“El chico ha desaparecido porque estaba borracho, ningún argelino le ha pegado. Pero ellos han aprovechado la oportunidad para machacar a los magrebíes. Nosotros nos quedamos en nuestras celdas porque teníamos mucho miedo hasta que vino la Policía”. Así hablaba ayer un portavoz del colectivo argelino a FAROTV, intentando explicar, en una protesta improvisada en la Plaza de los Reyes, el sentir de quienes forman parte de este grupo, que se amplía a inmigrantes de origen marroquí y tunecino. Ellos son los que estaban en el centro de estancia temporal en la noche del sábado, cuando los subsaharianos les culparon de la muerte de un compatriota, cuyo
cadáver fue encontrado en la playa de San Amaro. Esa noche no se sabía siquiera quién era, pero eso no fue obstáculo para que se llevara a cabo un auténtico motín que se tradujo en importantes destrozos.
Ahora, tras la realización de la autopsia y las gestiones llevadas a cabo por la Policía Judicial de la Guardia Civil, se ha confirmado que el fallecido era antiguo residente del CETI, originario de Guinea Conakry y llamado Elhadj, aunque algunos le conocían como Sabín. Murió ahogado, presumiblemente cayó al agua en la zona de las escolleras del puerto y permaneció en el mar hasta ser arrastrado, días después, hasta San Amaro. Su desaparición se había denunciado 24 horas más tarde de una pelea. La versión de que hubiera sufrido una paliza o fuera víctima de una agresión no casa, inicialmente, con los resultados obtenidos. Antes de su desaparición hubo una pelea entre argelinos y subsaharianos, en la que todos habrían consumido bebidas alcohólicas, lo que llevó a la brutal tangana de este fin de semana, que motivó el desplazamiento de la UPR y UIP de la Policía Nacional además de agentes de la Local.
Sí que había habido desencuentros entre colectivos, pero nunca como los ocurridos el sábado, con
lanzamiento de piedras, destrozos en habitaciones, huidas al bosque... La mediación de jefes de la Policía desplazados al campamento con los líderes de las comunidades y el director del CETI fue determinante para que se calmaran unos ánimos encendidos, que llevaron incluso a que muchos de los residentes huyeran del centro saltando las vallas perimetrales.
Bloqueo en Ceuta
La historia del guineano Elhadj se cierra de esta manera. Muerto en la misma ciudad en la que se suponía que iba a permanecer unos meses antes de su traslado a la península, como parte de los grupos que semanalmente marchan de Ceuta.
De esto también se quejaban ayer los argelinos, de que
tienen vetadas las salidas y de que las promesas de agilizar sus expedientes no fructifican. Muchos de sus documentos fueron destrozados durante el motín. “Estos son los papeles que han perdido, no han dejado nada: papeles rotos, ropa, ha habido intimidaciones”, añadieron, mostrando los pasaportes rotos y la documentación de asilo que ha sido destruida en la algarada de este fin de semana.
“Venimos aquí porque además hay personas que tienen asilo y llevan muchos meses esperando para salir. No tienen derechos, todos los derechos del asilo, de protección internacional, no los tienen. Estamos atrapados, no podemos ir a la península. Cuando caduque el asilo estas personas se van a quedar aquí sin nada. Somos argelinos, marroquíes, tunecinos… que tenemos familia, solo pedimos irnos a la península, salir de aquí”.
Por otro lado la delegada del Gobierno contactó ayer con el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y altos cargos del ministerio para buscar medidas que frenen los altercados en el CETI y facilitar la salida de argelinos. Ya son casi 300, un pico histórico en Ceuta.