Un joven, en prisión por otras causas, acudió ayer al juzgado para asistir a la vista seguida en su contra por un delito contra la salud pública. El juicio fue suspendido porque su abogado defensor ha solicitado un análisis de su cabello para probar que la droga con la que fue sorprendido en el interior del Centro Penitenciario, concretamente 51 gramos de hachís, era para consumo propio y no, como sostiene la Fiscalía, para ser vendida entre los reclusos.
Por estos hechos, el Ministerio Fiscal pide una condena de cuatro años de prisión.
Por otra parte, un ciudadano marroquí aceptó ayer una condena de dos años y cuatro meses de prisión y el pago de una multa de algo más de 3.000 euros por el mismo delito de tráfico de drogas. Fue sorprendido por la Guardia Civil en el control de embarque del puerto con casi dos kilos de hachís ocultos en el hueco natural de la puerta trasera del vehículo que el acusado conducía.
Además, si no prueba ningún tipo de arraigo en nuestro país, será expulsado a Marruecos una vez cumpla dos tercios de la condena fijada ayer por la juez en la vista judicial.