Amin confiesa que no tuvo miedo. Debía llegar sí o sí hasta Ceuta y arrojarse al mar era su única oportunidad. En esa travesía le acompañaba Otman, de solo 20 años de edad. Murió prácticamente en sus brazos vencido ya por el frío.
Lo había conocido esa misma mañana, solo horas antes de empezar a escribirse una nueva tragedia en la frontera sur. Los dos argelinos, enfundados en trajes de neopreno, se echaron al agua para bordear el espigón del Tarajal junto a más inmigrantes.
“Éramos unos diez”, explica en una entrevista con El Faro de Ceuta. Escapaban de la Gendarmería Real marroquí cuyos agentes les perseguían con perros para interceptarlos.
A pesar de ese mar embravecido siguieron ruta porque mirar hacia atrás suponía su detención. “Otman no sabía nadar muy bien, le costaba”, explica Amin, aún conmovido por lo ocurrido.
48 horas después de escribirse esta nueva tragedia en la frontera sur, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) se ha convertido en el salvavidas para este superviviente.
Ya son 3 los cuerpos sin vida recuperados en el mar por la Guardia Civil en lo que va de enero, una cifra que evidencia el drama de una línea sorteada de forma constante por adultos y menores que solo buscan la escapada.
El goteo es permanente, las alertas de nadadores o de saltos aislados por el vallado marcan la agenda diaria de la Guardia Civil.
Solo algunos consiguen llegar hasta Ceuta. A unos 600 metros de la orilla terminaba este viernes la vida de Otman. Lo mató el frío.
“Íbamos nadando, él se iba a hundir pero yo lo sacaba como podía, intentaba mantenerlo pero se me iba”, explica Amin.
La hipotermia lo fue venciendo. En ese último instante de la vida, este joven argelino, a quien el lunes le practicarán la autopsia, encontró el apoyo de su improvisado amigo de periplo clandestino que le ayudó a rezar en el último suspiro.
Le orientó en la shahada, la declaración de fe en un único Dios. Su recitación es uno de los cinco pilares del Islam y en ese mar impracticable en el que el destino terminaba con la vida de un joven se pronunciaban esas palabras que dicen están grabadas en cada célula del cuerpo del ser humano: Ash hadu an la ilaha il-la Allah. Wa ash hadu an-na Muhammad, Rasulullah.
El oleaje los terminó separando. Amin explica que nunca dejó de ver el cuerpo de su amigo y que cuando logró llegar a la orilla, a la altura de Juan XXIII, alertó a unos guardias civiles de que su compañero seguía en el mar.
Mientras los agentes auxiliaban a este joven, se activó la salida de los GEAS y Servicio Marítimo para localizar al desaparecido, labores a las que se sumó Salvamento con medios marítimos y terrestres. Horas después se localizaba su cuerpo sin vida a la altura de Fuente Caballos.
Amin ve en la portada de El Faro las imágenes de una jornada trágica. En el centro del Jaral ha encontrado a otros argelinos que le apoyan en ese esfuerzo por asimilar lo ocurrido.
Su meta pasa ahora por reencontrarse con su mujer y dejar atrás la pesadilla de haber visto morir a un compatriota joven que aspiraba a superar el espigón.
El mismo viernes en el que Amin y Otman iniciaron travesía llegaron otros magrebíes a Ceuta siguiendo la temeraria ruta marítima.
La relación de tragedias que se producen a este lado del Estrecho engloba no solo las muertes sino también las desapariciones.
La comunidad argelina junto a la marroquí y la yemení es la que mayores casos de intentos de entrada protagoniza.
Las pérdidas de compañeros y la narración de duros episodios asociados a la inmigración no son veto para que sigan produciéndose escenas de auténtica lucha entre la vida y la muerte.
Se suceden en una ciudad frontera testigo de auténticos dramas. En los cementerios de Sidi Embarek y Santa Catalina descansan los restos de los fallecidos, muchos de ellos sin posibilidad de identificación cuyas familias nunca sabrán que terminaron sus vidas en una travesía convertida en una auténtica trampa.
Un grupo de jóvenes parte desde Marruecos para emprender ruta a Ceuta en una jornada adversa. En ese inicio de ruta es en donde se conocen Amin y Otman.
En torno a las doce del mediodía la Guardia Civil es informada de la presencia de nadadores, no es hasta las dos de la tarde cuando tiene lugar el hallazgo del cuerpo sin vida de Otman.
En lo que va de mes los GEAS de la Guardia Civil han localizado tres cuerpos sin vida en Ceuta. Uno se correspondía con el de un varón que llevaba un traje de neopreno muy singular por su estampado. No se le pudo identificar oficialmente pero portaba un documento que cuadra con una de las personas desaparecidas hace meses.
Al estar el cuerpo en avanzado estado de descomposición y ser imposible su reconocimiento, no podrá confirmarse si esa documentación era realmente suya.
El 5 de enero, en la playa del Sarchal era localizado el cuerpo sin vida de Ismail, un trabajador transfronterizo que trataba de volver a Ceuta y que murió prácticamente de frío en el mar.
Este viernes tenía lugar la muerte de este súbdito argelino.
En todos los casos el Laboratorio de Criminalística trabaja para lograr la identidad de los fallecidos para lo que es vital interponer una denuncia además de tomar las muestras de ADN de posibles familiares directos.
El hecho de portar documentación es determinante para conseguir identificaciones aunque las mismas sean de manera oficiosa pero ayudan a cerrar el ciclo del duelo.
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