Un modelo económico alternativo para ceuta

La situación económica de Ceuta es de una profunda y prolongada crisis estructural, acompañada de una falta de voluntad política para emprender programas de reconversión adecuados y con perspectivas de futuro. Todo esto lleva a unos altísimos costes en términos de empleo y bienestar social, que nos hace situarnos en los primeros puestos nacionales en el ranking de indicadores socioeconómicos negativos. Hasta el punto de haber sido portada de uno de los diarios de mayor tirada nacional, como la Comunidad de mayor nivel de desempleo. La desesperante situación económica nacional contribuye a amplificar nuestros problemas y nos empuja hacia un oscuro precipicio, al que nos acercamos de forma cada vez más clara y peligrosa.
Ceuta presenta una serie de rasgos característicos de una estructura productiva asentada casi en su totalidad en la actividad terciaria, con un gran peso del sector público. Nuestro elevado nivel de desempleo (30%, ocho puntos por encima de la media nacional y cinco puntos mayor que la de 2010) en términos relativos, que se ceba en la población juvenil y en las mujeres, tristemente se ha convertido en un rasgo distintivo de nuestra identidad. La posición estratégica que la Ciudad Autónoma de Ceuta ocupa, que en algunos momentos había sido la razón de ser de nuestro sistema económico y fiscal, en la actualidad ha dejado de ser una fuente de ventajas, para convertirse en un importante inconveniente para el desarrollo futuro y para configurar nuestra identidad. El desarme arancelario de Marruecos, concluido en 2012, empezará a pasarnos factura de manera inminente. A pesar de la amortiguación de los efectos de la crisis económica que produce el alto porcentaje de participación en el PIB del sector público, estamos cinco puntos por debajo de la media europea y española en lo referente al índice de convergencia. La pérdida de la mayoría de fondos europeos a partir de 2013, nos está indicando, de manera clara, que es necesario y urgente avanzar en la construcción de un modelo económico alternativo.
Una de las líneas claves en las que parece que hay más consenso es en la de avanzar en la integración en la Unión Aduanera. Aunque se haga de una manera gradual, tal y como se contempla en el artículo 25.4 del Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas. Esto nos permitiría  poder establecer fórmulas imaginativas que se adaptaran a nuestras necesidades, además de volver atrás si el proceso no era positivo. El reconocimiento de la condición de “región ultraperiférica” garantizaría el respeto a nuestras especificidades. La implantación de una Aduana comercial con Marruecos, ayudaría sobre manera a clarificar la situación.
La potenciación de segmentos y sectores con capacidad de crecimiento y creación de empleo sería la segunda línea estratégica de importancia. Sobre todo aquellos relacionados con el turismo y los servicios y con actividades comerciales que se adapten al potencial de demanda del público de Marruecos. Si analizamos por sectores, el sector servicios aporta el 85,31% al PIB local, del que un 38,89% pertenece a servicios privados. Dentro de éste, el sector turístico debería destacar por su crecimiento, aunque aún no lo ha conseguido. Es más, 2012 ha sido el primer año en el que se produce un descenso interanual del número de viajeros. También descendieron un 2,91% las pernoctaciones respecto al año anterior, al igual que lo hicieron el tráfico de pasajeros y vehículos por el Puerto de Ceuta. Sin embargo, es destacable el incremento del turismo marroquí, que acude masivamente en temporada estival y fiestas. Los estudios que se han realizado han puesto de manifiesto que, a pesar del desarme arancelario de Marruecos, que en principio nos puede perjudicar, el sostenido crecimiento de su economía está influyendo positivamente en la economía local. Por ello es prioritario potenciar el comercio destinado al cliente marroquí y acometer las reformas necesarias para mimar y atraer al turista de este país.  
Respecto al régimen económico y fiscal especial, es necesario consolidar y ampliar las bonificaciones fiscales, pues este es un mecanismo necesario de compensación de zonas con escasos recursos, como es nuestro caso; y también extender a todos los sectores la bonificación de las cuotas de la seguridad social, así como consolidar jurídicamente la aplicación del plus de residencia a todo el sector privado. De la misma forma es urgente reordenar el sector de la construcción, para defender el empleo local, y combatir la economía sumergida y el trabajo transfronterizo irregular, que no es más que una forma de “dumping social”, con terribles consecuencias para los parados ceutíes, y también para los trabajadores marroquíes, que se convierte de esta forma en mano de obra barata, sumisa y explotada. Poner en marcha medidas de choque para paliar los efectos del paro se ha convertido en un asunto de emergencia social, lo cual no será posible sin un incremento de la inversión y de los servicios públicos.
Ceuta permanece estancada y paralizada. Y vive del recuerdo de tiempos pasados. Todo esto aumenta el conformismo y la insolidaridad, elimina el espíritu emprendedor y dificulta cualquier intento de planificación y construcción de un mínimo proyecto colectivo como pueblo. Por todas estas razones se hace imprescindible y urgente la puesta en marcha de un modelo económico nuevo y alternativo, que nazca del consenso de todas las organizaciones sociales y empresariales, y de estas con las administraciones públicas. Sólo de esta forma tendremos garantizado nuestro futuro.