A medida que los ceutíes vemos por televisión las inundaciones que se producen en muchas poblaciones, ya no parece que nos acordemos de lo que sucedía en nuestra ciudad en cada ocasión que llegaba una “gota fría” o se acumulaban precipitaciones durante varios días llegando a varios cientos de litros por metro cuadrado. La actuación que acometió la Ciudad Autónoma de manera directa a través de la Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos ha permitido en estos dos últimos inviernos que esas inundaciones tan graves que se producían hayan pasado al recuerdo. Y todo fue por las obras de emergencia que se efectuaron en once denominados puntos negros que eran conocidos de muchos años como la Almadraba, el polideportivo Díaz Flor, los polígonos industriales del Tarajal, el Paseo de las Palmeras, los bajos de la Marina o del Mercado Central o el arroyo Benítez-Guillén que inundaba la barriada de Benítez cada vez que sucedía uno de estos casos graves.