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Un español, un francés, un turco, un italiano un irlandés y un islandés...

Van un francés, un italiano, un irlandés, un turco, un islandés  y un español. No es el comienzo de un chiste, sino el de una de las historias que se viven en más de diez centros de la ciudad, proyectos de hermanamiento.

En este caso, el español es del IES Camoens, aunque podría ser de cualquier otro, como el Puertas del Campo, o el Almina, por ejemplo, que tienen sus proyectos. Precisamente, esta semana celebrarán la semana ‘Comenius’, por lo que El Faro se ha acercado a uno de estos proyectos, cuyos alumnos de otros países pisaron ceuta en marzo.
Coordinados por los profesores del departamento de matemáticas de este centro escolar, unas pocas decenas de alumnos de cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria se han metido de lleno este año en un proyecto llamado ‘Maths is B.E.A.U.’ (las matemáticas son bonitas, fáciles -easy-, divertidas -amusing-, y útiles).
Comenzaron en otoño, con el principio del curso, y el proyecto terminará el curso que viene, en 2012. Mientras tanto, los chicos tendrán oportunidad de encontrar ciertas ventajas de las matemáticas. Por ejemplo, ya visitaron Ceuta unos setenta alumnos de todos los países que participan en este proyecto, en lo que fue la primera toma de contacto entre ellos (los profesores ya lo habían hecho antes). Una semana de gymkhanas y actividades sobre matemáticas en las que se pretendía ver la presencia matemática en la vida cotidiana. Varias actividades que se desarrollaron en lugares como el Parque Marítimo del Mediterráneo.
El siguiente encuentro entre alumnos será en Irlanda del Norte, donde el tema a tratar será el de la arquitectura. Los alumnos del Camoens llevarán hasta Omagh, una localidad cercana a Belfast, la lógica numérica de edificios singulares como la Pensión La Bohemia o el Edificio Trujillo.

FRANCIA

“Sinceramente, no me gusta las matemáticas porque son difíciles para entenderlas. Pero creo que son importantes para la vida cotidiana y este proyecto nos ayuda a practicar”, explica uno de los alumnos del liceo François Bazin, de Charleville (Francia, cerca de París).  Más suave se muestra el otro alumno que ha respondido al cuestionario, por e-mail (haciendo gala de lo útil que son las redes sociales e Internet para poner en contacto a gente de diferentes países de manera instantánea). “A veces, las matemáticas son fáciles y a veces son difíciles, ¡depende!”, opina.
Si bien desde el punto de vista de los profesores la importancia puede destacarse en los conocimientos matemáticos, en el caso de los alumnos, si bien esto es importante, el hecho de encontrarse con chicos de su edad. Como los de otros países, este segundo alumno destaca nuestras costumbres gastronómicas. “Los españoles son muy diferentes: comen tarde y duermen tarde”, comenta. “Pero sonmuy amistosos”, opina. De manera que, dice, se mostraría encantada de poder volver a Ceuta y encontrarse con los amigos.
El otro alumno francés que responde este cuestionario, destaca varias ventajas: “Con este proyecto tenemos que hablar en inglés, y lo aprendemos. También viajamos y conocemos gente que de otra forma jamás habría conocido

ITALIA

Carla Tabai es la coordinadora de todo el proyecto que une a estudiantes de seis países diferentes europeos. Por su relación con e profesor Sergio González, del IES Camoens, en algunos proyectos previos, le invitó a participar. Una convencida de estos proyectos, piensa que las redes sociales facilitan la labor de los alumnos. “Creo que aportan una motivación extra a los alumnos, incluso a veces les ayuda a entender mejor el temario”, explica esta profesora.
En el caso de los alumnos, aunque aprenden matemáticas, sí que es cierto que queda en un puesto un poco relegado. Davide es uno de los estudiantes de Viadana (Italia) que viajó a Ceuta el mes pasado.  “Hemos hecho buenos amigos, los ceutíes eran de verdad hospitalarios. Y también el proyecto era interesante”, explica este alumno, que sitúa por delante la experiencia e importancia de “conocer otras culturas europeas y practicar idiomas”. Aunque opina que el proyecto le ha ayudado a descubrir cómo afectan las matemáticas en su vida.
Lo bueno de estos proyectos, además, es que en ningún colegio son obligatorios. “Al principio de curso, la profesora nos preguntó si queríamos participar, y aceptamos. Lo trabajamos durante nuestras horas de clase, y no hacemos horas extra”, explica. En algunos colegios sí que son horas extra, pero también voluntarias.

TURQUÍA

Hamparsun Yüklü, profesor del Ozel Sar›yer Doga Lisesi, un instituto de Estambul, ha encontrado un filón en este proyecto. “A los profesores de matemáticas nos cuesta mucho convencer a los alumnos que no son tan duras como piensan. Y queremos que les resulten más entretenidas”, afirma. Por eso le parece adecuado este proyecto.
Él es, como el resto, uno de los que se ayudan de la destreza de estos jóvenes a los que se les llama ‘nativos digitales’. “Hemos intentado utilizar a los más experimentaods con las nuevas tecnologías”, explica Yüklü.
Melih Çolak es un estudiante turco que visitó la ciudad en su encuentro del pasado mes de abril. Debe de ser de los pocos estudiantes que ya encontraban fáciles las matemáticas. “Pienso que son fáciles y que pueden ser muy divertidas. Personalmente, el proyecto me ha ayudado mucho  para mejorar en ello”, cuenta este pupilo que realiza las ecuaciones a orillas del Bósforo.
En el caso de este instituto, hubo cierta competencia por entrar en el proyecto, cuenta. “Me siento afortunada porque me escogieran los profesores de matemáticas y de inglés”, dice.  Respecto a colaborar con otros países, asegura que es una “gran idea” que “estudiantes de diferentes países puedan dirigirse hacia la misma meta”.

IRLANDA

Es un profesor del ‘South West College’ en Omagh, Irlanda del Norte (la parte de la isla que pertenece a Reino Unido), y es uno de esos profesores que en ocasiones ven también difícil enseñar matemáticas a sus alumnos. ‘Engañado’, entre comillas, por uno de sus compañeros, se confiesa no muy experto en Internet.
“Yo no uso las redes sociales, es uno de mis compañeros profesores”, asegura. Es su primera experiencia en Comenius, y lo ve como una oportunidad para “explicar a los alumnos que las matemáticas son bellas”. “Como son difíciles, a veces los alumnos no aprecian la importancia que tienen las matemáticas en la vida”, reflexiona este docente norirlandés que visitó Ceuta y, sorprendentemente, se fijó en la arquitectura especialmente.
Tendrá oportunidad de aprender más sobre este tema, porque el próximo viaje de este programa comenius se dirige a Omagh, y ellos serán los anfitriones.
Un trabajo que ya están preparando los alumnos de ese instituto. Una vez, parece ser que se cumple ese mito de buena fama que los españoles tenemos entre los irlandeses. “Me encantaría volver, conocí tanta gente agradable en España...”, dice uno de los alumnos. Habla un entusiasmado de haber podido intercambiar experiencias con gente que disfruta de otros modos de vida. “Lo que me impresionó más es que terminan pronto el día de clase”, dice.  “Creo que es una buena idea hacer este proyecto, porque te permite introducirte en otras culturas conociendo otra gente”, asegura.
Y aunque las matemáticas le resultan un poquito más fáciles, resalta sobre todo otros aspectos de un intercambio Comenius, como su contacto con las nuevas tecnologías. “Sería difícil mantener contacto con la gente que conocí en España sin Internet... y sí, ahora estoy aprendiendo a crear páginas web”, dice este joven alumno norirlandes.
Y aunque es difícil entenderse, como dice el profesor, “donde hay voluntad hay camino”.

ISLANDIA

Hylnur es el profesor islandés del ‘Kopavogur Institute of Education’, uno de los centros que han participado. En ese pequeño país de casi trescientos mil habitantes, pasaron de la aurora boreal hasta el buen tiempo ceutí en marzo. “Lo más interesante de este tipo de viajes es la relación cercana con África y las oportunidades (y problemas) que ello trae”, explica después de haber pasado por esta ciudad. Ahora les tocará viajar a Irlanda.
Aunque África, Ceuta es Europa, y eso se nota. “Estoy sorprendido por ver cuántas similitudes hay en Europa”, explica este profesor islandés, que no se termina de habituar a los horarios españoles. “Cenáis demasiado tarde, si no estás acostumbrado es difícil”, comenta de la visita que realizaron Ceuta.
Hylnur destaca también la utilidad que sacan los estudiantes a las redes sociales. En su caso, no es que  los estudiantes superen al maestro en el uso, porque él es un ingeniero informático. pero reconoce que “la mayor parte de los estudiantes encuentran sencillo el uso de las redes sociales, porque ya las manejaban”. “Usamos Twinspace,que es el servidor web para los proyectos de eTwinning, y para comunicarnos utilizamos Facebook, aunque algunos alumnos también lo hacen con el Messenger”. Esto es, dice, una gran oportunidad para “enseñar que podemos trabajar juntos aunque estemos en países diferentes”.

ESPAÑA

Carlos Puyol, Fatima Zora, María Teresa Rueda y María José Calvo son cuatro de los estudiantes ceutíes que participan en este proyecto. Cursan 4º de ESO y tienen 15 y 16 años.
La parte ‘española’ del proyecto ya se ha cumplido, y en Ceuta descubrieron cómo sería “un mundo sin matemáticas”. Todo con actividades preparadas por ellos mismos. “Por ejemplo, los irlandeses del norte mostraron un vídeo en el que una persona intentaba cocinar pero no tenía las cantidades”, explica María José Calvo. El participar con alumnos de otros países, además, ayuda a hacer las cosas mejor. “Es que lo hacen muy bien, hay que prepararlo para estar al nivel, no vamos a quedar por debajo, ¿no?”, razona Carlos Puyol.
Como también comentan desde el resto de sedes de este proyecto de hermanamiento, el objetivo es comunicarse. “En teoría en inglés, pero por ejemplo con los italianos ellos nos entendían el castellano y nosotros su lengua”, cuentan. Con los de otros países, “en inglés o gesticular mucho, pero mucho mucho”, añaden.
“Si no sabes idiomas, te impide comunicarte con los demás en muchas cosas, por eso el proyecto nos ayuda a practicar idiomas, que s como se aprenden”,ejemplifican. Al igual que el alumnado del resto de países, explican lo importante que es comunicarse, conocer culturas. Si los otros se quejan de lo tarde que se come en España, es porque lo vieron en alumnos como en estos cuatro. “Sí, la verdad es que les sorprendió, pero les encantó la comida de aquí”, opinan todos. “Íbamos con miedo por tener que acoger a alguien en nuestra casa, pero ya nos habíamos presentado por las redes sociales. Al final todo fue muy bien”, cuentan. Sergio González,uno de los profesores, explica que eso es uno de los aspectos en los que más cuesta convencer a los profesores. “Hay que convencerles de que tienen que acoger a otro alumno, y es lo que causa más recelos”, dice González.
Y, por cierto, no. No se quejan de que, aunque hagan el trabajo en las horas extra, les quite tiempo para otras cosas. Más bien al contrario.

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