Un nuevo gobierno en Ceuta

Ya conocemos los resultados de las elecciones del 22-M. Desafortunadamente la abstención es la gran triunfadora, es tan abrumadora esta abstención, que si fuera un partido político obtendría 14 diputados, PP 9, Caballas 1 y PSOE 1. O lo que es lo mismo, la mayoría silente de los ceutíes sería suficiente y absoluta para gobernar la ciudad.
Ya que los sondeos auguraban 21 diputados a mi partido antes de la campaña electoral, para mí ha sido una sorpresa la pérdida de los 3 diputados. Como también ha sido desconcertante la bajada muy significativa del voto en el distrito 1,2 y 3 y el aumento explosivo, por repentino, en los distritos 4,5 y 6.
Salvo por la elevada abstención,  podemos decir que los populares hemos obtenido unos excelentes resultados en el ámbito local, pero comprometedores para la obtención del segundo senador popular en las próximas generales, teniendo en cuenta resultados y hechos anteriores.
De cualquier forma, ha quedado demostrado que una gran mayoría de los ciudadanos confiamos en el proyecto del Partido Popular (el 35% del censo total) y que la oposición debería empezar a plantearse cuál es el rumbo que deberían tomar tras desilusionar una y otra vez al electorado ceutí.
El que con casi toda probabilidad será el Presidente-Alcalde de Ceuta, Juan Vivas, constituirá un nuevo gobierno que  deberá dedicarse desde ahora a afrontar los antiguos y nuevos problemas que afectan, y en algunos casos desuelan, a los ciudadanos.
Deberá luchar contra los males endémicos de cualquier administración pública. La relación de puestos de trabajo (RPT) que pesa como una losa sobre los diferentes responsables de “recursos humanos”, el enorme peso del capítulo 1 de los presupuestos de la ciudad, la productividad del sector público, la implantación de sistemas de calidad, o la introducción de nuevas formas de trabajo, son algunos de los retos a los que debe hacer frente de inmediato.
Los presupuestos de la Ciudad están brillantemente realizados y cumplen escrupulosamente la ley de contención del gasto. Pero la menguante capacidad de financiación, la deuda y la disminución de ingresos, y algunos reveses que pudiera sufrir debido al “método alemán”, comprometen económicamente el desarrollo de nuevas políticas necesarias.
Ceuta no puede seguir siendo el farolillo rojo de indicadores como paro, pobreza, esperanza de vida, fracaso escolar, riesgo de exclusión social… Buena parte de las soluciones a estos problemas están en Madrid, pero los gobiernos locales del PP no han dejado de lado estos asuntos y no creo que lo vayan a hacer ahora.
El nuevo gobierno deberá trabajar para disminuir las diferencias sociales entre las diferentes barriadas de la ciudad. Desde el urbanismo, la calidad de los diferentes servicios, la accesibilidad a los mismos, y la reestructuración, diáfana gestión y escrupulosa vigilancia de los fondos de dotación y servicios a barriadas, hasta la educación socio-sanitaria.
El comercio y las demás actividades económicas de Ceuta no pueden esperar más. Necesitan de medidas que comprendan las características especiales de esta Ciudad.
Las justas e imperiosas medidas de bonificación del 50% en impuestos y seguros sociales son un buen principio, pero no suficientes. El gobierno de la ciudad debe avanzar más, no sólo en bonificaciones, también en la elaboración de un nuevo REF que facilite la implantación de nuevas empresas en Ceuta.
La accesibilidad a la Ciudad, deberá ser abordada con premura. El desproporcionado coste del billete de pasaje marítimo, el escaso número de vuelos y las dificultades añadidas en la frontera terrestre son algunos de los asuntos que, en mi opinión deberían ser prioritarios.
Este gobierno deberá contribuir a regenerar la imagen que la mayoría de los españoles tienen de las diferentes administraciones y los políticos. Una magnífica oportunidad lo tendrá en la constitución del mismo, en la cantidad y en la calidad de sus componentes.
No estoy de acuerdo en que disminuyan los salarios de nadie. Al contrario, prefiero a un trabajador bien remunerado y motivado que muchos mal pagados y desmotivados. Y además podría ocurrir que la escasez salarial fuese un impedimento para la participación de personas de incuestionable valía en este nuevo gobierno.