Un ministro marroquí, Jalid Nacinri, sensato

Amable lector, ¿qué diría Vd., a vistazo de pasada, viendo la fotografía que ilustra este artículo? Tal vez lo mismo que un servidor al verla insertada en un diario de tirada nacional en su número del pasado viernes: ¡Un conjunto de canto y danza nuevo en el mundillo musical…!, al observar la postura de tres de ellos con sus bracitos izquierdos levantados y, al cuarto, cantándoles a sus compañeros la letra de la canción bailona. Pues no, se trata de unos jóvenes marroquíes en una manifestación nacionalista en pleno centro de Rabat expresando su “repulsa” a España por tener aún “ocupadas” las ciudades de Ceuta y Melilla. Cuatro individuos que, estoy seguro, no conocen lo que es un colegio y, además, carecen de un puesto de trabajo porque en Marruecos, encontrar un empleo, no ahora sino desde hace muchísimos años, es más difícil que en España en estos momentos lo encuentren los cerca de cuatro millones y medio de parados. ¿Manifestarse allí por el paro? ¡Hay que tener muchos cojones  para hacerlo, a sabiendas de cuál sería la reacción del Gobierno alauita!, mientras que manejados por los caciques de turno las manifestaciones (desde que a Maruecos le salió el grano en el culo por con lo del Sáhara) contra España por lo de Ceuta y Melilla son el pan nuestro de cada día, apoyados los alborotadores hasta por ministros del reino de Mohamed VI.
Son un calco esos jovenzuelos de los que se vienen viendo en las manifestaciones que se organizan en las proximidades fronterizas de Ceuta y Melilla, manejados, como digo, por caciques de tres al cuarto con miras, me apostaría el cuello, para hacer méritos de cara a puestos relevantes y bien remunerados para, después, olvidarse de quiénes les han seguido el juego en esas algaradas revolucionarias y contraproducentes entre dos países que están llamados y obligados a entenderse desde hace muchísimos años, y de forma muy especial, con dos ciudades española que prestan a miles y miles de marroquíes que viven prómos a Ceuta y Melilla grandes e importantes servicios. ¡Pero ya se les acabará el chollo al Yahía Yahía y a quienes, como él, son los culpables de esas manifestaciones en las que arrastran a sus inocentes seguidores por una causa que nunca, nunca, logrará Marruecos, siempre y cuando, naturalmente, quienes gobiernen España, se muestren firmes en defensa de todo su territorio, del que Ceuta y Melilla son parte integrante desde ya hace algo más de 500 años mientras que Marruecos no existía como Nación.
He leído que Marruecos empieza a recular, según se desprende de las manifestaciones del ministro de Comunicación y portavoz gubernamental, Sr. Jalid Naciri, quién trató el pasado jueves de poner un poco de cordura “entre tanto despropósito” por las manifestaciones reivindicando para Marruecos las ciudades de Ceuta y Melilla, logrando que el denominado ‘Comité de Coordinación para la Liberación de Melilla’ aplazara la marcha prevista para el sábado en la que los activistas cruzaran a nuestra ciudad por el paso de Beni Enzar.
En esta nueva línea conciliadora, el Sr. Ministro Jalid Naiciri, afirmó que la revisión de las relaciones bilaterales con España se realizará con “pleno respeto de los parámetros fundamentales de las relaciones bilaterales”, y que se tendrá en cuenta “la preservación de la dignidad nacional del país”.
El Sr. Naciri precisó también, tras el Consejo de gobierno que Rabat sigue con la intención de reevaluar las relaciones con España, con “el deseo de que la colaboración sea constructiva y mutuamente ventajosa”. ¿Te enteras Yahía?
“Dentro de los parámetros fundamentales en las relaciones”, dijo también el ministro marroquí, están incluidos, “por un lado, la defensa fundamental de esta nación y la preservación de la dignidad nacional y de nuestros intereses vitales, y por otro, el deseo muy sincero de crear condiciones de una colaboración seria, constructiva y mutuamente ventajosa. Es más que evidente que nunca jamás las relaciones podrán sufrir desequilibrios que se articulen sobre un atentado contra los intereses legítimos del país”, precisó el Sr. Jalid Naciri.
Así, con diálogo entre personas responsables y sensatas de cualquier Gobierno, en este caso entre el marroquí y el español, la buena amistad y mejores relaciones podrá continuar de forma permanente, pero lo otro, permitir que esos grupos activistas y desalmados actúen a su albedrío por unos motivos que nunca tendrán un buen fin, será imposible alardear de unas relaciones de amistad sincera entre dos países que están obligados a entenderse. Y para ese buen entendimiento no se puede culpar, desde hace unos años a esta parte, a España.