Un niño en coma al precipitarse de un ático y caer sobre un hombre

La Policía investiga las causas del suceso mientras uno de los clientes de la cafetería sobre el que se cayó permanece ingresado con diversos traumatismos · El niño tiene doce años y está en la UCI grave pero estable Pasaban unos minutos de las once de la mañana cuando un estruendo asustó a los que a esa hora se encontraban en los alrededores de la calle Camoens a la altura de la conocida cafetería Las Columnas. “Yo pensé que había explotado algo y me alejé, si te digo la verdad”, explica uno de los viandantes que en ese momento se encontraba muy cerca. Una chica joven mostraba las manos aún temblorosas. “Se cayó alguien a mi lado, se escuchó un golpe terrible, platos que se rompían, el impacto contra el suelo y todo el mundo asustado, que no sabía en un primer momento que había sucedido”.

Isaac es uno de los camareros del lugar que en ese momento recogía una de las mesas. “De repente el toldo explotó, saltaron los hierros, la sombrilla sobre una mesa se vino abajo aplastando a la gente que se encontraba allí y todo el mundo estaba asustadísimo, sin saber qué había pasado por unos segundos hasta que te das cuenta que había caído alguien”. Asegura que en ese momento miró hacia arriba y vió a una mujer “muy asustada llevándose las manos a la cabeza”. Todo sucedió en cuestión de segundos. Un niño de doce años y que rresponde a las iniciales de O.F. se había precipitado al vacío desde un ático, el toldo frenó el impacto primero y acto seguido el cuerpo del joven que se llevó la peor parte, aunque permanece fuera de peligro, sirvió también de colchón al niño que terminó en el suelo boca abajo.
El joven sobre el que cayó el niño responde a las iniciales de J.M. y ayer por la tarde permanecía ingresado con un traumatismo en el brazo derecho y una fractura en el tobillo derecho, pero fuera de peligro, aunque se estima que estará hospitalizado al menos un par de días. Los testigos de la escena aseguran que su comportamiento fue ejemplar. “Él era el más afectado, sin contar a la criatura que se cayó, y no dejaba de tranquilizar a la gente, atender y ayudar en lo que podía. Él mismo se acercó al niño para ayudarle. Cuando llegó la ambulancia le pidieron que se tumbara porque no estaba bien, la verdad”, explica una de las camareras que continuaba llorando cuando la zona permanecía acordonada pero los heridos ya habían sido trasladados al hospital y ella se afanaba en recoger las mesas y los platos rotos y manchados de sangre. “Qué horror, de verdad, pobre niño... y sobre todo está claro que podría haber sido muchísimo peor”. Explica que de pronto las luces se apagaron porque el cuerpo del pequeño se llevó por delante el cableado y se escuchó un golpe tremendo. Entonces “solo recuerdo al niño ahí tendido en el suelo, muy mal y a personas que eran enfermeras o médicos atendiendo a los heridos mientras se esperaba la llegada del ambulancia que tardaron no más de diez minutos. Llegaron rápido, la verdad”.
Los primeros en presentarse en el lugar de los hechos, no obstante, fueron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía cuando aún la gente comenzaba a arremolinarse alrededor de la cafetería buscando explicaciones a lo que estaba sucediendo. “Muchos pensaron que había caído algún balcón o un trozo de la fachada del edificio por el gran estruendo”, explicaban los testigos presenciales que aseguraban que “sucedió todo en un segundo”. En la cafetería, una de las más concurridas de la zona y más aún a esas horas, algunos clientes explican que ellos mismos tuvieron que hacer fuerza con las sombrillas para que no se vinieran abajo aunque los hierros de la más afectada provocaron las heridas en las personas que se llevaron la peor parte. “Un hombre con una brecha en la cabeza se retiró y subió andando calle arriba”, explican algunos vecinos y comerciantes de la zona que acudieron al lugar para ver si se podía echar una mano. De ese herido nada se sane.
En el hospital permanece el niño y el joven sobre el que cayó únicamente. Mientras intentaban dar los primeros auxilios al niño, el personal médico que se encontraba en el lugar antes de que llegaran los servicios sanitarios con las ambulancias “poco más pudieron hacer. La verdad que el niño tenía muy mal estado”, explican. Permanecía inmóvil, boca abajo, al lado de las mesas.
El pronóstico facilitado ayer a última hora por el Ingesa es que el niño se encuentra estable dentro de la gravedad pero no parece temerse que su vida corra peligro. Presenta traumatismo craneoencefálico severo, así como el tórax también afectado por la contusión y permanecía ingresado en la Unidad de cuidados Intensivos.

Un suceso que ha consternado a la ciudadanía desde primera hora de la mañana

Primeros minutos
En los alrededores se encontraba personal sanitario que procedió a tratar de auxiliar a los heridos a la espera de que llegaran las ambulancias. Aunque se pensaba en un primer momento que el pequeño se podría haber precipitado desde el tercer piso, efectivos policiales confirmaban que se había caído desde su propio domicilio, situado en el ático del edificio. En los primeros segundos se habló de explosión e incluso alguno pensó que se había desprendido parte de la fachada por el estruendo que provocó el golpe de la caída del niño y del toldo y la sombrilla.

“Es muy cariñoso, con mucho pronto pero bueno y siempre estaba vigilado”

Vicente no puede evitar que se le escapen las lágrimas cuando echa el freno y reflexiona en una de las mañanas más agitadas que recuerda en el edificio donde trabaja como portero desde hace años. No deja de dar paso e indicaciones sobre donde se encuentra el domicilio del muchacho que se precipitó al vacío a los agentes policiales que le preguntan mientras permanece absorto y bebiendo pequeños sorbos de agua tratando de controlar que no se le suba la tensión. Quiere mucho al pequeño y está afectado.
Vicente recuerda que la tarde anterior O. F. estaba sentado junto a él esperando a que llegara su abuela tras haber pasado el día en la playa. “No le dejaban a sol ni a sombra, su abuela y su madre le cuidaban. Viven los tres en el ático y es un niño muy bueno y muy cariñoso... me decía siempre que no tiene abuelo pero que me tiene a mí”. Vicente rompe a llorar mientras reza porque todo salga bien “y se recupere pronto y no le pase nada grave... la pobre criatura que es un sol de niño”.
Una foto junto a él decora una de las paredes de la portería. Al lado, otra de su nieto Adrián. “Son muy amigos, siempre juegan juntos y es verdad que O. F. tiene mucho pronto pero es muy bueno, es un niño y si se pelean alguna vez es por cosas de niños como cualquier otro”.

Muy inteligente
Estudiante del colegio Beatriz de Silva, sus profesores aseguraban que deja huella allá donde va porque es un chiquillo muy comunicativo, cariñoso e inteligente.
Con doce años y a pocos meses de cumplir los 13, los que le conocen aseguran que es risueño y divertido, muy hablador y cariñosísimo. Al parecer el chico estaba tratando de superar el fallecimiento de su padre hace apenas dos años, un hecho que le había marcado y que, dicen los que le conocen, le había afectado mucho, como no podría ser de otra manera.
Los familiares se desplazaron al hospital para acompañar al niño y darle fuerzas, aún sin creerse lo que había sucedido y muy afectados sin querer realizar manifestaciones al respecto. “Son muy buenas personas y siempre están pendientes de él. Ayer mismo la abuela me dijo que me quedará yo a su lado unos minutos hasta que ella llegara que tenía que hacer unos recados y aquí estuvimos los dos hablando hasta que llegó al poco tiempo ella”, explica Vicente destacando que estaban muy pendientes del pequeño “que se hace querer allí donde va por lo hablador que es y su personalidad”.{galerias local="20120815_02_03" titulo="Un niño en coma al precipitarse de un ático"/}