Fueron los socialistas andaluces los primeros en acuñar el término “deuda histórica” . En 1981 el primer Estatuto de Autonomía recogía la demanda de lo que entendían como déficit en las transferencias, con el objeto de sacar algo más de 1.200 millones de euros del resto del Estado. Una astuta forma de demandar más cuartos de una balanza nacional que siempre ha tenido tendencia a inclinarse hacia otros lugares de España.
Nada hay de original en el que no tiene más ideas que su supervivencia política. Por eso, el cada vez más acentuado radicalismo ceutí - y melillense - ha adoptado el término para reclamar una “deuda histórica con los musulmanes”, evidenciando con esa defensa lo que verdaderamente piensan de la comunidad musulmana y su identificación con Ceuta y Melilla.
La petición que más tiene de histriónica por teatral que de reconocimiento histórico, pone en entredicho la integración de todas las comunidades que vivimos por estos lares a la hora de formar una sola identidad territorial. Para esta histérica solicitud los musulmanes no son, ni han sido, una parte del total de toda la comunidad ceutí y melillense. Para ellos, los derechos y obligaciones de los musulmanes han sido y son diferentes al del resto de comunidades. Piensan que el musulmán es diferente a cualquier otro de las otras muchas comunidades que convivimos en paz y por eso los demás tenemos el deber de indemnizarlos. Es decir, con esta afirmación, lo único que han pronunciado es una sentencia divisoria entre musulmanes y no musulmanes, para ellos acreedores y deudores.
¿Se imaginan qué ocurriría si la afirmación hubiese sido la contraria? La que se habría armado sería mayúscula si a alguien se le hubiese ocurrido decir que la comunidad musulmana es netamente deudora con el resto de la sociedad debido a que son muy demandantes de ayudas sociales, poco generadores de riqueza y además insisten en serlo - ¿o esto ya ha ocurrido? -.
La confusión mental, o la identificación interesada de pobreza y marginación social con la comunidad de musulmanes es falsa. Claro que existen bolsas de pobrezas con mayoría musulmana, como en cualquier otra ciudad existen estas mismas bolsas con mayorías de otras identidades religiosas, por ejemplo evangelistas; y eso no quiere decir que el resto de los españoles - que al fin y al cabo son los que pagan el presupuesto estatal - tengamos una deuda con ellos.
La demanda, que no deja de ser una actuación partidista quebrantadora de la paz social, es una demanda excluyente y nada integradora. Qué diferente le iría a este Gobierno local en sus justas reclamaciones al resto del Estado si acudiesen con el apoyo unánime de toda la Asamblea, pero de todos es conocidos que hay determinadas opciones políticas que se alimentan del desasosiego que ellos mismos siembran y eso de estar al lado de los “peperos” les produce ansiedad, aunque sea para la defensa de una causa común.
Lo que ahora demandan no es más que un anticipo de un supuesto gobierno formado por esta ideología sectaria.