Un incendio tras dos cortocircuitos en la lavandería obliga a desalojar el Tryp

El incendio provocado por dos cortocircuitos simultáneos en la sala de lavandería del Hotel Tryp  Ceuta obligó a desalojar ayer el edificio ante el riesgo de que el suceso, que finalmente no revistió gravedad, pudiera poner en peligro a los turistas alojados y a los empleados que se encontraban en su interior.

Los hechos se produjeron en torno a las 17:00, cuando el “chispazo” –como definían ayer los trabajadores– en el cuadro eléctrico y en una lavadora de la habitación situada en el primer sótano generó las llamas, que rápidamente se propagaron hacia las estanterías donde se acumulaban las sábanas, toallas y el resto del material de las habitaciones. A partir de ese momento, con el incendio ya declarado, el humo comenzó a ascender hacia la primera planta y de ahí hasta la quinta. La alarma ya había  sonado en el interior del  hotel y la evacuación de los clientes, organizada por los propios empleados, lograba vaciarlo en unos minutos, sacando a la calle a los ocupantes de 26 habitaciones.
La central del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) recibió la llamada a las 17:10 y movilizó a diez efectivos, todos los del turno de tarde que en ese momento se encontraban disponibles, según confirmaban ayer desde el Cuerpo. Llegaron hasta la Avenida Alcalde Sánchez Prado a bordo de tres vehículos, dos de ellos bombas urbanas, y accedieron hasta el sótano a través del hall y de un punto de entrada situado junto a los locales comerciales. Ya en el interior de la lavandería, los bomberos sofocaron las llamas utilizando unos mil litros de agua mientras combatían también el humo que inundaba la sala y que les obligó a utilizar hasta 18 bombas de oxígeno. Apagado el foco del incendio, el siguiente objetivo era el resto del edificio, que fueron asegurando planta por planta, desde la primera hasta los salones de la quinta, ventilándolas y comprobando, con la llave maestra requerida a la gobernanta, que no quedaba nadie rezagado en el interior de las habitaciones ni en los pasillos.
A esa hora los agentes de la Policía Local y de la Nacional habían establecido ya un cordón de seguridad en los dos extremos de la calle, a la altura de las Plazas de África y de la Constitución, que interrumpió el tráfico de vehículos y de peatones durante casi tres horas. Tampoco se podía acceder a ese céntrico emplazamiento desde la calle Jáudenes ni desde el Paseo de las Palmeras. Sobre el terreno, el superintendente de la Policía Local, Ángel Gómez, y el consejero de Juventud, Deporte, Turismo y Festejos, Premi Mirchandani, supervisaban los trabajos.
En los alrededores, sentados en los bancos o en la escalinata del Palacio de la Asamblea, los clientes del Tryp y los trabajadores se sacudían el sobresalto del que acaban de ser protagonistas. Varios de los empleados tuvieron que ser atendidos en las dos ambulancias movilizadas por los servicios de Emergencias, en la mayoría de los casos suministrándoles oxígeno para combatir la inhalación de humo.
Fueron las únicas incidencias, ya que no se registraron heridos ni daños personales tras un desalojo que el personal calificó como “rápido, organizado y casi perfecto”. “Nos han servido los simulacros”, celebraban varios mientras aguardaban a que se levantase el cordón policial. Junto a ellos, los turistas esperaban pacientemente el momento de poder recoger sus pertenencias, algo que no ocurriría hasta que los bomberos confirmaron que no existía riesgo alguno en el acceso al hotel. La dirección del establecimiento les facilitaría alojamiento al otro lado de la Plaza de África, en el  Parador La Muralla. “Es sábado y los fines de semanas se vacían muchas habitaciones. Hemos tenido suerte de que no estuviésemos completos, como otros días”, reconocía una de las empleadas sorprendidas por el incendio.
Con el edificio ya ventilado, la dirección de guardia del Tryp accedió a su interior junto a efectivos de Bomberos para evaluar los daños y elaborar el informe del suceso. El SEIS aconsejó no ocupar de nuevo el hotel hasta eliminar por completo el humo nocivo generado por las llamas. Los trabajos de recuperación comenzarán hoy mismo.

Los primeros instantes: humo desde el sótano

El incendio declarado en la primera planta del sótano, entre el hall del hotel y los garajes, provocó una nube de humo que en apenas unos segundos comenzó a ascender hacia las cinco plantas del edificio. En la imagen de la izquierda, el acceso por el pasillo situado junto a los locales comerciales. La Policía Local estableció un cordón de seguridad a ambos lados de la Avenida Sánchez Prado, cortando el tráfico de vehículos y peatones en las Plazas de África y de la Constitución.
                             
               “El pasillo se me ha hecho más largo”

Matilde, la única empleada que se encontraba en la sala de lavandería  en el instante en el que el doble cortocircuito dio paso a las llamas, se colocaba ayer la mano en la frente mientras repetía un elocuente “qué susto, qué susto”. El fuego le sorprendió trabajando y sola en el sótano porque varias de sus compañeras estaban ya a punto de concluir la jornada laboral. “He visto lo que ocurría y he salido corriendo... El pasillo se me ha hecho más largo que nunca”, reconocía. “Y a mí me paso esto, que me queda sólo un año para jubilarme”, bromearía una hora después, evaporado ya el nerviosismo inicial.
Junto a ella, de pie en la acera o sentados la escalinata del Palacio de la Asamblea, sus compañeros reconstruían las escenas que habían vivido unos minutos antes. Said Alami recordaba que se encontraba en el despacho de la gobernanta despachando sobre unos cuadrantes. “Sonó la alarma y buscamos los extintores, pero empezó a no verse nada por el humo. Fue entonces cuando nos repartimos por las plantas para aporrear las puertas y recorrer los pasillos, diciendo a la gente que se dieran prisa y salieran a la calle”, asegura. Presidente del comité de empresa y responsable de Prevención y Riesgos Laborales en el hotel, fue el último en salir, por lo que tuvo que recibir oxígeno y medicación para combatir el nerviosismo.
A Samira el sonido de la alarma le sorprendió tras el mostrador. “Estaba en recepción y por el walki comencé a avisar a todos los compañeros. A cada camarera le corresponde una planta del edificio y fueron llamando puerta por puerta y gritando ‘fuera, fuera’. Por suerte ha sido un desalojo muy rápido y sin problemas, creemos que muy profesional”, subraya. Los relatos del personal detallan cómo a la mayoría de los clientes el suceso les sorprendió durmiendo. “Casi todos respondieron de forma inmediata, pero nos sorprendió que muchos no se lo creían. Ha habido incluso quien pensaba que era una broma, pero también quien decía que no quería salir porque prefería recoger antes sus pertenencias, sin darse cuenta del peligro que supone un incendio”, advierten. “A una señora la avisamos por teléfono y nos contestó que no podía dejar la habitación porque en ese momento estaba durmiendo. Otros querían hacer las maletas y hemos tenido que pedirles que se olvidaran de eso y salieran de forma ordenada y con rapidez de las habitaciones”, añadían los empleados que se encargaron de coordinar la evacuación.
Quien sí atendió los requerimientos de los camareros fue el cliente que en el instante en que sonó la alarma estaba a punto de terminar su almuerzo en un reservado del restaurante: “He salido corriendo porque los niños son lo primero. Dentro han quedado los carros, la ropa de abrigo, móviles sobre la mesa...”. “Un rato antes estaba lleno. Los fines de semana hay muchos clientes, así que ha sido una suerte que haya sido a esta hora”, confirmaba un camarero.
En el resto de historias se entremezclan visitantes marroquíes sorprendidos por el sobresalto, clientes que salieron a los pasillos a medio vestir, un policía que la noche anterior había estado de servicio y, quizás la más curiosa, la de Cogetino Saitta, bombero belga del Servicio Regional de Incendios de Charleroi de visita en la ciudad y que se ofreció para ayudar. Especializado en Medicina de Catástrofes, trabajará en septiembre en EEUU y pone un pero a la actuación ayer de sus compañeros: “Deberían haber usado altavoces y desplegado las escaleras”.