Categorías: Sucesos y Seguridad

Un ataque a la guardería del Príncipe se salda con un arresto

Los vándalos tiraron piedras y cócteles molotov contra esta instalación, en la que intentaron entrar. El detenido, de 17 años, ha ingresado ya en Punta Blanca

La Policía Nacional detuvo la madrugada del miércoles al jueves a un menor de 17 años después de una nueva noche de apedreamientos y emboscadas en el Príncipe que, en esta ocasión, tuvo una connotación más grave: se llevó a cabo un ataque directo a la guardería de menores San Ildefonso, en donde la Ciudad tiene acogidos a los bebés y menores de más corta edad que dependen del Área de Menores. En la misma mañana de ayer, el menor fue puesto a disposición judicial ordenándose su ingreso como medida cautelar en el centro de Punta Blanca, después de que fuera sorprendido in fraganti por la Policía.
Estos hechos ocurrieron tras varios días de actos vandálicos en la barriada. El responsable de Acción Sindical de la Sección Sindical de CCOO en la Ciudad, Francisco Ferrer, lo ha calificado como “un campo de batalla urbana”, dibujando el escenario de esta algarada con la presencia de cuatro contenedores ardiendo junto a este centro, el lanzamiento de piedras e incluso material incendiario arrojado al patio de esta guardería. De hecho la Policía Científica acudió ayer al lugar, comprobándose que se había arrojado un cóctel molotov casero.
Los autores de esta algarada hicieron ese material incendiario ayudándose de botellas de cerveza con material inflamable en su interior. Una de ellas estalló y ayer aún se podía ver la marca de la explosión en el suelo. Si todos los que lanzaron hubieran estallado “estaríamos hablando ahora de una desgracia”, dijo Ferrer. Además, los participantes en el ataque pretendían entrar en la guardería, por lo que intentaron romper una puerta. Los trabajadores “no sabían lo que podía pasar” y temen que estos actos se vuelvan a producir y en alguna ocasión tengan mayores consecuencias. “La situación cualquier día puede terminar en una desgracia personal”, advirtió.
Tal y como comunicaron al sindicalista los propios trabajadores del centro, una treintena de individuos encapuchados participó en este ataque, en el que “lanzaban piedras y cócteles incendiarios”.
Los trabajadores del centro están preocupados no sólo por su integridad física, sino también por la de los propios menores que residen en este establecimiento. Estos últimos son un total de 14, de edades comprendidas entre 0 y 3 años. De hecho desde el Área de Menores ya se ha informado de la situación a la Jefatura Superior, debido  a que los acogidos son los que padecen esta situación, además de quienes allí prestan servicio.
La Policía Nacional acudió una noche más al lugar de los hechos, estableciendo el protocolo en estos casos. Poco después pudo detener a este menor de 17 años, que fue llevado por agentes de la Policía Local hasta dependencias policiales para tramitar las oportunas diligencias. Fiscalía ordenaría su internamiento en el centro de menores Punta Blanca al considerarse su presunta relación con la quema de los contenedores.
De la visita cursada ayer por la  Policía Científica se intenta obtener más datos de lo sucedido para continuar con las investigaciones. Concretamente, los agentes se llevaron las botellas con material incendiario que no habían explotado.
Ferrer ha alertado de la gravedad del asunto, “ya que no estamos hablando de actos vandálicos, sino de atentados directos contra unas instalaciones de la Administración, en este caso municipales, al personal que allí prestan sus servicios y a los menores que allí residen”.
El comisionista añadió que ya no se trata de apedreamientos para provocar la subida de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sino de que “se han quemado en la misma puerta de este centro cuatro contenedores de basura”, y han arrojado al interior piedras y botellas con material incendiario. Debido a que urge una solución, los comisionistas esperan una reunión con responsables de la Administración local para abordarla.
Recuerdan que el presidente de la Ciudad se comprometió a buscar una ubicación nueva a este centro, y que esta medida se debe llevar a cabo para poner a salvo  a trabajadores y menores.

Una más en la cuenta

El altercado de la pasada madrugada es uno más de los que sumar en la cuenta de algaradas que se están recrudeciendo en la barriada del Príncipe. En el último mes se han producido hasta cuatro episodios en los que la violencia ha sido más marcada. Después se han sucedido otros que se enmarcan en la ‘rutina’. La triste víctima de las últimas tanganas ha sido la guardería de San Ildefonso, situada justo en la zona en donde los encapuchados que están provocando estos sucesos organizan y montan sus barricadas. En algunas ocasiones por el simple hecho de atacar a la Policía y a los Bomberos, en otras -se sospecha- para facilitar la actuación de otros delincuentes. Sea cual sea el motivo, San Ildefonso se erige en la diana de una situación. A su vera se queman contenedores, se lanzan piedras, se escuchan gritos, se efectúa un lanzamiento indiscriminado de material antidisturbio... y así, hasta la pasada madrugada, cuando se lanzaron cócteles molotov.
Las quejas no son antiguas. Una revisión de la hemeroteca saca a la luz denuncias de los trabajadores, quejas por la inseguridad en que se mueven o denuncias por ataques contra sus instalaciones. Tras esto siempre se repiten las mismas promesas, pero San Ildefonso sigue pasando por la misma situación. Miedo que se eleva a pánico, inseguridad para empleados y menores después de que hayan sido elegidos como víctimas por unos delincuentes que son rechazados por la propia barriada.
Después de unos meses de cierta tranquilidad, estos individuos han vuelto a alterar el orden poniendo en práctica, siempre en la misma zona, este tipo de rechazo hacia las fuerzas de seguridad y también hacia las instituciones.
En el dispositivo de la pasada madrugada intervino Policía Local y Nacional, con distintas unidades. La detención de una persona, ya interna en Punta Blanca, no hace sino asomar una realidad: que quienes se implican en este tipo de sucesos no quedan impunes. Los protocolos existentes definen esa colaboración mientras que algunos sindicatos policiales, como el caso del SIPE, reclaman que se les permita una mayor contundencia. Los policías también han sufrido daños personales y materiales con la rotura de las lunas de dos coches.

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