Un policía nacional resulta herido en una nueva avalancha

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están expuestos a numerosos peligros en el ejercicio de su profesión.

En tan solo dos días desde la reapertura del puente del Biutz –único paso autorizado para la circulación de mercancías fuera del régimen de viajeros–, ya han sido varios los efectivos de seguridad que han sufrido lesiones mientras ordenaban las colas de porteadores. El último, un agente de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP) destinado en los polígonos del Tarajal.
Aunque los incidentes también se producen en la fila de mujeres, la mayor avalancha humana de la jornada se produjo en la masculina, a su paso por Alborán y La Chimenea. El desorden que inunda las calles cuando estalla la estampida deja heridos por doquier. Sin embargo, el camalo no es siempre la víctima ya que, como ocurrió ayer, fue un policía nacional quien requirió de asistencia sanitaria y el traslado al Hospital Universitario, según pudo conocer este diario.
Este integrante del grupo de la UIP que presta servicio en los polígonos presentaba una brecha en la ceja y contusiones en un brazo, según relataron testigos presenciales. Pese a la aparatosidad de las lesiones, los daños del paciente no revestían gravedad y, por tanto, el equipo médico determinó que era innecesaria la hospitalización.
En la primera jornada de reanudación del comercio atípico tras una pausa de 15 días por la Pascua del Sacrificio, este lunes, otros tres guardias civiles necesitaron, in situ, la atención de Cruz Roja y el Servicio de Urgencias del 061. Una avalancha en la fila de mujeres que acceden a los polígonos por la Puerta Norte –entre el paso fronterizo y las naves– se saldó, además de con estos agentes heridos, con 16 porteadoras que fueron transportadas con policontusiones –y una de ellas con un corte– hasta el clínico de Loma Colmenar.
El listado de afectados por el trasiego en los polígonos, tan solo en esta semana, tiene más recorrido. Según confirmó la empresa Seguriber, dos de sus auxiliares de seguridad fueron agredidos este mismo lunes. Uno de ellos, recibió golpes cuando impedía que la fila de hombres y mujeres se mezclaran en los últimos metros antes de los tornos del Biutz. El segundo se topó con los puños de uno de los porteadores mientras trataba de mantener los turnos en medio del caos.
La tensión alcanzó su punto álgido a partir de las 12:00 –una hora antes del cierre del paso de mercancías– ya que los camalos recurren a todas las artimañas para cruzar un bulto más o, en función de su destreza, el tercero, como pudo comprobar este periódico. El puente del Biutz cerró antes de lo habitual, sobre las 12:34, poniendo punto y final a una jornada que hoy tendrá su continuación.
Las avalanchas de porteadores se han convertido en una verdadera amenaza tanto para los camalos como para los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. De todas las réplicas que se sucedieron ayer, destaca la que acabó con el agente de la UIP herido. Sin embargo, no fue la única. Estas aglomeraciones que derriban todo aquello que se interpone en su trayectoria constituyen un peligro al que se enfrentan todas las personas que visitan los polígonos de 8:00 a 13:00 –horario de actividad del Biutz–.
La aglomeración que afectó al policía nacional se formó después de los ‘tapones’ intermitentes en el lado marroquí que ralentizaron el tránsito de paquetes. Los nervios se apoderan de los porteadores, quienes piensan que pueden perder la oportunidad de embolsarse entre 20 y 25 euros por bulto. Tal es el desorden que ayer, a título anecdótico, apareció una mujer en la zona de espera de hombres.   
Para ordenar esta enorme concentración de personas sin control, está desplegado en los polígonos un dispositivo de la Policía Nacional que recibe el apoyo de los auxiliares de seguridad de Seguriber. Sin embargo, el volumen de personas que atrae este comercio atípico puede desbordar las previsiones y provocar accidentes como los ocurridos en los dos primeros días de actividad que, por fortuna, no acabaron en tragedia.