Ayer volvió a demostrarse que dividir la aprobación de los presupuestos de la Ciudad Autónoma en dos sesiones es una verdadera pérdida de tiempo, porque resulta que por un lado los portavoces de la oposición, salvo en el caso de Caballas y Fatima Hamed que cumplieron con el trámite de presentar sus correspondientes alegaciones, los otros dos,
en este caso, PSOE y Rachid Ahmed utilizaron su tiempo, el primero en el caso de Carracao para seguir presentando su programa electoral con ese convencimiento enfermizo de que está ungido para sustituir ya a Vivas, si hace falta sin pasar por las urnas y el segundo en un desquiciamiento como si no hubiera estado durante siete años formando parte de las listas del Partido Popular. Un absurdo completo que obligaba a salir cada dos por tres al consejero de Hacienda para responder a sus contrincantes, pero que no añadió nada a la hora de que los ciudadanos conozcan realmente lo que les importa. Con un pleno es más que suficiente, por supuesto, con el lógico añadido de que haya tiempo para que los partidos de la oposición puedan explicar sus alternativas. Lo demás es rizar el rizo y que los ciudadanos ni se preocupen por lo que hablan algunos.