Lunes. 18:45. Subo a la Gatera, en la Bda. Postigo, para llevar un saco de pienso, latas de comida, leche, insecticidas… como todos los meses, porque conozco las muchísimas necesidades de esta Protectora que hace equilibrios por subsistir y tratar con dignidad a perros y gatos que han sido olvidados por casi todos… y ¿qué me encuentro? En la puerta de la Gatera observo con estupor, vergüenza y rabia un transportin cerrado con cinta de embalar y un bolso también de transporte con una gata y un gato, ambos adultos, gorditos, con collar… Allí, dejados… a pocos centímetros una botella de agua y restos de un saco de pienso….
Quizá estos pobres animales hayan sido bien alimentados, incluso hayan sido acariciados y mimados, habrán conocido la lluvia a través de los cristales, no en sus cuerpos ... Pero hoy han sido abandonados probablemente con una de tantas repetidas excusas: me han diagnosticado de alergia al epitelio del gato (por cierto ya existen productos de probada eficacia que la minimizan totalmente), los niños han perdido el interés por los animales, me saca los hilos de la esquina del sofá, hizo un pipí fuera de la bandeja…..
Cuando llegó Juan Tuset los recogió y me contó que ese día ya le habían abandonado varios gatos también en la puerta…. Y eso todos los días…. Los pobres animales estaban aterrados y no se atrevían a salir de sus transportines… Sus ojos mostraban una tristeza infinita….
¿Quieren saber qué ocurrirá casi con total seguridad con estos pobres animales? Morirán. Sí, a pesar de todos los cuidados y mimos de los voluntarios de la Gatera morirán de pena. Se negarán a comer y a beber. Día tras día irán perdiendo kilos y enfermarán y será imposible rescatarlos de la condena a muerte a la que su “dueño,-a” les ha sometido desde el momento que les ha abandonado…..
¡Qué vergüenza de raza humana, capaz de tantas maravillas y de tantas miserias!