{jaimage crop="TC" /}“Le he dado una paliza de muerte a mi compañera de piso”. Diciendo estas palabras se presentaba en la Jefatura Superior el tetuaní de 37 años Mohamed Amahda, conocido como ‘Tony’, cuando tan sólo faltaban diez minutos para que dieran las once de la mañana.
Nervioso, extremadamente excitado y con manchas de sangre en la parte trasera de sus pantalones, el joven advertía al policía nacional de servicio en la puerta de la Jefatura central del Paseo de Colón, que había estrangulado y golpeado a la que, desde hacía escasas semanas, era su compañera de piso: la joven de sólo 24 años Laura Gutiérrez, estudiante de Enfermería y natural de La Línea de la Concepción.
Patrullas del 091 con el homicida confeso de la joven acudieron con las sirenas de emergencia al piso 3ºA del edificio Calypso, ubicado en la calle Agustín Muñoz Vázquez, justo al lado del colegio Andrés Manjón. Allí corroboraban que la versión del joven era la verdadera, ya que en un principio el detenido había errado en los datos lo que había provocado una confusión policial. Al entrar en el piso que compartían víctima y homicida, además de otra joven estudiante de Enfermería que en el momento de los hechos estaba en casa dormida y nada escuchó -según manifestó en sus declaraciones a la Policía-, los agentes encontraron el cuerpo, ya cadáver, de Laura. La víctima no se encontraba en su habitación, sino que había sido arrastrada por el autor del crimen que, para dominarla, le había agarrado por detrás haciendo uso de un pañuelo con el que la estranguló. La fuerza empleada por el detenido fue brutal sin dejar a la joven, de mucha menor corpulencia, siquiera defenderse. La sangre que tenía en los pantalones el detenido podría proceder de las heridas efectuadas en el cuello al presionar con fuerza el pañuelo para asfixiarla.
De acuerdo con las primeras estimaciones manejadas oficialmente, se sospecha que la acción violenta tuvo lugar entre las seis y las siete de la mañana, cuando Laura se encontraba en su habitación y el homicida regresaría al piso que compartía después de, al parecer, haber pasado la noche y madrugada de fiesta. De hecho, el autor del crimen confesaría haber tomado cocaína y se mostró muy nervioso ante los agentes. Desde la habitación de la joven, haciendo uso de su fuerza, la habría arrastrado hasta la suya quitándole la vida.
Después de haberla matado y tras pasar unas horas de los hechos y tomar conciencia de lo ocurrido habría decidido acudir a la Jefatura Superior para confesar lo sucedido. Estas son, al menos, las hipótesis conocidas en un caso sobre el que ya se ha decretado el secreto de sumario y que está judicializado.
Nada más encontrarse el cuerpo de la chica, los policías nacionales que se encontraban en el lugar intentaron reanimarla, comprobando que ya estaba muerta. Aún así, la ambulancia del 061 desplazada hasta el piso también llevó a cabo intentos de reanimación durante 30 minutos, sin que pudiera hacerse nada para salvarle la vida.
‘Tony’, que llevaba varias semanas de alquiler en este piso, permaneció durante todo este tipo vigilado por la Policía que lo cubrió con una manta para ocultar su rostro y evitar así un auténtico linchamiento. Durante su estancia dentro del piso señaló a los agentes los pasos que había seguido para que así los agentes de la UDEV pudieran ir hilvanando los datos e ir atando cabos sobre lo ocurrido. No se descarta siquiera que el móvil de la agresión fuera un intento de ataque sexual contra la chica, pero este dato deberá ser confirmado en la autopsia que presumiblemente se le hará hoy. A pesar de que el detenido dijo haberle pegado una brutal paliza a la joven, físicamente Laura no presentaba gran cantidad de hematomas. Pasadas las dos y media de la tarde la Funeraria Nuestra Señora del Carmen procedía al traslado del cadáver de la joven estudiante. El homicida se encuentra desde ayer en los calabozos de la Jefatura Superior en donde ya ha prestado declaraciones ante los agentes y en las próximas horas lo hará ante el juez de guardia. En dichas declaraciones ha intentado buscar coartadas para eliminar su carga de implicación delictiva en los hechos. La clave de todo está ahora en los resultados de la autopsia.
En detalle
Las pruebas. Un agente de la Policía Científica lleva las pruebas encontradas en el piso dentro de bolsas para ser analizadas con posterioridad.
A la Jefatura. El detenido fue trasladado a la Jefatura Superior en donde permanece detenido hasta su puesta a disposición del juez.
“¡Asesino!, ¿por qué no te has matado tú?, ¡sinvergüenza!”
La presencia de coches de Policía, de las ambulancias y la llegada de vehículos de la secreta con las sirenas llamaba la atención de un vecindario que se levantaba en una jornada marcada por la tranquilidad tras la resaca de lo sucedido en la barriada del Príncipe Alfonso. Poco a poco se iban sucediendo los rumores: habían matado a una joven estudiante. La llegada de vecinos del entorno a los alrededores del Edificio Calypso se completaba con la de los periodistas de los distintos medios de comunicación. Los vecinos del bloque, quienes conocían más o menos a los inquilinos del piso en donde sucedieron los hechos, confesaban su impresión por lo ocurrido. “No teníamos mucha relación con los chicos, porque eran inquilinos no propietarios”, confesaba un vecino que indicaba no haber escuchado nada que pudiera haberle hecho sospechar que se estaba produciendo una emergencia en el bloque. Y es que ni los vecinos escucharon gritos ni la propia joven que se encontraba en el interior del piso -la compañera de la fallecida y el detenido- se despertó en el momento del ataque. Quienes sí empezaban a poner cara a la joven eran las estudiantes de Enfermería que se acercaban al entorno tras conocer las primeras noticias a través de las informaciones de las versiones digitales de los medios. El momento más tenso se produciría con la salida del homicida confeso de la casa, tapado con una manta rosa. Además de mentar a su madre y de insultarle, los vecinos gritaban que se le quitara la manta, le gritaban “¡asesino! y ¡sinvergüenza!” preguntándose que por qué no se había quitado él la vida.
La muerte de quien sólo era una joven provocó el malestar entre los presentes, entre padres con hijas de esa edad, entre compañeras de carrera que no entendían cómo podía haber sucedido un crimen así. Entre la gente una joven, natural de Gerona, que confesaba ser una víctima de maltrato y que había venido a Ceuta precisamente para escapar de esa violencia. Asqueada, aunque reconociendo ser víctima de otro tipo de violencia, se mostraba sorprendida por lo ocurrido. La noticia, en horas, era conocida en toda la ciudad.
Ya, en la tarde de ayer, los padres de la joven gaditana venían a la ciudad avisados por la Policía.
Precaución policial
La Policía optó por tapar al detenido para evitar de esta manera un auténtico linchamiento. El detenido, en sus declaraciones a los agentes, dijo que no se había dado cuenta de lo que había hecho, exclamando que él no era un asesino, dando la sensación de que se hubiera dado cuenta de la comisión del crimen y hubiera acudido corriendo a declarar para mostrar un arrepentimiento. Son estos detalles que ahora serán analizados por los investigadores.
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