una crisis nerviosa en plena calle y tuvieron que llamar a la Policía y finalmente fue hospitalizado. “Le pincharon un Valium y aún así sigue hecho un toro. Y el psiquiatra que estaba de guardia no ha tenido el valor de atenderlo sino que era el pediatra de guardia el que lo hacía. Se portaron muy bien todos los que estaban, pero la única solución que daba el psiquiatra es que si vuelve a pasar se le ingresará en Psiquiatría y que nos esperemos hasta que venga el psiquiatra infantil para el que ni siquiera hay fecha”.
Lamentan que por un problema de salud de la madre el niño tuvo que dejar de asistir a la Asociación de Autismo de Ceuta y ha perdido la plaza que tenía subvencionada porque otro paciente la ha ocupado y eso complica mucho más la vida cotidiana del niño y la familia que se enfrenta a otro problema: las quejas de los vecinos. “Grita mucho desde que se levanta hasta que se acuesta y comprendemos las quejas de los vecinos pero estamos atados de pies y manos, no podemos hacer nada más que conseguir un alquiler de un bajo y hemos acudido a Emvicesa para explicarles el problema pero tampoco hay solución”. Están desesperados y piden a las Administraciones ayuda porque auguran una desgracia dada la violencia del niño