Un problema, varias ideas

El pasado 13 de diciembre la asociación de vecinos del Príncipe se descolgaba con un titular: “Queremos una comisaría en la barriada”.

Una defensa que esconde múltiples quejas, demasiados incidentes y un sin fin de episodios delictivos que han tenido como protagonistas a demasiados vecinos. “Los tiroteos no son cosa de unos pocos que se las apañan entre ellos. Ahora te puede tocar a ti”, expresa un vecino.
Y es precisamente ese ‘ahora te puede tocar a ti’ el que ha hecho que la entidad vecinal, poco dada a hacer manifestaciones sobre la delincuencia, haya roto su silencio solicitando esa “presencia efectiva” en la barriada. Una presencia que choca con las patrullas dinámicas que defiende tanto la Policía como la Delegación del Gobierno, quienes apoyan más una policía en movimiento que, en menos de cinco minutos, pueda estar en el Príncipe nada más sonar la alarma.
La Delegación del Gobierno considera que la futura jefatura de Ybarrola será la solución. La del Paseo de Colón seguirá operativa, como punto centro que canalice las denuncias, mientras que la de Ybarrola quiere garantizar todas las competencias en materia de seguridad ciudadana cubriendo las necesidades existentes en Ceuta.
“Tenemos agentes, tenemos protocolos, tenemos recursos”, señalan desde la administración central. Les falta añadir eso de tenemos sede, ya que Ybarrola todavía no tiene fecha para estar operativa.
Los vecinos no comulgan con las ideas oficiales. Mientras que Delegación considera un suicidio construir una sede policial fija en el barrio, los vecinos la imploran y definen como necesaria.
Hablan de desamparo policial. Hablan de delincuencia. Hablan de atentados que van desde la continua quema de coches hasta los tiroteos. Tal y como denunciaban los vecinos a este medio, desde dentro del barrio todo lo que ocurre se achaca a una “falta de seguridad evidente y alarmante”.
Antes los delitos, los problemas, los altercados con disparos de por medio eran coto privado de las mafias, de quienes controlaban el tráfico de hachís y cocaína, de quienes estaban detrás de otros tráficos más rentables (los de personas), de quienes movían todo el tráfico y ocultación de armamento. Ahora los delitos afectan a todos. Los últimos coches quemados en la barriada no son producto de un ajuste de cuentas. Sus dueños son trabajadores del barrio que, de la noche a la mañana, se han quedado sin vehículo. “Últimamente van quemando los coches de dos en dos, de tres en tres y hasta de cuatro en cuatro. Además, están los coches que son robados y vienen a dejarlos aquí. Todo esto es posible porque no hay un control y una presencia policial”, aseguraba hace unas semanas a este medio uno de los miembros de la asociación de vecinos del Príncipe. Además, el temor de que cualquiera pueda ser el siguiente en la lista de afectados es lo que está empeorando la situación que se vive. ¿La solución? Los vecinos la tienen muy clara: “Que se coloque una comisaría en plena barriada, que haya más agentes de la Policía y, sobre todo, que patrullen a pie, por todas las calles y por las noches”. Además, los vecinos piden que, si se llegara a poner una comisaría en el Príncipe, “no sea como la de Los Rosales, que hay dos o tres agentes y están abandonados. En su opinión eso no serviría para nada porque el problema que ellos denuncian “requiere de una actuación contundente, controlada y numerosa. Con dos agentes no vamos a hacer nada aquí”.
La presencia de la Policía Local en la barriada no resuelve los problemas existentes en materia de seguridad. Eso a pesar de que el pasado marzo, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, anunciara más agentes para el barrio. Sabe que tiene las manos atadas, esos agentes no podrán hacer más allá de sus competencias, es decir, hacer que se cumplan las ordenanzas. Y en el Príncipe hablar de ordenanzas es un chiste. No se cumplen, las licencias de apertura escasean en una barriada que se ha levantado sobre un caos urbanístico, el control sobre la venta ambulante es inviable, el tráfico es un caos.
UDCE se suma a las reivindicaciones vecinales: urge una comisaría en el barrio. Algo que también reclama la AUGC pero que no secundan los sindicatos policiales. Mientras el Príncipe sigue teniendo el récord en número de delitos, rompe las estadísticas en cuanto a volumen de tiroteos y crece fundamentada en un desorden al que se intenta poner remedio. ¿El último? Un plan al estilo las ‘Tres Mil Viviendas’. Un reto.