El pasado mes de marzo, estando de vacaciones en Benidorm (Alicante), pude comprobar una vez más el gran valor del compañerismo. José Tarazona Ros, cabo del batallón de infantería ‘Guadalajara 20’ en la campaña de Ifni, para conocerme y darme un abrazo se trasladó desde Valencia hasta Benidorm con su esposa, dejando a sus espaldas unos 300 km entre ida y vuelta, por dicha razón en el ejército brilla forzosamente con más intensidad que en cualquier otra comunidad o asociación.
José Tarazona Ros en 1957 era cabo de la 5ª compañía del regimiento de infantería ‘Guadalajara 20’ de guarnición en Valencia, el mismo recuerda la madrugada del 23 de octubre de 1957 la riada que a través del rio Turia asoló la capital valenciana y la provincia, creando un espectáculo dantesco de desolación, tristeza y una ciudad fantasma, sin luz, agua y sin alimentos, y en algunas calles el agua había alcanzado más de dos metros de altura, con un escenario de dolor, tristeza y desolación.
El regimiento ‘Guadalajara’ y todas las unidades de la guarnición junto con otras unidades militares de otras regiones militares que llegaron dos días más tarde, sumando unos 3.000 soldados, se volcaron día y noche a limpiar los miles de toneladas de barro que cubrían Valencia.
Cuando en una reunión en la Capitanía General de Valencia con autoridades militares y civiles, los técnicos afirmaron que para limpiar la ciudad de Valencia como mínimo harían falta seis meses.
Cuando al entonces jefe del Estado se le informó de que para limpiar la ciudad se tardaría seis meses, la respuesta del jefe del Estado a las autoridades fue esta: “Los valencianos se comerán el turrón en navidad con la ciudad limpia”. Esto era en octubre y, efectivamente, en diciembre la Ciudad de Valencia estaba limpia. Se hizo en seis semanas y ello se llevó a cabo gracias al esfuerzo y sacrificio de aquellos 3.000 soldados y demás funcionarios civiles.
Posteriormente, el Ayuntamiento de Valencia en sesión plenaria y por unanimidad creó la “medalla de la gratitud”, que se concedió a todo el personal militar y civil que participó en la campaña conocida como la ‘Batalla del Barro’, justa recompensa que el Ayuntamiento de Valencia supo reconocer el esfuerzo y sacrificio de aquellos millares de soldados que lo mismo de noche que de día supieron vencer a dicha Batalla. Se vivieron escenas que al más valiente se le caen las lágrimas, vecinos de aquellas viviendas anegadas de barro, que con lágrimas en los ojos agradecían a estos soldados que no solo limpiaban el barro, les entregaban comidas, agua y mantas.
Hay que hacer constar a los que presumen de “antiameritanismo”, cuando la tripulación del portaaviones ‘Lake Champlain’ al enterarse por la radio de la tragedia, envió 20 helicópteros con personal sanitario, médicos y ATS, así como medicinas y víveres, que valió para salvar muchas vidas, y eso fue sin llamarles, por iniciativa propia.
Mi buen amigo y compañero José Tarazona Ros, cabo del regimiento ‘Guadalajara 20’ recuerda los días que sin conocer el descanso, trabajando día y noche para que Valencia quedara limpia como un espejo, pero lo que ellos ignoraban que tras vencer la Batalla del Barro pocas fechas después se iban a enfrentar a otra batalla, en este caso en el Desierto en Villa Bens (hoy Tarfaya) de Marruecos.
La Orden General de Operaciones núm. 1.) citaba que el día ‘D’, el 10 defFebrero de 1958, en la que la agrupación "B" iba encuadrado el batallón "Guadalajara 20", que había desembarcado en dicho enclave días antes, junto con fuerzas de la legión, grupo de caballería, trasmisiones, intendencia y sanidad, ambas fuerzas sumaban unos 3.000 efectivos, con más de un centenar de vehículos, entre ellos los carros de combate del grupo de caballería, que se iban a enfrentar a un enemigo escurridizo y que siempre que puede ataca por la espalda, por lo que todas las precauciones son pocas.
El cabo José Tarazona Ros recuerda que su compañía, la 5ª de armas pesadas y cañones sin retroceso, iban casi en vanguardia en el despliegue para Hagunia, donde estaban instalados los grupos rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí.
El batallón ‘Guadalajara 20’, junto con la II Bandera de la Legión y otras fuerzas, junto con los 400 vehículos, carros de combate y Jeeps, el 10 de Febrero de 1958 según la Orden de Operaciones no 1.), la Operación ‘Teide’, las 5 compañías del batallón salían para cumplir su misión en dicha operación.
El entonces cabo José Tarazona narra en su diario las múltiples fatigas que tuvieron que soportar. 2 litros de agua por persona para aseo y consumo personal, con un sol de más de 40 grados y marchas de muchos km. que se veían que iban cayendo extenuados muchos compañeros hasta que Jeeps los iban recogiendo, y las noches la cama era la arena del desierto y el abrigo de una manta con el único techo que el cielo y las estrellas.
Lo mismo el cabo Tarazona que sus compañeros recuerdan con mucho cariño a su teniente de la sección de armas pesadas, José Belles Gasulla, que se preocupaba por paliar la dureza de dicha marcha atendiéndoles en todo lo necesario y dándoles ánimos.
Llegando a Saguia el Hamra vieron aparecer varios aviones del Ejército del Aire, por cuyas emisoras se oyó "orden de combate". Los "T-6" en vuelo rasante bombardeaban y ametrallaban las posiciones del enemigo donde se escondían en las oquedades o cuevas.
Desde un helicóptero el general-gobernador comunica por radio al teniente Belles lo siguiente: "teniente, con un pelotón reconozca un matorral sospechoso a 500 m". La respuesta del teniente fue: "¡era una posición enemiga destruida por la aviación, los cadáveres sin documentación, lo hemos enterrado!".
En la toma de Tuidefret se conquistó un enorme botín de guerra. Con lo reconquistado, dicho botín de azúcar, medicamentos y otros víveres podían subsistir más de 1.000 hombres durante más de dos meses.
La última operación en la que intervino el batallón "Guadalajara 20" en orden de combate fue en Hagunia, en cuyo momento en el lugar que estaban aparecieron varios aviones, lanzándose dos compañías de paracaidistas, una del Ejército del Aire y otra de franceses.
El 19 de mayo de 1958, cumplida su misión, el batallón "Guadalajara 20" embarcaba en la playa de Villa Bens, en los buques "Descubierta" de la Armada y el "Ciudad de Alicante" de Trasmediterránea. Recuerda José Tarazona Ros que a bordo del buque el capitán de la compañía, cuando se arriaba la bandera española de Villa Bens, gritó con lágrimas en los ojos de todos los soldados ¡viva España!
Aquí finalizó el heroico comportamiento de este batallón en tierras del Sahara, con un apoteósico y multitudinario recibimiento en el Puerto de Valencia a estos valientes soldados.
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