Una ciudad que funciona mal

Me había marchado para estar muchos días fuera del entorno enrarecido que suele rodear a las ciudades y olvidarme por completo de las influencias negativas que nos envuelven y nos hacen peores de lo que en realidad somos. Yo quería pasar un tiempo de vida monacal en el silencio y la meditación, que no cuesta mucho midiéndolo en euros,  mirando al cielo en auténtica vida contemplativa, quizás una excentricidad. Y puedo asegurar que lo conseguí con creces, lo que considero viene muy bien para la serenidad del espíritu.
Llegaba nueva para seguir el camino que cada cual debe seguir en la vida. Vivíamos aún con el peligro de despoblamiento de la cuenca minera de Ariño, sin gente por el cierre de las minas. Bajo tierra, algunos de los mineros  siguen reivindicando  que les dejen algo, pero las almas de acero no se conmueven, quizás debido a la obcecación de los poderosos, aunque los expertos nos dicen que el carbón tiene futuro. ¿Conseguirán algo estas familias? Al tiempo.
Y me topaba de nuevo con los agujeros negros del estado del bienestar y el derecho a la igualdad entre todos, que se lo habían cargado aquellos políticos que utilizaron su dialéctica para mentirnos, y que mejor si se hubieran quedado en sus casas viendo la tele, en lugar de cargarse al país a modo de un techo que se desploma de golpe. Y los pobres españoles currantes sin saber lo que se cocía mientras tanto por debajo, un espantoso fraude nos iba a hundir en un pozo sin fondo. No han sabido o no han querido controlar este fraude durante décadas, y no ha habido freno a los especuladores sin medida, a la hora de conseguir dinero de donde sea, por lo que somos hoy el hazmerreir de otros países que han sabido levantar cabeza con dignidad ante esta crisis que no vamos a quitarnos de encima fácilmente.  Si es Zapatero el culpable de todo este desaguisado, como dicen los señores del PP, en este caso debería pagarlo  con la cárcel, que no se vaya como el que no ha roto nunca un plato, con una buena fortuna mensual y otras ventajas. Es una opinión muy personal sin apenas seguidores.
Por lo que respecta al señor Rajoy simplemente decir “donde dije digo, digo Diego”, y venga a recortar a los de siempre, cargándose de esta forma a la clase media y a los posibles inversores, y si no, que se lo digan a muchas PyMES ceutíes, que parece complacer al responsable de la Entidad dicha ruina, “por sus hechos los conoceréis”, creando una gran tristeza en las familias que confiaban en la justicia, apenas existente ahora, y pensando cada cual qué será de los hijos sin enchufe, con el único haber en su cuenta del mucho estudio y mucho sacrificio durante años de esfuerzo, que ha quedado desmantelado en estos momentos, como sistema obsoleto, porque son otras modas necesarias para conseguir un empleo, si no eres familia de político, de forma que nuestra juventud se ha convertido en “especies en peligro de extinción”. Y lo peor de todo: la corrupción. Y la falta de derechos y libertada de expresión que nos persigue  de forma continua y molesta. De esto sí que no levantamos cabeza así como así.
Me contaron lo que había sucedido en un pueblo cercano, a un pobre feriante con un personal de festejos de aquel ayuntamiento pueblerino. El susodicho le pedía al señor feriante el veinte por ciento de la adjudicación, no se conformaba siquiera con el diez, y a pesar de los buenos sueldos que suelen cobrar en los ayuntamientos, con los que tienen para vivir con creces. Como en el tira y afloja no hubo acuerdo, se le adjudicó a otro feriante que sí aceptó el soborno. Se pueden imaginar quienes, si no los usuarios, pagarán el pato del abuso de poder.  Resulta una indecencia que alarma con la que está cayendo.  Aunque a nadie parece importarle nada de lo que ocurre en localidades cercanas. ¿Cómo no lo oirá el señor alcalde del pueblo y lo destituye, que es muy importante la limpieza de costumbres?  En los pueblecitos pequeños nunca pasa nada de nada y entre todos se arreglan.
Es historia, pero Andrea Fabra, que pertenece a la clase alta española, podría haber callado  y hubiera estado más guapa, pues según su estirpe no le pega pronunciar “que se jodan”, además de no estar fino, denota falta de sentimientos con los que sufren. Probablemente esta “gestión caótica de tremenda irresponsabilidad en cuanto a la destrucción masiva  del empleo”, (Fernández  Toxo, 20-9-12), no le afecte a la señora Fabra para nada.
A este respecto, el sindicalismo español nos dice que esta reforma no va a solucionar el problema de España, y ellos saben mucho de este asunto, de ahí la llamada a las movilizaciones masivas.   Yo pienso que no están dando ejemplo las grandes fortunas, que deberían haber puesto parte de su capital encima de la mesa, y mucho se hubiera solucionado, a fin de cuentas de dónde lo han conseguido no se sabe.
Un ejemplo, el jefe del Estado, cuando presidió hace unos días y como algo excepcional, el anterior consejo de ministros, pues en casos de emergencia, no bastan las buenas palabritas, “obras son amores, y no buenas razones”.  En fin,  sólo son opiniones personales sin querer ofender a nadie, si acaso, que tomen conciencia de la realidad de España y se impliquen en su solución. Según Román Orozco “están premiando a los defraudadores.
Existe desigualdad de trato con los ciudadanos. Está en juego el principio de igualdad. Se trata de peor manera a los que pagan que a los que no pagan. Nunca se había establecido una cuota tributaria distinta entre ciudadanos. El Estado es incapaz de controlar el que se defraude a Hacienda….”. Y el señor Valeriano Gómez portavoz del PSOE en el Congreso, nos decía que su partido ha recurrido ante el Constitucional este Decreto de Amnistía por considerarlo anticonstitucional, cree que para combatir el fraude fiscal hay que eliminar progresivamente las islas de paraísos fiscales”. Toda una utopía, ¿quién le pone el cascabel al gato?
Entonces, ¿por qué nuestros ínclitos representantes municipales no prescinden del dinero extra que obtienen cuando asisten a los plenos, se rebajan a fondo sus salarios, se asimilan a la problemática que sufren sus votantes y con ello dar también ejemplo de austeridad, lo que verían con tan buenos ojos los ciudadanos?     
Me llama la atención lo que comentaba un representante israelí hace unos días en un encuentro con rectores españoles, acerca  de la inversión en capital humano de forma inteligente, precisamente lo que en la actualidad se subvalora en España y por consiguiente, una tragedia al paro juvenil, pues para la colaboración internacional en nuevas tecnologías, como resolución de problemas del agua, recursos ambientales en el Mediterráneo, o sobre la energía solar,  se necesita afinidad cultural. Pero en España se han producido robos masivos, no tenemos nada. Nuestro país volverá a la cola de Europa, pues nuestros jóvenes talentos     se perderán una vez más por falta de interés político. Me remito a unas frases de Carmen Echarri en El Faro 15 de julio 2012 referida a los políticos al parecer locales:” … y ahora todos tienen miedo. Miedo a su futuro, miedo a saber qué tienen que decir al ciudadano, miedo al cambio…”, pues bien, el miedo no es jamás de Dios… A veces pienso que  han destruido gran parte del bienestar social,  con tantas ansias de quedarse con todo en poco tiempo.