Ángela respiraba ayer tranquila cuando, pasadas las cinco de la tarde, acudía al Hospital Universitario a recoger a su esposo, Paco, después del susto sufrido a primera hora de la mañana en su estanco ‘La Cultural’.
Con 23 grapas en la cabeza y varias horas en observación se resolvían las heridas padecidas por quien, a sus 72 años, lleva toda una vida al frente del populoso estanco situado justo enfrente de la iglesia de Hadú. Hasta allí, a las nueve de la mañana, decidió acudir un atracador para, pistola en mano y ocultando su rostro con una capucha, robar todo lo que la víctima tenía en su poder. Pero no contó con que Paco Ibáñez no iba a ser una víctima facilona. Se enfrentó al delincuente evitando que éste se hiciera con el dinero que portaba forcejeando con él para que no saltara por el mostrador. Como respuesta el atracador no dudó en golpearle con la culata en la cabeza provocándole un brecha y dándose a la fuga.
Un vecino del barrio fue el primero en escuchar los gritos de Paco, acudiendo hasta la tienda y llegando a ver al atracador cuando abandonaba el establecimiento, uno de los más antiguos de Hadú. Con un polo y unas bermudas, el joven, de unos 18 años, escapaba del lugar a paso acelerado mirando constantemente hacia atrás por si alguien se había percatado de su agresión. “Iba encapuchado”, aseveraba este vecino a los agentes de la Policía Nacional desplazados, junto con un efectivo de la Científica, hasta el estanco. Encapuchado pero tranquilo. Una característica sobre la que hizo hincapié uno de los pocos testigos del atraco. Un atraco que ha causado la indignación entre los vecinos. Paco no es el primero que lo sufre. 24 horas antes otros tres robos en la misma barriada. Tirones y sustracciones que no degeneran en actos extremadamente violentos pero que dan buena muestra del repunte de delincuencia callejera que se está registrando en la ciudad.
La Policía sospecha incluso que el autor del robo con agresión en ‘La Cultural’ sea el mismo joven que practicó los golpes anteriores. Ya dispone de un perfil del presunto autor de estos hechos.
En el caso de marras el susto pudo ir más allá. “Si la pistola es o no de verdad eso nadie lo sabe hasta que dispara ¿no?”, exclamaba una vecina que intentaba acceder al estanco como otros tantos residentes, a por su prensa del día, pero tuvieron que quedarse fuera para no torcer la investigación policial puesta en marcha así como la recogida de pruebas.
En la puerta del estanco, junto a los agentes policiales, todo eran muestras de cariño hacia Ángela así como preguntas de los cercanos para conocer el estado de Paco, a quien habían visto trasladar en una ambulancia con la cabeza ensangrentada.
El de ayer no es el primer atraco que sufre Ibáñez. Su propia esposa recordaba que hace años otro delincuente, en un intento de robo, le había agredido con una navaja. Pero de aquella como de ésta Paco salió airoso. “No le ha pasado nada porque se ha resistido, se ha enfrentado a él”, recordaba nerviosa su mujer.
En los corrillos cercanos al estanco los vecinos pedían más seguridad. Ya son demasiados los robos que se producen en la zona. Tirones, hurtos... de éstos no se informan porque muchos de ellos no se denuncian. Sus víctimas optan por conformarse con la pérdida de pequeñas cantidades económicas y no dan parte en la Jefatura Superior. Lo cierto es que, al menos, en 24 horas ya ha habido cuatro robos en Hadú y uno casi termina en tragedia.
Análisis de la cámara que pudo grabar al caco
Tras la fatídica quema de la iglesia de San José se optó por colocar una cámara de seguridad justo enfrente del templo. Cámara que, por su ángulo de visión, puede captar lo que sucede en las inmediaciones de la iglesia. Ayer lo primero que hizo la Policía fue comprobar las grabaciones ya que el atracador, en su escapada, pudo quitarse la capucha que portaba quedando su rostro grabado en las imágenes de seguridad. Con estas pruebas y las narraciones de los testigos que presenciaron el atraco a posteriori, en la tarde de ayer la Policía ya trabajaba en la búsqueda del delincuente. La presencia de jóvenes enganchados al consumo de estupefacientes, sobre todo pastillas, ha aumentado en Hadú, de ahí que se tenga sospechas de que pudiera tratarse de algún joven que necesitaba dinero obtenido por la vía rápida y sabía que cada mañana Paco acudía solo al estanco. En otros comercios cercanos se han producido robos con mayor violencia empleando incluso vehículos o mazas para romper escaparates y robar en el interior.
“A mí el otro día me quitaron la cartera con 50 euros. Ni me enteré”
Lo que ayer le sucedió al dueño del estanco ‘La Cultural’ sirvió de debate en los corrillos creados entre vecinos y comerciantes. Quien más quien menos contaba la falta de seguridad en la zona y la ausencia de policías. Una anciana, con la bolsa de la compra todavía en la mano, contaba como hacía pocos días le habían robado el monedero con el dinero que tenía, recién sacado del banco. “Me quitaron la cartera, llevaba 50 euros... me hicieron así... zas.... ni me enteré”, narraba la anciana. “Pobre Paco”, señalaba otra vecina. “Es que esto está muy dejado, aquí están robando mucho”, avanzaba. Los tirones están a la orden del día. “¿Sabes que le hicieron a una amiga mía? Vinieron por detrás con unas tijeras y por las asas del bolso lo cortaron... mi amiga se quedó con ellas colgando y el ladrón se iba con todo”, contaba.
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