Un repaso a la situación de las costas

Las demoliciones de edificaciones en el perímetro litoral de la bahía norte, que se están llevando a cabo por parte del área de fomento de la Delegación del Gobierno, están devolviendo mayor calidad al paisaje litoral de Ceuta. En este sentido debemos reconocer el esfuerzo de esta administración del estado en reponer aquello que durante tantos años ha estado oculto y, de alguna manera, también hurtado a los ojos de los ciudadanos. Una de las últimas actuaciones ha sido la demolición de los antiguos almacenes que ocupaban el espacio de la antigua fábrica de guano o “de la peste” como se la conocía coloquialmente entre la población ceutí. El patrimonio paisajístico es algo poco atendido y por eso, este esfuerzo reponedor y compensador, se merece al menos un reconocimiento. Las cosas bien hechas lo merecen y al ser nosotros un colectivo crítico con los gobiernos municipal y estatal nos alegra sobremanera cuando se observan actuaciones positivas en beneficio del patrimonio. En este caso solo están haciendo cumplir la ley de costas, algo que no pensamos que sea nada fácil en según que circunstancias. Este tipo de actuaciones nos anima a seguir en la brega ecologista pues parece que existe un reconocimiento de que el espacio litoral es algo más que las playas.
Parecería que las demoliciones nos señalan que nos encontramos en el buen camino para recuperar nuestro litoral reconociéndolo no exclusivamente como un recurso sino como un entorno cultural, histórico, natural, identitario y parte fundamental de nuestra memoria colectiva. Sin embargo, las señales son fugaces y otros indicios nos indican que el electoralismo marca gran parte de la agenda política y la improvisación creativa se ha adueñado de la actuación en materia de actuaciones litorales. Las pruebas son una serie de obras sin terminar que se están acumulando en la ciudad. Dos de ellas están en la línea de costa de la bahía norte: la famosa curva desmontada para beneficio de los conductores y de la disminución de la siniestralidad en la carretera de Benzú y el sendero litoral para caminantes. Esta última provocó una agria polémica que mantuvo nuestra asociación con los responsables políticos y técnicos del área de fomento pero se saldó con una intervención ambiental apropiada que estaba dando sus frutos en cuanto a la vigilancia ambiental. Desde hace algún tiempo la obra se paralizó y por lo tanto la empresa responsable de la vigilancia ambiental ya no continúa con sus trabajos hasta que no se reanude y se vuelva a contar con los fondos necesarios para que la citada empresa pueda desarrollar nuevamente su labor.
La cala del Desnarigado no ha quedado exenta de intervenciones por parte del ámbito de costas. Desgraciadamente, la intervención ha sido inapropiada y, además, a traición puesto que desde el ámbito de la Delegación del Gobierno se nos había indicado que se contaría con nuestra opinión en materia litoral. Sin embargo, la burocracia verticalista está muy arraigada en el estamento del estado y a pesar de la voluntad política del Delegado del Gobierno de intentar consensuar ciertas actuaciones en beneficio de todos, los mandos intermedios y la maquinaria burocrática no está dispuesta a perder su sacrosanta influencia en la toma de decisiones. Pues bien, la intervención ha supuesto que este año se aumente el número de banderas negras en Ceuta, así este verano la Cala del Desnarigado cuenta con una nueva bandera negra. El patético galardón es consecuencia de una “regeneración encubierta”, con la que se han sepultado parte de los arrecifes costeros y grandes cantos rodados que conforman dicha cala. El sedimento inapropiado ha convertido en una zona más o menos homogénea aquello que antes era variado, este sedimento llevaba restos de basuras y además se ha utilizado también tierra vegetal para rematar la faena en algunas zonas. Este sedimento lo arrastra el mar con los temporales de levante y la consecuencia más importante es la presencie de un halo de turbidez permanente en la orilla de la hermosa calita. En la concesión también ha pesado la situación geográfica del emplazamiento, centro neurálgico del LICES6310002, pleno de hábitats de relevancia ecológica y de especies protegidas por el CEEA (Catálogo Español de Especies Amenazadas). No ha habido mucha enjundia guiando la intervención en general, puesto que para colmo se ha propiciado que los vehículos puedan entrar en la playa y descargar las motos de agua que tanto placer provocan a sus practicantes y tanto desagrado a los que deseamos disfrutar de un lugar tranquilo en plena naturaleza y sin ruidos. ¿Había necesidad de esto?. La intención que guía a la Delegación del Gobierno de Ceuta en cuanto a ofrecer una mejor accesibilidad a las zonas de baño es plausible, pero el planteamiento y la ejecución de las obras es muy torpe y está claro que no se ha reflexionado convenientemente. Con ciertas modificaciones de estos proyectos (si es que existen proyectos) y una adecuada vigilancia en la ejecución de las obras, la intervención seguro que habría sido aplaudida ampliamente. La actuación de la administración debe contar por tanto con las reflexiones pertinentes, unos mínimos de consenso y el asesoramiento técnico oportuno, si no está condenada a la contestación social.
Por último, no deseamos dejar pasar la oportunidad para comentar el asunto de las bateas de mejillones abandonadas a su suerte. Las instaladas en la bahía norte continúan abandonadas a su suerte pero parece que se están moviendo los expedientes administrativos para retirarlas definitivamente del litoral. En la bahía sur, existe una batea que se está rompiendo en trozos que están llegando a la costa. Un trozo está en zona LIC y debe de retirarse a la menor brevedad posible, los restos que todavía quedan flotando tienen que remolcarse antes de que un nuevo temporal termine por desmantelarla.